miércoles, 20 de febrero de 2019

Especial para Horizontes...
 El origen del Carnaval y el Ánima de Sayula
Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

Origen de la fiesta.
El carnaval como ritual de la fertilidad debe ser analizado como una alegoría del espíritu de la abundancia. La tierra, el mundo vegetal, así como el mundo animal y humano, adormecidos por el letargo invernal necesitan revitalizarse mediante rituales específicos.  Existían en la Roma antigua tres tipos de fiesta de la fertilidad, las fiestas saturnalias, las fiestas lupercalias y las fiestas matronalias. Las fiestas lupercalias, serían el antecedente directo del carnaval europeo.
  El carnaval se celebra en países de tradición cristiana, en general dura 3 días y comienza según diferentes costumbres justo antes de la cuaresma o el jueves anterior al miércoles de ceniza   
"El origen de su celebración parece plausible de las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el dios romano del vino, las saturnales y las lupercales romanas o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto. Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se remontarían a Sumeria y Egipto antiguos, hace más de 5 mil años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa, siendo llevado a América por los navegantes españoles y portugueses a finales del siglo XV." 
"La primera mención de estas fiestas -aunque sin usar el nombre Carnaval- en la literatura española está en "El libro del buen amor" escrito alrededor de 1330 por Don Juan Ruiz Arcipreste de Hita. En un capítulo, describe la batalla entre Don Carnal -un hombre amante de los placeres mundanos- y Doña Cuaresma -una mujer recta, que evita las carnes rojas y cualquier exceso. Doña Cuaresma reta a Don Carnal a una batalla que terminará el Miércoles de Ceniza. Don Carnal llega con su ejército de bueyes, jabalíes, puercos, gallinas, becerros, cabras y demás carnes, para enfrentarse a Doña Cuaresma que viene acompañada de verduras, pescados y mariscos. El primer enfrentamiento termina en empate que Don Carnal celebra con un gran banquete. El exceso de comida y bebida le provoca al ejército una enorme pesadez y sueño. Doña Cuaresma, aprovechando la situación entra de noche en la tienda de su enemigo y lo hace prisionero. Ese mismo día, Miércoles de Ceniza, Don Carnal debe confesarse y empezar con la penitencia hasta que 40 días más tarde burla a su carcelero Don Ayuno y reúne a su ejército que entra triunfante el Domingo de resurrección. Doña Cuaresma huye la noche del Viernes Santo." 
El Carnaval es parte de la celebración del inicio de la primavera, pese a su origen pagano, durante la edad media fue retomado por la iglesia en Europa como una catarsis a la frustración social producto del monolito feudal de control social, dándose el fenómeno de la inversión: en el carnaval, los papeles de dominados y dominantes, en la sociedad de ese tiempo, se invertían de forma burlona; los patrones jerárquicos y roles sociales se trastocaban ritualmente. La iglesia celebraba pues, un desfile en que se imitaba la pompa del sequito de un obispo con niños que tomaban los papeles del prelado y su corte de forma chusca. Luego esto mismo pasó a ser realizado por adultos en comparsas por las calles donde los amos tomaban el papel de sus esclavos y estos eran servidos y atendidos en la fiesta por sus dueños en la misma actitud de parodia. Lo mismo pasaba en el papel social de los géneros, los hombres se disfrazaban de mujeres.
A esto se le conoció como La fiesta de los Locos. Esta inversión de privilegios, burla de los tabúes, torcimiento de reglas de la decencia y las buenas costumbres, era el canalizador del comportamiento socialmente peligroso y destructivo al que empujaba el rígido control de la iglesia y la nobleza, permitiendo de esta manera un desahogo de esa presión. Este quiebre del orden en el ámbito ritual, fortalecía, lejos de desestabilizar, el sistema de dominio feudal.
Durante la colonia en Sayula pudo bien utilizarse este método de catarsis respecto del control social por parte de la iglesia y el imperio español. La evidencia pudiese ser el vestigio que queda en las fiestas indígenas, concretamente en el ritual tradicional de las danzas indígenas; vivo hasta el día de hoy. En Sayula a los danzantes, ataviados como guerreros, formados en columnas militares mientras danzan, se les unen seres grotescos, miembros de estos mismos grupos de danzantes, pero caóticos, burlones y disfrazados con máscaras e indumentaria que parodian las jerarquías y el orden social, a los cuales se les denomina popularmente "Changos" o "Viejos de la Danza". Obviamente, este elemento en las danzas de Sayula es originalmente indígena; pero parece, efectivamente, también reducto de la inversión de roles sociales con origen en el carnaval o fiesta medieval europea de los locos. Lo anterior, la inversión de roles, se pudiera tomar como el antecedente más antiguo de las fiestas carnavalescas en Sayula, particularmente en las comparsas, que se remontaría a los inicios de la colonia. 
El Carnaval y el Ánima de Sayula.
De Acuerdo a la investigadora Clara Cisneros Michel, en 1937 en el carnaval de Sayula se organizaron por primera vez los festejos del entierro del Mal Humor . La festividad no es originaria de las fiestas de Sayula y se realiza en otros carnavales de su tipo en el país; pero, la particularidad estriba en unos versos octosílabos a manera de testamento que se leen antes que se dé "entierro" al Mal Humor en la plaza principal de la cabecera municipal: En los peldaños de acenso al Quiosco principal de la Plaza de Armas de Sayua, se incinera un ataúd de madera o cartón que contiene simbólicamente, los restos mortuorios del mal humor que pretende erradicar las fiestas. Gatos con cohetes amarrados a la  cola a los que se les prendía la mecha en determinado momento, saliendo estos del cajón mortuorio en estampida en todas direcciones, seguidos de gritos y detonación de otras pirotecnias (algo que por su extrema crueldad ya no se hace hoy en día en el Carnaval de Sayula), eran la metáfora del funeral del Mal Humor. Antes de esto, una caravana fúnebre encabezada por el ataúd citado, cargado por cuatro "Momias", seguidas por los dolientes, una turba de jóvenes disfrazados que arrojan petardos y llevan hasta el sitio señalado al "difunto"; peregrina por las calles de Sayula.
Al "entierro" lo antecede la lectura pública de estos versos que mesclan las tradicionales calaveritas del día de muertos a manera de epitafios o sentencia mortuorias y   las formas satíricas de los Versos del Ánima de Sayula, poema narrativo de versos octosílabos. El personaje principal de este poema narrativo del Ánima de Sayula escrito a finales del siglo XIX, atribuido a Teófilo Pedroza autor michoacano; Apolonio Aguilar, es retomado algunas veces como la encarnación del Mal Humor y otras como el compadre de este. Siguiendo la obra, el Mal Humor como personaje, será también el compadre José, que es quien en el poema se disfraza de ánima para jugarle la broma al tal  Apolonio.
Los versos del Testamento del Mal Humor, refieren a los principales personajes del municipio en ese momento determinado del tiempo en la historia de Sayula: autoridades civiles, militares, eclesiásticas y personajes de la vida social, económica o comercial de la región o el municipio, incluidos personajes populares. En ellos se hace sátira de estos, como deudos testamentarios del Mal Humor.
Bien apunta Clara Cisneros que estos versos al estar sujetos a un contexto regional y a una época determinada, pierden vigencia entre una generación y otra. Y el sentido que podrían tener para un sayulense, lo pierden para alguien ajeno a Sayula. Estos versos son muy íntimos en relación a Sayula, en ese sentido.
El Mal humor encarna lo que enoja a los sayulenses, como los versos del Ánima de Sayula; estos, en 1937, ofendían a los sayulenses por ser motivo de burla para los municipios vecinos. Se cuenta que, hasta muertes en riñas se dieron entre los soldados de 38º regimiento de caballería del Ejercito Mexicano que arribó a Sayula trayendo los citados versos del Ánima desde la ciudad de Zamora Michoacán (1924); y los vecinos de Sayula, a los que ofendieron dichos versos que estos desconocían hasta entonces. 
 Los versos del Mal Humor citan a la gente que detenta el poder político, económico o social en el municipio, aquellos que enoja a los sayulenses por sus abusos; tales, son los deudos del Mal Humor. Los personajes mal queridos del pueblo eran la comparsa de dolientes que aparecían en estos versos como personajes complementarios de la sátira; aunque en algunos casos se cita a alguien sólo por diversión, como en el caso de los personajes populares. Es pues, el Testamento del Mal Humor del Carnaval de Sayula, la burla de aquello que enoja al pueblo, una catarsis necesaria para comenzar el goce festivo de los tres días siguientes de Carnaval.  Versos del Mal Humor:
"En esta ciudad famosa
de mi compadre José,
con su gente valerosa
que hasta los fantasmas ve;
es costumbre en carnaval
y se toma con fervor,
para no sentirnos mal
enterrar el Mal Humor."
(Rodrigo Sánchez Sosa, "Cien años de Carnaval en Sayula". Inédito)
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