martes, 22 de febrero de 2022

 La política y la  literatura  (Aprendamos a leer)

Por Rodrigo Sánchez Sosa

Un muy buen amigo mío que decidió avecindase hace muy poco en Sayula, el maestro Jorge Curiel, un escritor jalisciense quien casó con una dama muy amable y apasionada lectora originaria del vecino Zapotlán admiradora de Juan José Arreola y Refugio Barragán de Toscano, ambos maestros; con una obra de exquisita calidad, cuyas novelas cortas como "Guadalajara Violenta" (1979)  y  "Gloria y ocaso de un grillo" (1998) , entre otras, que disfruté mucho, me anunció que terminó una novela corta sobre Sayula en días pasados. El maestro Curiel con el que hemos pasado amenas tardes conversando en su casa, originario de San Marcos, Jalisco, decidió en este poco tiempo, admirado por nuestro municipio, dedicar su pluma y atención a Sayula en su obra que seguramente le inspiró el barrió del Santuario donde vive que para mí, nunca se lo he preguntado a él, su quietud apacible resulta inmejorable para la inspiración y la creatividad quizá debido al misticismo que su virreinal convento franciscano  emana desde el marco del complejo del Santuario de Guadalupe. El talento del maestro reconocido por premios y re ediciones de sus obras, tristemente ignorado por la autoridad local encabezada una generación casi párvula de políticos adolecentes, seguramente nos dará cuenta del Sayula actual desde la literatura y la sensibilidad de este talentoso escritor. Cosa que se le agradece en todo lo que vale a don Jorge Curiel.


En Sayula lamentablemente hay poco de qué presumir en este aspecto fuera del monstruo internacional en este campo que es Juan Rulfo, y las glorias de las obras del afamado diplomático nacido en aquí Eduardo Luquín Romo. Se debe decir con pesar que hay poco o casi nada en la literatura contemporánea que destaque desde nuestro municipio. Germán Pintor, autor sayulense con dos obras solidas y una trayectoria en la docencia que lo hacen destacable y algunos talentos locales, estos últimos con obras que apenas han trascendido el municipio y premios de concursos en la región, son las cartas que nuestra localidad podría esgrimir en este respecto. Fuera de allí y paradójicamente en la cuna de uno de los escritores más importantes de México en los últimos 100 años, Rulfo, no hay nada. La gente en Sayula lee poco y mal, lo cual es fatal a la hora de enfrentar un tiempo como el que vivimos de noticias falsas y manipulación mediática en redes.

Nuestros semanarios locales, hoy en decadencia,  que alguna vez nos dieron el honor de ser uno de los municipios de Jalisco donde se editaban más periódicos, más que en la propia zona metropolitana de Guadalajara, cada vez reducen más su tiraje ante las bajas ventas. Mayoritariamente estos han sido medios que privilegian el periodismo de opinión (nunca se pudo hacer una investigación periodística documentada y sustentable más allá de lo básico). La vida pública de Sayula se ha alimentado de opiniones  excelentes, buenas, malas, regulares y pésimas a través del tiempo desde semanarios en la misma gama de  calidad, desde hace más de 50 años. 

Podemos con justa razón decir que el periodismo de opinión es una forma literaria en sí misma, un ensayo político. Lo cual sin duda tiene su merito pero que, se limita al habito de la lectura del que escribe y al conocimiento literario del mismo. Hoy en día, en nuestro municipio, está en decadencia y a punto de desaparecer el formato impreso del periodismo local siendo substituido por las plataformas de redes sociales en formatos mayoritariamente de vídeo, foto y los llamados "memes". Paradójicamente en menos de un año se presentarán tres libros de escritores locales en Sayula, algo inédito hasta donde sé en la historia de nuestra comunidad, dos de ellos escritos por periodistas sayulenses son sobre la  historia local y uno de narrativa. Pese a ello, indiscutiblemente son las redes sociales las que moldean el imaginario colectivo y lo público en Sayula, y no la literatura; algo que, como veremos a continuación explica la decadencia cultural y política en nuestro entorno que es muy evidente. Sayula produce qué leer, sin duda, bueno, malo, regular, pésimo y  extraordinario, pero, la gente no lee y si lee poco entiende, lamentable para nuestra comunidad. Por ello, aquellos que se ocupan en plasmarnos literariamente a los sayulenses, como el maestro Curiel con su tablas en el oficio, o los que hacen el esfuerzo a pesar de que ello no es redituable y la mayoría de las veces al contrario le invierten dinero de su propio bolsillo, les debemos un agradecimiento independientemente de cualquier cosa, ellos nos dan herramientas para comprendernos y comprender lo que vivimos hoy en este país.

"…en 1588 se produjo en Inglaterra y Gales un intento relativamente exitoso de intoxicación de la opinión pública…esta disputa dialéctica a través de panfletos publicados anónimamente y que se insertaron en el ambiente de enfrentamientos doctrinales religiosos frecuentes en la Europa de la época  han pasado a la historia por constituir un ejemplo muy temprano del uso de la producción de fake news (noticias falsas) como forma de intoxicar con información cuando menos equívoca a la opinión pública. Pocos años después de esta disputa surgió también en Inglaterra la llamada Guerra de los Panfletos, que supuso la consolidación de esta técnica de persuasión basada en textos las más de las veces no contrastados, adictivos y equívocos, cuando no directamente falsos. Como ahora, estos primitivos bulos se basaban en proporcionar al público lo que se sabía que esperaba, aquello que le tranquilizaba y que se acomodaba mejor a su estado de ánimo y de pensamiento. Y curiosamente, durante los años de estas disputas en las que la verdad era sacrificada en aras de la persuasión, el filósofo italiano Giordano Bruno  (1585) introdujo la expresión (bien conocida en español) "se non è vero, è molto ben trovato". Dicho de otra forma, si no es verdad, cuéntalo de modo que lo parezca. La pregunta es: dado que estamos siendo bombardeados hoy por los enemigos del cambio en México (por los sátrapas locales que a fuerza de selfies en facebook y obras públicas ridículas de relumbrón quieren gobernar y perpetuar su incompetencia y mediocridad outfit) por múltiples campañas de intoxicación informativa, ¿podemos hacer algo? ¿Hay salvación? ¿Existe antídoto para librarnos de esta lacra? La respuesta, breve y descorazonadora, es que no hay solución mágica, no hay Bálsamo de Fierabrás, que nos permita permanecer inmunes a estos ataques a la razón y a la ética. Esta es la mala noticia. La buena: que sí existen soluciones parciales que, si no eliminan por completo el peligro, sí disminuyen mucho -en algunos casos casi totalmente- el daño.

El problema no es, como algunos apocalípticos pretenden, el internet, lo que nos llega por la redes. Hay numerosas fuentes fiables en internet. Es fácil de entender que, si las personas que nos informan tienen nombre y cara, y trabajan o colaboran con alguna institución fiable de educación, investigación y/o cultura, las posibilidades de estar accediendo a información veraz son muy altas. Pero, ¿y si no tenemos esa pista casi definitiva? ¿Cómo aprender a leer de modo que podamos penetrar las auténticas intenciones de la información que nos llega. En este sentido conviene enfatizar que la proliferación de desinformación no es sino una manifestación más, si bien central, de la progresiva destrucción del componente ético de la comunidad. A remediar esto, y a aprender a leer, puede contribuir decisivamente la  literatura. La capacidad de comprensión discursiva y el conocimiento del mundo que nos proporciona la lectura, la de la obra de Graham Greene o Miguel de Cervantes, la de Olga Tokarczuk o Bob Dylan, constituye un primer antídoto contra totalitarismos, discursos monológicos y consensos impuestos por sistemas opresivos e injustos. Sabemos que Horacio en su Ars Poetica definió el propósito de la literatura como el de enseñar y deleitar, y que el poeta inglés Sir Philip Sidney añadió a esta función un componente ético: mover a los lectores hacia la virtud, algo que es incompatible con el engaño o la información falsa. En la actualidad, el experto en literatura comparada chino Nie Zhenzhao, a través de su crítica literaria ética, afirma en una entrevista que leer literatura "permite a los seres humanos cosechar una forma de ilustración moral, ayudándoles así a realizar mejores elecciones éticas". La literatura, añade Zhenzhao de forma categórica, "es básicamente una guía para la formación moral de la humanidad".

En definitiva, estamos enfatizando la capacidad de la literatura para cambiar la sociedad en la que se inserta. Y este cambio se realiza a través del efecto que los textos literarios puedan tener en cada uno de los miembros de estas sociedades y de las estrategias que éstos ayudan a desarrollar, algo que ninguna otra actividad permite. A esta potenciación de las posibilidades éticas del texto literario deben contribuir, de forma inevitable para que resulte efectiva y no se convierta en otra forma de manipulación, el crítico literario y, casi con más relevancia, el profesor de literatura. Su tarea es fundamental: contribuyendo a expandir los horizontes mentales de los lectores/estudiantes, señalando la posibilidad de generar una diversidad de significados en cada mensaje, enseñando a reflexionar sobre la postura del Otro y sobre la nuestra, negándose a considerar las soluciones más sencillas -por cómodas que resulten-, y mostrando cómo se pueden y se deben desmenuzar los mensajes aparentemente más inocentes e inocuos, a pesar de su aparente y engañosa simplicidad. La lectura literaria nos ayudará a descubrir la mentira, fomentando la crítica, separando el trigo de la paja. En suma, y como ya dejó escrito Antonio Machado, aprendiendo a distinguir "las voces de los ecos"" 

(Jesús López-Peláez C. y  Beatriz Valverde Jiménez, "Como la literatura nos ayuda frente a la postverdad", Revistas digital Ethic, febrero 2022 )






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