martes, 12 de abril de 2022

 El barrio de San Miguel en Sayula,

una identidad centenaria

Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

Fue el 10 de septiembre de 1598 cuando se formalizaron como tales los primeros barrios indígenas en el Sayula español, bajo el plan de congregación, derivado de una ley de la Corona española para reubicar a los indígenas en comunidades bajo el nuevo orden político, económico y religioso (Leyes de Burgos, para el buen regimiento y tratamiento de los indios en las colonias), de fines del siglo XVI y principios del siglo XII, ideada por el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey y marqués de Montesclaros, durante los años 1590 a 1645. Indígenas y españoles en Sayula estaban separados por esta ley en la ya mencionada figura de la república de indios y su contraparte, la república de españoles. Los indígenas en sus barrios, subdivisión de la figura legal de la república de indios, tenían sus propios jueces, alcaldes y regidores, es decir, su propio orden político-religioso.49 Eran comunidades cuyo centro era la capilla de indios, donde se realizaban el culto a una imagen dada en custodia, para lo cual se organizaban en cofradías administradas por priostes y mayordomos, como ya veíamos. Para el periodo citado, los barrios indígenas que existían en Sayula fueron siete, según esta investigación reciente:


 "Convertidos los indios a la nueva religión [durante la colonia en Sayula], comenzaron a construir capillas por diversos rumbos, tomando casi siempre el barrio el nombre de la capilla en él ubicada, así se dividió la población en siete barrios indígenas, cada uno con su alcalde de naturales como sigue: Barrio del Espíritu Santo, cuya capilla estaba en la calle Venustiano Carranza frontera al Parque Infantil de San Miguel. Barrio del Sacramento, quedaba la capilla en la tercera cuadra de la calle Juárez, hoy Jardín de Niños Manuel Ávila Camacho. Barrio de San Lucas, con su capilla donde hoy se encuentra, aunque humilde de pequeñas proporciones. Barrio de San Mateo, capilla situada en la segunda cuadra de la calle Venustiano Carranza... Barrio de San Marcos, capilla en la esquina suroeste de las calles Santos Degollado y González Ortega, donde hoy se encuentra la escuela primaria Justo Sierra. Barrio de Adviento, capilla rumbo al hoy conocido como de la Ascensión o de Belén… Barrio de la Pasión, capilla ubicada antes de la Cruz Blanca por la calzada Manuel Ávila Camacho Oriente…Todas estas capillas datan del siglo XVI…" (Pedro Villalvazo López)

Don Federico Munguía Cárdenas, cronista emérito de Sayula, suma para el mismo periodo, la capilla de la Virgen de Guadalupe:

"La capilla de indios dedicada a la Virgen de Guadalupe, situada a los pies del cerrito del Calvario que, al parecer, data del siglo XVI…"

De acuerdo a estas crónicas, el barrio de San Miguel, muy posiblemente al finalizar la independencia de México (1821) y en un nuevo orden políticoterritorial del municipio, fusionó dos barrios de la colonia para formar el territorio de lo que hoy es San Miguel: el antiguo barrio indígena del Espíritu Santo, cuya capilla estaba al lado del terreno donde estuvieron los juegos infantiles de esta comunidad (apenas construidos en el siglo pasado), en el cruce del callejón conocido como de San Miguel -donde están los Murales…- con la calle hoy Venustiano Carranza; y el barrio de San Mateo, cuya capilla estaba en el lugar que ocupa hoy un taller mecánico, propiedad de la familia del señor Marcelino Torres Carrillo, más conocido en esta comunidad como el Rubio, expresidente municipal y vecino del barrio, ya finado. Esta última tiene en comodato del municipio dicho predio sobre la calle de Venustiano Carranza, entre las calles actuales de Daniel Larios y Constitución. Surgido, como ya vimos, de la unión de dos barrios del siglo XVI, se desconoce el nombre del barrio de San Miguel durante la primera mitad del siglo XIX, en el correr del proceso insurgente y los primeros decenios de la independencia de México, pues hasta 1850 se tienen datos de su capilla. La unión de los dos barrios para formar San Miguel tiene sentido por la forma en que se delimita el territorio de este con respecto a los barrios vecinos hasta el día de hoy, como lo sugiere la tradición oral. Los vecinos de San Miguel no reconocen su barrio hacia el norte, más allá de la acera sur de la calle Constitución, a partir de la calle de Venustiano Carranza hasta la actual calle de Pedro Moreno, acera poniente, donde comenzaría el barrio de San Sebastián; al oriente, la línea divisoria del barrio reconoce la calle de Pedro Moreno hasta la calle Constitución; y en la tercera cuadra de la calle de Daniel Larios, esquina con la de Pedro Moreno, esta hace escuadra hacia el oriente, sin reconocer las manzanas de predios ni la acera al norte, hasta finalizar en la cuarta cuadra de esa calle, donde era el límite de la población en ese periodo. Hacía el sur, el barrio partía de la misma calle Constitución, desde la esquina con la calle de Pedro Moreno y la esquina con calle de Venustiano Carranza hasta la calle de Josefa Ortiz de Domínguez, a la altura del campo de futbol del equipo Juventud y la esquina conocida localmente como del Guaje; y por la calle de Daniel Larios, en su esquina con la calle de Quintana Roo hasta la altura del mismo campo del equipo Juventud; y desde su esquina con la calle de Juárez hasta la actual calle de Aquiles Serdán, donde comenzaban las pitayeras y los predios rústicos al sur, y terminaba la zona habitada del Sayula de ese entonces. Al poniente, los límites estaban sobre la calle de Venustiano Carranza, en su acera poniente, desde su esquina con la calle Constitución. Este trazo hacía otra escuadra sobre Daniel Larios hasta la calle de Juárez -sin reconocer la acera norte ni los bloques de predios hacia esa dirección- y desde allí al sur hasta finalizar en la calle de Aquiles Serdán -sin reconocer la acera poniente de la Calle Juárez-, donde comenzaban los predios rústicos y las pitayeras, a la altura de la Cruz Verde (calle de Aquiles Serdán esquina Vallarta), conocida entonces como la Cruz del Camino a Apango. San Miguel tenía fronteras, según esta descripción: al norte, con el barrio del centro y San Sebastián; al oriente y al sur, con los límites del pueblo; y al poniente, con el barrio de la Candelaria, antes barrios del Sacramento y San Marcos. 

Es importante señalar que no se tienen noticias del barrio de San Sebastián antes de 1817, cuando se fincó la capilla antigua; aunque, a decir de don Pedro Villalvazo en su investigación sobre templos y capillas del Sayula, debió existir en un terreno cercano a la Cruz Blanca, algo poco probable, porque durante la colonia los límites habitacionales estaban muy lejos de ese punto, por lo que si existió tal ermita, no era centro de un barrio. No olvidemos que los límites de Sayula estaban entonces muy lejos de allí, las 600 varas al oriente, en la esquina de la actual calle de Pedro Moreno y de Ávila Camacho. El barrio de la Pasión, que menciona don Pedro como del siglo XVI, podría tratarse de una ermita sin barrio, como en el caso de Santa Inés, que fue un barrio sin ermita en ese periodo. Así pues, parte de este barrio de San Sebastián podría haber pertenecido a lo que fue el barrio de San Mateo durante el virreinato y hasta casi la consumación de la Independencia y, una vez que se dio la unión entre los barrios de San Mateo y del Espíritu Santo para formar el de San Miguel, parte de San Mateo, al oriente, se convirtió en el barrio de San Sebastián. Eso explicaría los límites accidentados entre estos barrios y las dudas sobre qué partes del vecindario en sus líneas divisorias pertenecen a uno o a otro… 

 Apenas superada la primera mitad del siglo xix, se sabe que la imagen de San Miguel Arcángel ya se veneraba, en forma, en una capilla bien acondicionada para el culto en el barrio que hoy lleva ese nombre. Esta imagen llegó a Sayula traída por un vecino; se desconoce su origen exacto. Por su factura, la imagen parece haber sido fabricada durante la colonia, y se ignora si sucedió en el país o en España. De acuerdo con don Federico Munguía, consta en archivos parroquiales del siglo xix que un lego franciscano, de nombre Juan, al que la gente del barrio apodó el Sonso -por haber sido una persona de buen carácter y tranquilo semblante, del que algunos se aprovechaban- trajo, sin saberse de dónde, la imagen de San Miguel, a la que le rendía culto en su propia casa, y que luego de su muerte donó al barrio para que se le levantara una capilla. Si en 1872 esta capilla ya estaba en forma y funcionando, significa que al menos la donación a la muerte del lego Juan el Sonso ocurrió diez años antes. No hay datos de cuánto tiempo vivió el lego en ese barrio, pero podrían haber sido entre 20 y 30 años, por lo que su llegada al barrio hoy de san Miguel, debió ocurrir alrededor de 1840 o el decenio anterior, incluso entre 1810 y 1820. Por aquellas fechas, durante los primeros años del México independiente, los reacomodos políticos y el reordenamiento territorial que siguieron, al margen de la antigua división colonial de los barrios en Sayula, surgiría el barrio de San Miguel como tal… (Fragmento del libro "Los Murales del Barrio de san Miguel" de Rodrigo Sánchez Sosa, presentado en la FIL, feria internacional del libro de Guadalajara 2021)

 


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