domingo, 8 de noviembre de 2015

Entre el Sarape y la Capa


        Por Federico González Alfaro

Ahora toca el turno a los caballeros, hablemos de una prenda básica del hombre de campo en México, al menos, hasta el siglo pasado. Actualmente considerada parte indispensable en la vestimenta del charro mexicano, el Sarape.
Es una prenda rectangular conformada por dos lienzos unidos por una costura, algunas veces se deja de coser una porción central que sirve como abertura para pasar la cabeza. Se teje desde sus orígenes en telar de pedales y se hace con urdimbre de algodón o de lana.
Los adornos, son básicamente triángulos, rombos y óvalos agrupados en medallones, por su tamaño, también es considerado una cobija. Del sarape, surgió el jorongo y los gabanes, los cuales son similares en su estructura, sin embargo, son mucho más pequeños que el sarape.
En crónicas del s.XVII de Alfonso de Ciudad Real, se le describe como una prenda textil muy impermeable, que bien podía rivalizar con las mangas de caucho de los portugueses, estas mangas de tela impermeable, se hacían, sumergiendo el textil en caucho coagulado, después, en una rueda de paletas de madera se batía en medio del humo producido por una hoguera hasta obtener una tela impermeable que causo admiración y sorpresa en el mundo, algunos la consideraban hasta un acto de brujería.
El sarape, es mestizo como el rebozo, es un híbrido entre el Tilmtli (tilma) o Cuachtli mexicano y la capa española. Su mayor florecimiento corresponde al s. XVIII y XIX gracias a los famosos sarapes de Saltillo. En la actualidad, los más importantes centros saraperos del país son los de San Francisco Yanacatin y Chinconcuac en el Edo. de México, San Miguel Allende Gto., Teutitlan del Valle Oax., Jocotepec y Tapalpa en Jalisco.
El Cuachtli, era una manta de varios tamaños, considerado como una clase de símbolo monetario en el México prehispánico, en el códice de Tudela del s. XVI, se le menciona como moneda de uso común. Fray Bernardino de Sahagún, en su historia general de las cosas de la Nueva España nos narra que los Cuachtlis, eran un símbolo de estatus social, servían para pagar tributos y para comerciar cualquier tipo de mercancías, los gobernantes, vestían unos cuachtlis adornados con plumas de aguila, mientras que para el resto, servían como un cheque al portador.
Para los caballeros españoles desde la época colonial, las capas son más que una prenda de vestir, en España, aún en nuestros días, los caballeros  dicen:
"El abrigo se pone, la capa se lleva"
La capa española más famosa, la de Béjar, tiene sus orígenes hace más de 600 años en el margen del río que le dio su nombre, es una prenda de lana muy fina abierta por delante, se sujeta al cuello y cubre casi todo el cuerpo ensanchándose gradualmente en la parte inferior.
La capa era signo y medida exterior de linaje, en cuanto más corta, mayor linaje. Al Rey le remataba en la cintura, a los nobles, militares de alto rango y ministros de la iglesia, les remataba a medio muslo, para los comerciantes, campesinos, artesanos, licenciados, sacerdotes y resto de hombres de bien a la rodilla, finalmente, a los delincuentes les remataba a los tobillos.
Actualmente, a todos los caballeros, la capa les debe llegar a la rodilla, incluido el Rey. Se cortan a la medida.
Juan José Arreola, era un caballero que como se dice en España: "Llevaba capa"
El charro mexicano, "lleva el sarape como los caballeros españoles llevan la capa", con elegancia y rematado a la rodilla.
Con mi padre ciudadano español y con un abuelo Charro, hacen que con ambas prendas me sienta identificado.
  "El sarape y la capa se LLEVAN" no se ponen.

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