domingo, 8 de noviembre de 2015

LA POLITICA DESDE GAYOLA
Por Rodrigo Sànchez Sosa

La oportunidad que esta nación tiene para un cambio verdadero que trastoque la realidad que vivimos, se diluye en un contexto cada vez más frívolo e utilitario. No parece ser el fin de ninguna plataforma política nacional, estatal o municipal el poner en tela de juicio el sistema económico que se nos impone desde el exterior, todas y cada una de las políticas que se practican en el suelo patrio, por decirlo de una forma poética, carecen de dignidad y honor.
    Las medidas tomadas en los distintos rubros, tanto de la administración pública, la impartición de justicia como de las políticas de estado, obedecen a un único paradigma: el ajeno.  La forma de enfrentar la realidad de esta visión exótica, que nos llega desde el pensamiento de un primer mundo que vive una etapa tardía del capitalismo, no tiene como fin acomodarse a y resolver nuestras necesidades, que son muchas, sino el alargar la etapa agónica de un sistema caduco e insustentable, que requiere la lógica de la inmediatez y superficialidad del narcisismo consumista de las masas.
     Resulta ocioso hablar de los efectos de éste sistema en otras partes del mundo, es muy conocido a estas alturas de la globalización, los cientos de millones de desplazados en todo el planeta por motivos económicos, auspiciado por la depredación de continentes enteros, primero por el saqueo colonialista y luego  por la explotación desproporcionada de los recursos naturales de esas tierras en nombre del "progreso" occidental.
    El vacio existencial, la infelicidad, la depresión y las adicciones, en los países de primer mundo, es la cara opuesta de la moneda del llamado "progreso" económico, que evidencia claramente que el modelo económico del cual estamos disertando, el capitalismo tardío, el neoliberalismo o el sistema de mercado, es no sólo una falacia económica o fraude financiero, sino un espejismo histórico-existencial  para el hombre.
   Por más que parezca tener sólidos valores conservadores que refieren al esfuerzo, la creatividad, la iniciativa y la auto superación, no  son más que slogans con que se vende este cuento.  El espejismo es tal, que no aceptarlo como verdad nos coloca fuera de la normalidad, por más inconsistente, irracional y hasta moralmente reprobable que pueda llegar a ser ¿Qué más repulsivo para el hombre que aceptar que todo tiene un precio y es susceptible de ser vendido, con el único fin de obtener el máximo de ganancia? ¿Qué más ilógico irracional que contaminar el medio ambiente con el miso propósito? ¿Qué más contradictorio que creer que éste es el único sistema viable para la humanidad? ¿Qué más estúpido que pensar que la renuncia a la creatividad, el esfuerzo, la iniciativa y la superación en favor del "sistema único" de producción, es lo más coherente, normal y lógico? ¿Qué hay más tonto que creer que al hombre se le han agotado las ideas y las opciones de sobrevivir fuera de la lógica capitalista? Los discursos hipócritas del sistema a favor de la libertad, la democracia y la igualdad, no es más que retórica que insulta la inteligencia y dignidad humanas.
     Suelen responder a los críticos los defensores y difusores del neoliberalismo y el capitalismo de mercado, sintiéndose no solo dueños de la verdad sino del mundo; que en vez de criticar se proponga. Este pensamiento fundamentalista y fanático de la ganancia a cualquier costo, no aceptará nunca alternativas fuera de sus parámetros, proponer es para estos, hacer variantes del mismo modelo, utilizar sus mismos axiomas y por lo tanto llegar a sus mismos supuestos. El pensamiento totalitario no acepta la alteridad. Es sencillos: o se está con ellos o se está contra ellos, como lo han dicho sus lideres políticos en más de una ocasión esgrimiendo su poder militar y su aparato mediático de control de masas.
    La lucha altermundista que tuvo su auge en el primer decenio de este siglo, poco ha poco se ha desgastado, y sus facciones se han radicalizado, tanto que han terminado por ser discursos anti sistémicos igual de fundamentalistas y necios que su contra parte, facilitando su destrucción y aislamiento al ser exhibidos por el sistema como terroristas e irracionales.
Los gobiernos de varios países, que en el último decenio del siglo pasado y el primero del presente, en el mundo, trataron de romper la hegemonía de occidente, hoy son puestos de rodillas por el sistema o exhibidos maximizando sus fracasos o satanizando sus errores. Sin embargo, una contradicción se auto descalifica y anula por si sola, éste sistema capitalista se auto destruye y al mismo tiempo destruye al hombre y a la naturaleza, sus enemigos son tautológicos en sus descalificaciones y por desgracia su resistencia se implemente en el campo de la lógica del sistema, la oportunidad de desmantelarlo es nula, apenas si se le daña, y nada grave es el daño, como vemos, que no pueda el sistema revertir. Nuestro país está lejos de cualquier intento por resistir o cuestionar las imposiciones del sistema global, nuestro gobierno nos entrega traicionera e ignorantemente a él.
    El "progreso" es una falsedad, la democracia mero circo y la libertad una leyenda urbana, y todo ello, el cebo con el que nos atraen a la trampa.
La guerra contra el narcotráfico, uno de los bastiones de financiamiento del sistema capitalista global, no ha terminado con la producción y el tráfico, al contrario, en México desde 2006 se ha incrementado, al igual que la violencia e inseguridad, por lo que se puede ver, esto es un fracaso.
      En el mismo tenor, nada se ha hecho por combatir al narco en sus finanzas, sus ganancias siguen alimentando el sistema capitalista global, y es ya un negocio en los cinco continentes, eso hace que el dinero que produce el narco, al menos en México se intocable. Pero no solo se debe hablar del narco como negocio, lo es también la corrupción, el tráfico de personas y armas, los narco corridos y los giros restringidos; todo una red, donde el dinero sucio se blanquea luego de producirse. Dinero que sube la pirámide hasta los extractos exclusivos, hasta las elites, las dinastías corporativas, los políticos poderosos y todo aquél que corona la cúspide de esta red de complicidades. Dinero que será desperdiciado en lujos improductivos y suntuosas propiedades que no reditúan en la cadena productiva de alimentos, ropa y refugio que permite al hombre sobrevivir en este planeta. Por ello concluimos que es falso el cacareado "progreso" e inmoral lo que del mundo se está haciendo con ello. Si su producto es muerte, hambre, sufrimiento y violencia, nadie nos puede convencer que es éste el único sistema de producción viable para la humanidad, por más solemne y sofisticado que intente parecer. El silogismo es rudimentario: "Todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre, por lo tanto…".

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