martes, 10 de noviembre de 2015

Especial para Horizontes...


El pasado colonial de Sayula frente al reto


del Siglo XXI

Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa

Nuestro pasado colonial influye de forma importante en lo que hoy somos, sobre todo en nuestra forma de ver la realidad en su totalidad, es decir en nuestra identidad cultural como pueblo, el llamado sentido común, los valores morales sociales y políticos tienen su origen en la etapa colonial, cuando nace el pueblo mexicano como producto de mestizaje mayoritariamente indígena y español, de allí la importancia de analizar este periodo de nuestra historia, como se analiza en psicoanálisis la infancia de una persona para ahondar en su personalidad y permitirle a esta conocerse más así misma, ayudándole a tomar decisiones en cuanto a su problemática actual.
Si uno desconoce su pasado, se desconoce así mismo, más en el caso de los pueblos, donde, como sucede con los particulares, los mitos, las fantasías y las inexactitudes alteran considerablemente el destino y las oportunidades. A lo largo de estas entregas hemos viajado por el Sayula colonial tratando de poner frente al lector el pasado de una ciudad como Sayula, develando algunos mitos e inexactitudes en base a archivos y documentos, de ese pasado colonial donde nace lo que fuera la joya colonial de occidente hoy casi ruinas de ese esplendor. El fin es, proporcionar un elemento de debate y análisis substituyendo la mera historiografía que por definición es ajena a estos propósitos, para animar un análisis más a fondo de la identidad local.
Hemos puesto el acento en el periodo colonial en el entendido que fue la colonia y no la época prehispánica la que definió la identidad de esta ciudad y sus habitantes, al menos de forma contundente y definitiva hasta la fecha, por la razones aquí expuestas anteriormente. El romanticismo del Tzaulán indígena como antecedente al actual Sayula, es un mito sin sustento, como otros muchos, producto de contextos políticos del pasado y modas snobs locales, cuando no de la simple ignorancia y desinformación. En mi intento fallido por encontrar descendientes de los primeros colonos europeos entre las familias actuales en Sayula, tuve que aceptar que después de 470 años, esto no era posible porque habían desaparecido.
Nada claro saqué de algunas entrevistas con personas de las familias más viejas de Sayula. La mayoría de ellas migraron aquí entre fines del siglo XVIII y el siglo XIX. Las tradicionales familias de terratenientes sayulenses de finales del siglo XIX y el siglo XX, son descendientes de las anteriores, cuando no de administradores, capataces y empleados de estos que terminaron adjudicándose parte o la totalidad de la fortuna de sus antiguos patrones, y adoptando su estilo de vida, aprovechando las coyunturas sociales y políticas de algún periodo de la historia de México o la región, como la guerra de reforma, la revolución o la cristiada. Incluso, en las entrevistas que mencionó, se me habló de líderes revolucionarios y cristeros que saquearon la región y de allí hicieron su fortuna, para luego avecindarse en Sayula, convirtiéndose luego en prósperos comerciantes, hacendados o productores agrícolas. Estos, junto con los primeros, formaron durante los últimos 150 años, las familias de clase alta en Sayula, hicieron alianza por medio de matrimonios arreglados con otras familias poderosas de la región, juntando haciendas y acaparando la producción ganadera, de maíz, sorgo, frijol y otros insumos del regionales.
De los genes españoles, nada. Salvo, las formas y valores un tonto cuanto modificados, algunos grotescamente otros preservados tal cual, que les permitieron ejercer el poder y ostentarse como herederos de la clase europea que alguna vez tuvo el poder en la antigua Provincia de Ávalos, y así legitimarse. No hay un solo descendiente directo de criollos o peninsulares del siglo XVI o XVII en Sayula actual, aunque no falta quien se permita la osadía de insinuar tal cosa para si y su familia, esto sin base alguna; tanto que, se cuenta de al menos dos familias locales que trataron de formalizar su ascendencia española y reclamar ciudadanía ibérica hace unos 40 años, fracasando totalmente el intento de una y lográndolo a medias otra, esto último porque sus parientes españoles, no eran de la nobleza como ellos esperaban. Sin duda lo que queda de la herencia española del primer Sayula, entre las familias antiguas de clase alta de Sayula hoy, son las formas y valores, producto de un mundo desconocido para ellos.
Lo demás es necio egoísmo y hasta podría rayar en clasismo o racismo, parte de esos mismos valores heredados que ni siquiera en el imperio de Carlos V, un erasmista confeso, eran bien vistos. Estas pretensiones nobiliarias de la clase alta sayulense han tergiversado la historia e información de la fundación y proceso histórico de la ciudad y comunidad de Sayula, de una u otra manera, legándonos un mito que se complementa con una historiografía con pretensiones de historia y a modo. No es de extrañar pues, que la identidad se pierda en esa confrontación social de la clase alta con las clases sometidas, que ven la identidad que propone la primera como una imposición con la que no se identifican, y que trae como consecuencia un desprecio por el pasado que se manifiesta en el poco respeto por la herencia colonial y hasta prehispánica en Sayula. Todo lo anterior, el sayulense común lo compensa con las tradiciones religiosas y la identidad de barrios y oficios, que nada tiene que ver con el orgullo nobiliario de una clase alta identificada con una herencia española que entiende a medias; persistiendo así, con la citada variante, la dialéctica social de la colonial: Español-Indio. Éste último refugiándose en la tradición y en lo pío de la religión para preservar su identidad. Irónicamente, podríamos decir, especular, no sin bases creíbles que, es más fácil encontrar familias de ascendencia directa indígena entre la clase popular del actual Sayula, que españolas.
El movimiento dialectico de la ciudad de Sayula, en relación con sus habitantes, nos impone una síntesis, y podemos decir que los valores antagónicos de las clases altas y populares de Sayula, se han mesclado a lo largo de los años; sin embargo, como es lógico, los valores de los poderosos se imponen. De allí que daremos voz a Carlos Fuetes, para que nos explique de dónde proceden estos valores que forman parte de la identidad del pueblo de Sayula y de todo México, que se gestaron durante la colonia, en particular, los valores sociales relacionados con la economía y formas de producción:
"Las enormes inyecciones de metales preciosos españoles provenientes de sus colonias en el Nuevo Mundo, en el siglo XVI, revolucionaron la economía europea, trayendo inflación, altos precios, una demanda creciente y un florecimiento de la empresas bancarias en Europa, muchas de ellas acreedoras de la monarquía española y dispuestas a extender generosos préstamos a Felipe II (sucesor de Carlos V que murió después de abdicar a favor de su hijo en 1558), garantizados por el flujo de oro y plata proveniente de las minas españolas en Zacatecas y Potosí. El contrabando en España se volvió una empresa generalizada y lucrativa.
Durante éste tiempo, el norte de Europa comenzó su espectacular etapa de acumulación de capital. España aunque era la fuente del tesoro del nuevo mundo se convirtió en mero intermediario, privándose de capital y capitalistas modernos, obligada a importar manufacturas caras y exportar materia prima barata…una sencilla estadística resulta elocuente. En 1692, de acuerdo al economista español Alonso de Carranza, 75% del oro y plata de las minas de la América española, estaba concentrada en tan solo cuatro ciudades europeas: Londres, Amberes, Ámsterdam y Ruan…las más importante monarquía católica terminó, irónicamente por financiar, sin quererlo, a sus enemigos protestantes.
España capitalizó a Europa mientras se descapitalizaba así misma. Luís XIV de Francia lo dijo de manera más clara; "Vendámosle bienes manufacturados a España, y cobrémosle con oro y plata". España era pobre porque España era rica…en cierto modo, España se convirtió en la colonia de la Europa capitalista, y nosotros, también en cierto modo, nos convertimos en colonia de una colonia. Desde nuestra fundación, fuimos dos entidades muy distintas: lo que aparentábamos ser y lo que realmente éramos…"
¿Nos suena a conocido? Claro, es algo que toda la región de América Latina ha experimentado, particularmente México: el saqueo de recursos y la importación de manufacturas caras (exportamos petróleo barato y compramos gasolina cara; exportamos comida barata y exportamos tecnología cara; el contrabando se ha vuelto una empresa generalizada y lucrativa.). Lo anterior no es producto sólo de la victimización económica y financiera que a lo largo de los siglos hemos sufrido como países de herencia hispana, sino de nuestros valores de origen español, que inciden hasta en nuestra vida cotidiana y concepción moral.
"Para España, todo lo que brilla es oro, y mientras el oro fluya de las minas inagotables del Nuevo Mundo, España mantendrá la parafernalia del imperio, su negocio, pero también su ocio…"
La apariencia es más importante que la realidad en nuestro sistema de valores. Aparentar para nosotros es natural. Puede que las familias que tuvieron por mucho tiempo el poder económico en Sayula, no produjeran nada, sino explotación de personas y tierras, valorando su ocio como un derecho de su estatus nobiliario y dilapidando el esfuerzo común en ostentación y suntuosidad para crear apariencia. Éste valor se identificó en Sayula por mucho tiempo como un valor deseable y a alcanzar en la escalda social, el derecho al ocio; el trabajo duro que hace producir la tierra, era cosa de los peones, estos no tienen derecho al ocio, y su brutalidad producto de esta concepción es su estado natural. Por otro lado, el mundo desde el siglo XVI funcionaba diferente, la concepción feudal fue presa fácil como dice Carlos Fuentes, de la depredación capitalista, y Sayula no fue ajeno. A pesar de esto, los valores están profundamente arraigados y luego de la decadencia de las familias de poderosos terratenientes en Sayula y la región de los últimos 40 años, no han cambiado mucho, en sintonía con el país. Hoy se enfrenta una etapa de capitalismo global, donde estos valores tan ajenos nos impulsan a marchas forzadas contra lo que en nuestros valore profundos consideramos natura. Los recursos naturales de Sayula, como el oro de la España imperial, siguen manteniendo apariencias y preservando la fantasía del ocio, mientras el mundo es ya una red de relaciones comerciales, financieras, industriales y tecnológicas, un mundo de valores protestantes frente a nuestra concepción feudal-católica del mismo. No podemos insertarnos en el contexto global sin reparar analíticamente en esto, entendernos en y desde la historia. Mientras unos pocos adoptan y entienden el contexto ajeno, las mayorías nos refugiamos en la tradición que no entendemos del todo por no analizarla. No es solución sustentable ni una ni la otra forma, la perdida de identidad tiene que ver con ello, así como la perdida de nuestro patrimonio. Entender el pasado es conocerlo, conocerlo es conocernos, conocernos es generar oportunidades a futuro sustentables. Nuestro dilema es el mismo de la España Imperial del siglo XVI al arbitrio del capitalismo, sus bancos, piratas e intervencionismo político del mundo protestante. La clave: conocer nuestros errores para aprender de ellos, pero sobre todo, consolidar una identidad que nos dignifique y no nos avergüence como ahora que, entendemos "modernizar" con destruir patrimonio, historia e identidad profunda de nuestro pueblo. La prueba: nuestra mediocridad frente a nuestro potencial evidente, hoy explotado por forasteros a los que no les importa un carajo la joya colonial que esta noble y gran ciudad alguna vez fue.

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