sábado, 19 de marzo de 2016

LA POLITICA DESDE GAYOLA

Por Rodrigo Sánchez Sosa

La educación es algo tan serio que es un error dejarla exclusivamente al arbitrio de la  política, y peor aún,  al capricho de los políticos, sobre todo en este país. Y es precisamente lo que se está haciendo. El maridaje entre la política y los corporativos (legales o ilegales), que es la base del sistema de mercado global, en este preciso momento de la historia de México, impone el sistema de educación por competencias. Mayoritariamente los académicos e investigadores mexicanos, lejos de ejercer su responsabilidad crítica en este asunto, se ha dedicado a apoyar y justificar los postulados de un sistema por competencias que es evidente, en el poco tiempo que lleva permeando las instituciones educativas del sector público y privado en México, esta fracasando. Y no se trata de la incapacidad de los mexicanos para adaptarnos a un sistema educativo supuestamente de vanguardia en el contexto global. No, este sistema ha fracasado en otras naciones del mundo como Francia, Japón, España, Italia y Alemania, por las mimas razones que aquí está fracasando: No es un sistema pensado para el desarrollo humano, sino para responder a las necesidades del mercado global. Indefensos vemos como se nos impone tal sistema, nuestros hijos son educados para ser trabajadores inconscientes de un sistema fundamentado en el capitalismo salvaje, y no ciudadanos con derechos plenos-como decía Ortega y Gasset: "comer es una necesidad imprescindible, ser feliz es una necesidad también imprescindible" - y un futuro. La así llamada sociedad del conocimiento a la que les gusta apelar a los teóricos de las competencias, implica la competencia como un valor superior a la solidaridad o el poyo mutuo entre seres humanos libres e iguales; cree ciegamente este paradigma, que la sociedad del conocimiento da seguridad a la existencia individual y colectiva: solo compitiendo con nuestros semejantes aseguramos nuestra sobrevivencia en la jungla del consumo y la mercancía omnipresente como sistema único posible y globalizado, de ahí  que la razón utilitaria se imponga a la razón humanista. "Nuestra vida es fantasía, imaginación, invención, creatividad"… "La utilidad no crea, no inventa, simplemente estabiliza y aprovecha lo que para ella fue creado"… "La vida es inseguridad, la seguridad es cloroformo de la vida" José Ortega y Gasset. La vida no se agota en el saber hacer algo para algo, por eso el hombre en una sociedad así, no es feliz. Analicemos:
"Cuando revisamos de cerca los fines expresados por la pedagogía por competencias salen a la luz asimetrías  entre el discurso y la realidad. Para comenzar, pongamos en perspectiva las herramientas conceptuales. Un sistema educativo está integrado por un conjunto de instituciones que desempeñan cierta función a partir de un plan de desarrollo. Los académicos estudian dicho plan y exponen los resultados en artículos, ensayos, libros y tesis de postgrado, todo ello con el fin de observar la conveniencia de instaurarlo.
Dicha convencía solo es tal en razón de la coyuntura histórica que persiste en un momento dado. Esta determina los alcances y limites de un sistema educativo, así como sus retos y perspectivas. La interpretación del momento histórico se establece en función de un marco teórico que enlaza las investigaciones.
Todo lo anterior genera concepciones e interpretaciones de la realidad y pautas de acción que se traducen en políticas publicas y normas institucionales. Sin embargo, ¿es la idea el cimiento desde el cual se construye la realidad o es esta la que determina las ideas imperantes en un sistema educativo.
Las ideas en la educación son producto de la realidad histórica y económica que nos toca vivir. La realidad, como variable dependiente, condiciona el quehacer educativa a partir de las ideas centrales. Los fines torales de la educación tienen que ver con la construcción de un individuo que vive en sociedad e integra en él valor supremo de civilidad y humanismo. Además de ello, la educación añade la competencia en el proceso de formación como otro elemento válido en la coyuntura histórica actual. El conocimiento se traduce en saber hacer algo para algo. De esta forma, el conocimiento con fines de erudición pierde todo sentido y se reduce a una condición utilitaria; en otras palabras, el conocimiento funciona solo si resuelve problemas que le interesan al mercado: productividad y competitividad.
A partir de esta concepción del quehacer educativo se desarrolla un marco discursivo que dota del mismo glosario tanto al alto funcionario público como al profesor frente a clase. El lema principal de tal discurso raza lo siguiente: ´El sistema educativo, considerando las condiciones, los retos y las perspectivas que plantea la globalización en el silgo XXI, debe contener los elementos necesarios para formar individuos con las capacidades suficientes para integrarse al mercado de trabajo y,  al mismo tiempo, que sean capaces de adaptarse a un mundo en constante cambio.´ El lema lo enuncian todos los involucrados, permea a los medios de comunicación y obliga al sistema educativo a servirle. Es aquí donde el concepto se escinde y pierde conexión con la realidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la educación (Unesco) habla de la educación basada en las competencias en un documento conocido como El informe Delors.Este expuso los conceptos que intentarían responder a cuatro necesidades centrales de la educación integral de los individuos: a) Aprender a conocer, b) aprender a hacer, c) aprender a convivir con los demás y d) a ser.  Así se configura, según Delors, la carta de navegación que la educación debe proporcionar al individuo para que éste avance en un mundo complejo y en perpetua agitación.
Ahora bien, el informe señalaba a finales del siglo XX que las condiciones históricas presentes y futuras demandaban una educación con fines económicos que dotara, a su vez, de las herramientas para que el individuo aprenda a vivir en armonía consigo mismo, el entorno, la naturaleza y los otros. Así, la educación debe ofrecer los conocimientos necesarios par que una persona aprenda a vivir vigilando la continuidad de  la especie humana y el planeta. Sin embargo, en los hechos todo indica que la educación actual se aleja de este propósito." Fidel Ibarra López.
 De acuerdo a lo anterior, al parecer la educación por competencias en esencia se podría  resumir en la siguiente sentencia latina: Homo homeni lupus (El hombre es el lobo del hombre), lo cual refleja plenamente nuestra condición actual como nación. La responsabilidad ética de los educadores mexicanos, por su pasividad, es clara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario