miércoles, 16 de marzo de 2016

Especial para Horizontes...

El legado del Sayula Colonial y la obra de

Juan Rulfo,a cien años de su natalicio

Reportaje de Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa

En 2017, el 16 de mayo, se cumplirán 100 años del natalicio de Juan Rulfo. Con tal motivo nuestro municipio estará bajo los reflectores de la opinión pública internacional, ya que Juan Nepomuceno Pérez-Rulfo Vizcaíno, nació en Sayula el 16 de mayo de 1917. Aunque, con motivo de su propio mito, el autor de "El Llano en Llamas" y "Pedro Páramo", jamás acepto públicamente este hecho, en privado no pudo negarlo, su familia paterna vivió aquí toda su vida, y una de sus hermanas Eva Pérez Vizcaíno se casó con el señor Jesus de la Fuente y vivió aquí, residiendo aún sus descendientes en este municipio hasta el día de hoy. En todas sus biografías o referencia biográficas del leído autor literario considerado el Cervantes de América, aparece Sayula Jalisco como su lugar de nacimiento, pues existen documentos que así lo prueban tanto en el registro civil como en los archivos de la parroquia de Sayula, como lo demostrará en su momento el señor Federico Munguia Cárdenas. Los Pérez Rulfo de Sayula, una familia culta formada por don Severiano Pérez Jiménez y doña María Rulfo Navarro, él primo del Gobernador del estado don Jose López portillo y Rojas también literato y ella hija del escribano Jose María de Rulfo, ambos hijos de importantes familias Sayulenses de la primera mitad del siglo XIX, son los antecedentes familiares del escritor y autor de "Macario" y "Nos han dado la tierra". En contraste con la familia Vizcaíno de la hacienda de Apulco, gente de campo y laboriosa, pero con una escasa preparación académica y poca formación cultural, Los Pérez- Rulfo de Sayula son una familia refinada producto de un contexto social a su vez derivado de la cultural de un Sayula bicentenario fundado en la tradición cívica española, renacentista y humanista. De un Sayula culto ¿Pero qué es cultura? cabe preguntarnos después de casi 500 años de nuestra existencia como pueblo, como ciudad que, con el tiempo, ha visto mermar su patrimonio cultural hasta el punto de no reconocerse a sí misma en su propia historia.
"La palabra cultura-equivalente a la palabra cultivo- se refiere a las actividades del campo…tal concepto basado en la explotación del suelo, se trasformó con el correr del tiempo, y se aplicó a las obras producidas por el hombre en general, especialmente en lo tocante a las obras del espíritu. Fue en el silgo XVII, cuando comenzó a usarse en Europa una acepción más elevada de la palabra "Cultura": Un hombre culto resulta ser en este tenor, un hombre de conocimiento, un individuo dedicado al estudio, al saber, al cultivo de su inteligencia. Un hombre rudo, o inculto, es, por oposición, un hombre poco cultivado, un individuo sin preparación"..
El concepto de cultura como saber individual, debe completarse con una concepción más amplia que abarque a la especie humana en su conjunto; y con tal motivo puede hablarse de cultura como la suma de las creaciones humanas acumuladas en el trascurso de los años por un pueblo…cultura y civilización…en algunas naciones a penas se distingue de una u otra palabra. En Francia e Inglaterra se habla casi sin distinción de una u otra. De hecho la idea de civilización es mucho más reciente que la idea de cultura. la raíz etimológica de la palabra civilización es civis, del latín ciudad, de donde derivan civil y cívico. Concepto opuesto a la vida del campo, la civitas es el centro de la vida urbana, Ser civilizado vino a significar ser refinado, saber comportarse con los demás con cortesía y comedimiento…
La cultura tiene dos acepciones fundamentales, una amplia, genérica, que se refiere a toda obra los humana capas de convertirse en un bien de la vida; y otra, más restringida, que es la tocante a ciertas formas más elevadas de la inteligencia, como la filosofía, la literatura o el arte en general.", (Carlos Acevedo, "Historia de la Cultura", Limusa, México 2010)
Sayula Jalisco el marco referencial del la obra de Rulfo, antecedente de su formación, y primer etapa de su preparación como genial narrador y literato, no puede quedarse al margen de un estudio de la obra rulfiana. Su historia desde los orígenes prehispánicos de la misma hasta su fundación durante la colonia, pasando por la crisis del imperio español del que formaba parte a finales del siglo XVIII, cuando arriba don Juan Manuel de Rulfo a México, bisabuelo de Juan Rulfo, que migrara desde Extremadura España, de donde también eran Hernán Cortes y Alonso de Ávalos, conquistador de México y encomendero mayor de la provincia de Ávalos respectivamente; explican en parte la cosmovisión de Juan Rulfo, su perspectiva estética de la realidad y su reflexión intelectual y social de su mundo cuando niño en Apulco y san Gabriel allá por 1930.
Conocer Sayula y su historia, contada por su arquitectura y trazo colonial, por los vestigios de la civilización indígena que precedió a los españoles, es entender y adentrarse en el universo rulfiano, de su obra literaria y fotográfica, llena de simbolismo arquetípicos de ambas tradiciones: la palabra escrita europea y la tradición oral indígena; el juego de luces y melancolía en sus paisajes, sus personajes místicos levitando en un espacio etéreo que rayan en el misterio y la solemnidad sagrada del silencio significante. Caminar por el centro histórico de Sayula, es caminar el camino de Rulfo, de sus personajes, de su obra; es encontrarse con el camino a la Media Luna al sur, a Comala, a Luvina. La serena frescura de sus portales en verano nos recuerdan que "Los muertos que van al infierno desde Comala, vuelven por su cobija".
Las casonas del siglo XVI en Sayula, guardan voces ancestrales que gritan desde los libros de Rulfo recordándonos que no se han ido del todo, que tienen secretos que contarnos. Las paredes de adobe que juegan con la luz del sol de la tarde, en cualquier calle de Sayula, nos invitan experimentar la nostalgia de Juan Preciado, el Telémaco rulfiano, cuando busca en el laberinto de las calles de un pueblo muerto, a su Padre, un tal Pedro Páramo. Lo mismo que los viejos muros y paramentos de los templos edificados por los misioneros franciscanos en Sayula durante la conquista, nos susurran con su sorda y antigua voz de timbre misterioso: "Aquí todos somos hijos de Pedro Páramo".
Todo en el Sayula antiguo refiere a Rulfo y todo en la obra de Rulfo refiere a Sayula, la antigua capital de la provincia de Ávalos, origen de su familia paterna, los ricos hacendados y cultos escribanos, Pérez-Rulfo. Apulco, san Gabriel, Tuxcacuexco san Pedro Toxin, la mítica Comala, la oscura Luvina, Tonaya y todo el Llano Grande fueron los antiguos pueblos de Ávalos, gobernados por Alonso de Ávalos "El Viejo", el señor feudal de la Sayula colonial, el antecedente del Pedro Páramo rulfiano, y que se reproducirá una y otra vez en los terratenientes de esta región como Don Carlos Vizcaíno abuelo de Juan Rulfo y don Severiano Pérez Jiménez.


Sayula bien merece el titulo de puerta de entrada al universo rulfiano, ciudad culta refinada, que cultivó la inteligencia y el arte desde la colonia, y que vino a menos con el correr de los años, cuando sus fincas se fueron secando en el olvido, llenándose de esa yerba mala que substituye a la gente cuando las casas quedan deshabitadas y que llaman "la capitana"; cuando las voces se vuelven murmullos y el pasado se olvida; cuando los muertos ya no hablan con los vivos y sus recuerdos y legado estorban al progreso; esa Sayula, la Sayula de Rulfo, a la que sólo él sabe porque motivo negó o evadió, hoy puede hablar desde su historia de lo que contaba con habilidad de genio aquél niño que nació en su seno de cantera y cal, apenas 17 años trascurridos del inicio del siglo pasado: Juan Nepomuceno Carlos Pérez-Rulfo Vizcaino, que el mundo conociera sencillamente como Juan Rulfo, el escritor más importante de México el siglo pasado, y uno de los más grandes de la historia.

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