sábado, 19 de marzo de 2016

                           LA  IDA  A  TALPA


Por Arturo Fernández Ramírez

Desde hace bastantes años Talpa es el municipio que le da vida a uno de los principales corredores turísticos de carácter religioso en el Estado de Jalisco, ya que son miles y miles de personas que cada año se dan cita en dicho lugar para visitar precisamente a la Virgen de Talpa, cuya historia se remonta al año de 1644.
Por eso, desde este enfoque, la religión es uno de los principales motores que reactivan la economía de muchos lugares y regiones porque son un fuerte impulso del turismo, generando fuertes derramas económicas.
En el caso que estamos abordando, es en este mes de marzo en el que los fieles se organizan para llevar a cabo su visita a la Virgen, unos a pie, otros en bicicleta, en vehículos propios, rentados o prestados. Hay quienes se van en grupo, en familia, pero también muchos suelen irse solos. (En las fotos captadas el pasado Domingo por Alejandro Rodríguez se aprecia gente de Ciudad Guzmán, San Andrés y otros municipios sureños)
Y en Sayula no es la excepción, por eso por estos días vemos partir a familiares, amigos y conocidos, hacia aquél municipio.
Muchos realizan su visita por manda, es decir, porque pidieron un favor a la Virgen comprometiéndose a visitarla en caso de que se les concediera su petición, pero de igual forma, otros más la visitan por devoción, esto es, porque creen y tienen fe en esta advocación de la Virgen María.
Indudablemente la distancia de Talpa y sus condiciones geográficas (aunque sus vías de comunicación han mejorado significativamente en comparación a las que existían hace pocas décadas), requieren de un gran esfuerzo para visitar a la Virgen. Y no solo hablamos del esfuerzo físico sino también del económico. Pero la fe de los fieles es muy superior a todo sacrificio que pueda implicar ir a saludar a la Virgen en su casa.
Por lo tanto, más allá de que alguien pueda ser o no creyente, nadie puede negar la trascendencia de la ida a Talpa porque aunado a su carácter eminentemente religioso, también se ha convertido en un detonante del turismo y por ende de la economía.
Vaya entonces desde aquí un reconocimiento a todos los que año con año mantienen vivo no solamente su fervor religioso, sino también una tradición, pero desde luego que un mayor reconocimiento merecen quienes su travesía la hacen a pie o en bicicleta, porque es claro que esto implica un mayor esfuerzo, sacrificio y preparación. Ánimo a todos y adelante con la ida a Talpa. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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