lunes, 12 de noviembre de 2018

                          La Política y los Porros.
 Por Rodrigo Sànchez Sosa
Examinemos las estructuras de poder tradicionales en México, y por supuesto sus repercusiones en Sayula: el poder en México deriva de una posición con respecto a la organización entorno a un ideal cultural reproducido por generaciones, pueden cambiar las formas, pero, el fondo seguirá siendo el mismo. Es pues, de hecho, este mismo fondo el que permite que al transitar entre las formas de gobierno que históricamente nos hemos dado los mexicanos, ciertos rasgos prevalezcan y ciertas condiciones se reproduzcan, dando la ilusión de inmovilidad en este sentido, pero sobre todo preservando el poder para ciertos sectores sociales que han resistido en sus nichos desde la colonia. Así, lograr escalar económicamente, socialmente, políticamente e incluso académicamente, no es cuestión de capacidad y merito, sino de acatar la formula y las reglas de un sistema monolítico cuyas formas excluyentes permiten un elitismo autoritario desde cual se ejerce el poder.
En el caso de la política como sector importante del organigrama, pero no único ni determinante, se han estructurado distintas maneras de organización y reproducción de cuadros atreves de la historia del México independiente; como dijimos, con la base de un ideal cultural gestado durante la colonia. Para nuestro caso particular como generación, la estructura o forma prevaleciente, es la de los partidos políticos surgidos durante el porfiriato y consolidados luego del triunfo de la revolución de 1910. Pese a su origen en el ideal democrático, las formas no lo son ni lo han sido. Luego de consolidarse como un partido único y hegemónico, lo que hoy conocemos como el PRI, surgido de la imposición caudillil de un sector revolucionario que se consolidó mediante traiciones, asesinatos y colusión con el poder económico nacional e internacional, incluso con el reducto social aristocrático-político del porfirismo que tenía sus raíces en la elite virreinal; y claro, con parte de los mandos castrenses del vencido ejercito federal y el poder clerical de la iglesia católica. Algo normal luego de una guerra, el reacomodo de los sectores de poder, pactos y alianzas: el nuevo equilibrio de poderes necesario para mantener una unidad, con el catalizador de un ideal cultural del concepto: Quién ejerce el poder y a quien le corresponde este derecho por tradición.
Un sector importante luego de las políticas cardenistas en educación allá por principios de los años cuarentas del siglo pasado, fueron los estudiantes. Una vez que el proyecto de educación popular se consolidará en el régimen revolucionario mexicano, al sector obrero y campesino se le tuvo que sumar el naciente sector estudiantil. A diferencia de los sectores populares, campesino y obrero del partido de estado, el sector estudiantil era más difícil de controlar, el idealismo juvenil y la preparación académica, hacia de este sector particular un ente con más margen de acción independiente en un mundo que propagaba ideas frescas de cambio y resistencia al autoritarismo tradicional. Era el mundo de la guerra fría, de la revolución cubana, del ideal progresista, libertario y antiimperialista; tras de lo cual estaba el ideal de izquierda del marxismo-lininismo. También era el mundo del ideal liberal burgués, de la contra cultura, los hippies, el rock and roll, las drogas y el movimiento psicodélico,  la rebelión generacional y la liberación femenina, en el mundo capitalista. A los estudiantes mexicanos, el poder tradicional los acusó de anti patriotas por su identificación con esto ¿Y cómo no? Desafiaron el monolito del poder en México. Las consecuencias ya las conocemos, el 68, el jueves de corpus en 1971, el halconazo, Avándaro y la terrible guerra sucia que se extendería por todo el país y se prologaría hasta entrados los años ochentas del siglo pasado y sus secuelas en la UNAM 1999 y Ayotzinapa 2015. 
El poder respondió ante esto con la formación de cuadros en las organizaciones estudiantiles. Comprados con dadivas, privilegios y títulos académicos a sus líderes, blindados con grupos violentos de golpeadores, agitadores y pistoleros, los llamados Porros, pseudo estudiantes que tenían la función de ser grupos de choque en la dinámica política estudiantil para apoyar la toma de las federaciones, consejos y direcciones estudiantiles de las universidades públicas mexicanas por el gobierno. El Consejo General de Huelga de 1968, organismo estudiantil, fue el principal organismo en torno al cual se gestó el movimiento de ese año. Con ideas progresistas de izquierda, logró influir también al sector social e incluso a los burócratas del estado mexicano. Aglutinó este CGH del 68, a la mayoría de las universidades públicas del país, excepto a unas cuantas controladas por los porros del sistema, entre ellas, la Federación de Estudiantes de Guadalajara, FEG. La FEG persiguió, golpeo y asesinó a la gente del CGH en la Universidad de Guadalajara durante el movimiento del 68 y luego durante la guerra fría. Era un grupo cerrado, creado, armado y controlado por el gobierno del estado y el PRI jaliciense. Porros que llegaron a controlar la propia universidad, su administración y recursos, haciéndose hasta de la rectoría de esta institución. Los principales puestos administrativo de la universidad se repartían entre los dirigentes de esta federación de estudiantes una vez que cumplían su ciclo como lideres estudiantiles; pero no sólo eso, llegaron a ser los cuadros jóvenes del PRI Jalisco, convirtiéndose en cantera de este partido, incluso llegando a altos puestos del gobierno del Estado como el de gobernador y procurador. La poderosa FEG, tuvo sus antagónicos durante la guerra sucia en México, La Federación de Estudiantes Revolucionarios o FER, en contra de la cual implementó una sangrienta guerra con cientos de asesinatos, prácticamente exterminándolos con ayuda del estado autoritario mexicano. Su principal dirigente y fundador Enrique Ramírez Laduwik, sería asesinado en esta guerra con el FER y los grupos guerrilleros de los setentas en las calles de Guadalajara por un comando. A pesar de ello la FEG se consolidó como grupo único de control en la U de G. Su imagen ya para los años noventa del siglo pasado estaba muy deteriorada públicamente, las divisiones internas y la falta de control entre los grupos de porros que ahora se dedicaban, dada su impunidad, a actividades criminales, se sumaron a su historial ya conocido de gánsteres violentos asociados a asesinatos de estudiantes e incluso maestros. Todo ello hizo imperiosa la necesidad de reorganizar la federación, limpiarla de elementos impresentables y retomar el control de la misma. El rector entonces de la U de G, Raúl Padilla López, quien había sido presidente de la FEG, diseñó el plan para neutralizar a la FEG y tomar desde rectoría el control político de los estudiantes; entonces creo la Federación de Estudiantes Universitarios, FEU. Este rector más político que académico, más gánster que diplomático, cargó los dados a favor de la antagónica FEU que comenzó a ganar los puestos de representación estudiantil en facultades y preparatorias de la U de G no sin su cuota de sangre a la FEG. Limpió la cara de sus cuadros y les creó una imagen antagónica a la imagen del tradicional líder estudiantil de la FEG. Los fegosos como se les conocía a los de la FEG, eran grupos pandilleriles de Porros liderados por  individuos cuya imagen o presentación los delataba: no entraban a clase, tenían amenazados a maestros y directores, sus certificados y títulos académicos se les otorgaba sin mérito alguno y tenían el pase directo, como dirigentes, a puestos administrativos de la universidad o dirigencias juveniles del PRI estatal. Era la forma de hacer una carrera política en el estado desde la escuela. El rector Raúl Padilla ideó la contra parte, los líderes estudiantiles eran cuidados en su imagen, una imagen pulcra de niños bien, que parecía más de universidad privada que de universidad pública. se cuidaron las formas. Los privilegios, como el de no entrar a clases, recibir su certificado o titulo sin examen de ningún tipo, fueron más discretos y disfrazaron sin desparecer tal práctica, se incorporó a algunos ingenuos entre los estudiantes mejor dotados y aquellos de moral conservadora que ya no querían más FEG. Públicamente la FEU sin serlo, se convirtió en la contra parte a la FEG de la noche a la mañana, pero siguió siendo la única opción de representación política para los estudiantes de la U de G. El visionario rector, no sólo transformó la imagen de la federación de estudiantes, sino la de la propia universidad. Dándole un giro a la derecha ideológica, se adoptó el modelo gringo de departamentos en las carreras y se extendió por todo el estado, en busca de más control y poder político, mediante centros universitarios como el CUsur. Sin embargo, la FEU era los mismo que la FEG, las mismas formas gansteriles y de complicidad con el poder político corrupto de siempre. Los usos y costumbres no cambiaron, los dirigentes estudiantiles, vestidos como políticos panistas, pulcros burgesitos de traje formal y manos sucias, rodeados de Porros y guaruras, siguen controlando la U de G y ahora hasta los gobiernos de algunos municipios y el propio Estado. La técnica es la misma: el manejo de la imagen, aparentar, manipular la opinión pública en base a una imagen conservadora y juvenil de la política. Si funciona entre los estudiantes, debe funcionar en una sociedad donde la mayoría de votantes son jóvenes. Robando la idea de Kumamoto el político joven e independiente, pero prescindiendo de su noble ideología y muy lejos de ella, volviéndolo todo campañas de imagen en plataformas de redes sociales , hasta hoy las cosas funciona; pero, el monolito de donde viene este fraude está a punto de ser desafiado como en el 68, por los mismos lideres surgidos de aquel movimiento de izquierda. El gobierno federal que entra es una fuerza contra la cual la inercia de las formas caciquiles del poder, disfrazadas y adaptadas, toparan este diciembre que viene. El juego del poder cambiará, no sabríamos decir si también el fondo. En Sayula la luna de miel y el "no pasa nada" de la política, donde la acusación de mala administración del tesorero y el contralor de este ayuntamiento no tuvo eco, le quedan tres semanas de vida. Para la etapa que sigue la imagen y los trucos mediáticos de hacer el trabajo de Servicios Generales del ayuntamiento, tal vez ya no funcione ni los salve de modificar sus ambiciones de un modelo que igual ya no exista en un futuro inmediato, donde para ser político no bastará ser Porro.

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