martes, 7 de septiembre de 2021

 La sexualidad en la conformación de identidad

comunitaria del Sayula histórico

Reportaje de Investigación de  Rodrigo Sánchez Sosa, Cronista de Sayula 

¿Cómo incide la visión de la sexualidad en una  comunidad? Es importante tener una visión clara de ciertos aspectos históricos del comportamiento con respecto a la sexualidad de un pueblo, ya que este determina todo en el ámbito social. Al analizar nuestra historia como comunidad desde la profunda raíz prehispánica, la herencia española y africana, incluso aunque en menor medida, la asiática, no se puede dejar de lado en Sayula las tradiciones de estos pueblos respecto de la sexualidad, las manera en que estas tradiciones mesclaron su valores en este aspecto y lo que el sincretismo resultó para dar forma a nuestra identidad comunitaria. 


Claro que este aspecto de la conducta cultural y social en Sayula ha sido modificado por las épocas históricas hasta la fecha, pero es necesario entender que estas modificaciones en relación con el contexto histórico se dan desde una base que incluye el sincretismo mencionado, lo cual a su vez permite entender la repercusión de la introducción de las variantes cronológicas en cada época.

     Así por ejemplo, podríamos investigar a qué obedece el fenómeno del poema satírico del siglo XIX El Ánima de Sayula a su llegada al municipio en la segunda década del siglo XX con la resistencia en ocasiones trágica de los sayulenses, hasta la aceptación iconográfica del mismo y su imagen, asociada con la identidad del municipio en esta segunda década del siglo XXI casi cien años después. Lo mismo podríamos analizar en  política el fenómeno de la equidad de género, la tolerancia a las preferencias sexuales que al mismo tiempo se dan con la doble moral, la misoginia y el  ocultamiento de la verdadera identidad respecto de estas preferencias en la imagen pública de los políticos locales; la razón por la que una persona por sus preferencias o su género, resulta políticamente atractiva hoy para la mayoría en Sayula y hace 20 años era impensable en un juego local del poder dominado por el patriarcado y el autoritarismo reiteradamente representado en una misma persona a lo largo de más de diez años.

     Así mismo es un fenómeno interesante en el tema, la doble moral implicada en la política sayulense, por ejemplo: mientras la mujer en Sayula no ha tenido oportunidad de gobernar por mandato mayoritario el municipio, al menos en dos ocasiones han sido electas personas de género masculino, que si bien públicamente no aceptan esta condición, su preferencia homosexual es conocida; por lo menos una de ellas con aceptación mayoritaria incuestionable. Socialmente el número de divorcios, la densidad demográfica, el empoderamiento económico de la mujer, la jefatura femenina de las familias y la tolerancia pasiva de la diversidad sexual como quedó demostrado en el primer festival Gay en Sayula; son aspectos a contrastar con los antecedentes radicales de la identidad respecto a la sexualidad del pasado en Sayula, comencemos con la herencia prehispánica en esta entrega, partiendo de que la influencia cultural mesoamericana y mexica fueron determinantes para el caso: 

"En la sexualidad casi todo es cultural y aunque incluye la genitalidad, la procreación y el placer, no se reduce a eso, sino que influyen otros componentes como la escuela, el Estado, el universo de lo imaginario, la política, las narraciones legendarias como los mitos religiosos, las expresiones artísticas, las estructuras jurídicas y los ordenamientos éticos, entre otros. Así, aunque la sexualidad humana se fundamente en lo biológico, al ubicarse en contextos sociales e históricos particulares, quedará influida por factores de carácter económico, cultural, político, ético y religioso de la época en que se produce. Al respecto, la doctora María Rodríguez-Shadow, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destaca que en las diferentes etapas históricas se analiza el cuerpo y la sexualidad, los cuales adoptan características vinculadas con el periodo en el que se está viviendo y los lugares geográficos específicos:

"La sexualidad va a estar normada profundamente por la cultura, por la civilización, por periodos históricos específicos y, muy probablemente, como nos lo muestra la antropología, una misma sociedad a través del tiempo va modificando sus conceptos, sus nociones y las formas aceptadas o no aceptadas de llevar a cabo estas prácticas"

Prohibiciones y doble moral: entre las culturas prehispánicas mesoamericanas existen dioses y diosas que se han relacionado con la sexualidad. Tal es el caso de Xochiquétzal (vinculada con el placer sexual), Tlazoltéoltl (ligada con la pasión, la sexualidad transgresora) e Ixchel (entre otras cosas se le asocia con la concepción, el embarazo y el parto. Así, la construcción de la sexualidad en esas épocas estuvo normada según las reglas, castigos y creencias que determinaban, de acuerdo con sus ideas religiosas, estos dioses y las clases dominantes. La doctora Rodríguez-Shadow explica que, en códices como el Mendoza, Borgia, el Nuttall, el Vaticano y el Borbónico, se puede observar qué significaban algunas prácticas como el embarazo, el parto o los ritos nupciales y cuáles eran los castigos para transgresiones como el adulterio, la homosexualidad o el aborto y sus especificidades en cada cultura del México antiguo. Así, entre las conductas sexuales que no eran aprobadas por los aztecas se encuentra el adulterio femenino. Las fuentes documentales señalan que generalmente a los adúlteros se les sometía a tormento y cuando eran descubiertos "in fraganti", tanto los hombres como las mujeres, eran ejecutados. Sin embargo, la investigadora comenta que también había una doble moralidad. Por ejemplo, si ambos adúlteros estaban casados, esto sí era considerado adulterio; si ella estaba casada y él soltero, sí se le calificaba como tal; sin embargo, si la mujer estaba soltera y el hombre estaba casado entonces no se consideraba adulterio. También existía una doble moralidad en cuanto a las conductas sexuales, sobre todo de los hombres que pertenecían a las élites gobernantes, a quienes se les permitían porque tenían privilegios. Ellos podían casarse con más de una mujer bajo el argumento de crear alianzas o tener concubinas, cuya función sería procrear y darles muchos hijos, entre quienes podría elegirse un sucesor o seleccionarlo para formar parte del ejército. Asimismo, el lesbianismo era una conducta sexual castigada por el Estado; se pensaba que los dioses enviaban enfermedades a las transgresoras de estas conductas sexuales, quienes, además, se enfrentaban al repudio social. El aborto también era considerado un delito que era castigado con la pena de muerte impuesta por el Estado; las transgresoras se enfrentaban al castigo de los dioses y sufrían el rechazo social. Además, existían normas que imponían a las mujeres la prohibición del sexo prematrimonial, o sea, las mujeres nobles o plebeyas debían llegar vírgenes al matrimonio. Esta prohibición del sexo prematrimonial aplicaba sólo a las mujeres, no a los hombres. La doctora Rodríguez-Shadow explica que, respecto a las expresiones de la sexualidad entre la gente del pueblo, en la antigüedad se observa que se tenían ideas muy claras sobre la monogamia, la cual era exigida para los macehualtin, o sea, los tributarios quienes tenían derecho de tener una sola esposa y casarse de manera endogámica, es decir, sólo con gente de su mismo barrio. Esto no era lo mismo para las clases gobernantes, en donde las mujeres debían casarse de manera exogámica, es decir, ellas no siempre permanecían en su comunidad de origen, sino que en ocasiones eran trasladadas a los señoríos vecinos para establecer alianzas de carácter comercial, militar o de carácter político. Al respecto, la doctora explica que la investigación en las fuentes documentales y en los distintos códices muestra cuál era el pensamiento que podía tener una sociedad guerrera, militarista, jerárquica, expansionista, como la azteca; así como los valores que les otorgaban a las mujeres, los cuales residían sobre todo en la maternidad, es decir, en su capacidad de reproducir más fuerza de trabajo, más soldados que irían a la guerra. Además, (en los cronistas de la colonia) tanto en Sahagún, Mendieta, Durán, Motolinía y en los códices también es posible observar cómo desde el nacimiento existía una separación sexual del trabajo, ya que mientras a los niños se les regalaban escudos o armas, a las niñas se les daban instrumentos para tejer o escobas. Es decir, a ellas se les preparaba para las labores domésticas y a ellos para la guerra. Otro tipo de idea que estaba presente en esas épocas es aquella que atribuía un carácter maléfico a las mujeres embarazadas. Por ejemplo, el Códice Borbónico menciona que había un temor hacia ellas, por lo que, durante la ceremonia conocida como del Fuego Nuevo, se les ponían máscaras de pencas de maguey y se les encerraba en los graneros para evitar que se transfiguraran en fieras que se comían a los hombres. Además de los códices también se ha documentado la existencia de piezas arqueológicas, por ejemplo, distintas figurillas encontradas en regiones diferentes que muestran un culto al falo. La doctora Rodríguez-Shadow explica que esto se ha relacionado con el valor en las batallas, el compromiso, la expansión del imperio, y la dominación de otros pueblos. También se ha documento que los prisioneros de guerra eran denostados y despojados de todo lo que implicara su condición de virilidad, de valentía y de esfuerzo militar, por lo que podían ser travestidos.

Así, en las civilizaciones del México antiguo existieron distintas normas, conductas y creencias en materia de sexualidad que eran establecidas por los gobernantes y los dioses, y los castigos para quienes las transgredían podían ser brutales. La investigación documental nos muestra cómo se fue construyendo esa sexualidad que, normada por aspectos culturales, distingue a toda una civilización." 

María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC


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