lunes, 17 de enero de 2022

 Personajes de Sayula

" Entre la Sotana y la Ciencia "

Severo Díaz Galindo nació el 8 de Noviembre de 1876 en Sayula, Jalisco. Hijo de Severo Díaz Larios y de Dionisia Galindo. Recibió la instrucción primaria y secundaria en la Escuela Municipal de Sayula, a cargo del Profesor Sabino Jiménez Corona. Comentaba Díaz Galindo: “Eran unas verdaderas clases que, una vez recibidas, no extrañábamos las que recibíamos en los colegios de preparatoria y profesional. Debo dejar consignado un testimonio especial de gratitud hacia mi maestro, pues cuando pasé por su clase se esforzó en elevar el nivel de mi instrucción enseñándome nuevos métodos y conocimientos muy avanzados, especialmente en matemáticas y cosmografía”.

    En un una ocasión el maestro recomendó el niño al Gobernador Gral. Ramón Corona, para que Díaz de apenas once años de edad, fuera a la capital del estado a estudiar una carrera científica, pero su papá se opuso por la corta edad de su hijo. Tiempo después el político Jesús L. Patiño, ofreció apoyarlo para que cursara una carrera científica en Guadalajara, pero Díaz Galindo se decidió por ingresar al Seminario Auxiliar de Zapotlán el Grande, al cual se matriculó a sus dieciséis años, en 1892, fue admitido en el segundo año por sus conocimientos de latín.


   Al año siguiente, de su ingreso era ya el encargado del observatorio del Seminario, el cual contaba con los adelantos tecnológicos del momento gracias a sus aparatos de fabricación francesa y el cual llegó a ser de gran importancia.

   El 9 de septiembre de 1900, a sus veintitrés años, recibió la ordenación sacerdotal. Más adelante se trasladó a Guadalajara, donde además de ejercer en el Ministerio Sacerdotal, fue el encargado del Observatorio del Seminario Conciliar Tridentino del Señor San José de dicha capital; labor que se interrumpió en 1913 cuando la institución fue clausurada por Venustiano Carranza.

    En 1902 fue calurosamente felicitado por parte de varios sabios del país con motivo del descubrimiento que hizo de ciertos fulgores de la luz del planeta Júpiter comparables a los de Venus. Hacia 1903 ingresó a la Sociedad Astronómica de México. Junto con su colega, el Pbro. José María Arreola Mendoza, desarrolló una serie de experimentos en relación a una partícula de radio (número atómico 88), mismos que fueron reportados en el «Boletín Eclesiástico y Científico del Arzobispado de Guadalajara» (1904), previa conferencia ofrecida el 4 de Abril de 1904 en la Escuela Libre de Ingenieros de dicha capital.

   En 1906 participó como uno de los delegados por México en el X Congreso Internacional de Geología (celebrado en la Ciudad de México), evento donde presentó sus «Efemérides del Volcán de Colima», trabajo elogiado especialmente por la delegación cubana.

    Su prestigio le permitió hacerse cargo del Observatorio de la Escuela Libre de Ingenieros. Luego fue director del primer centro de investigación científica de la Universidad de Guadalajara: el Observatorio Meteorológico. Él eligió el lugar que le pareció más adecuado para instalar el Observatorio, en la actual avenida Vallarta y consiguió el telescopio y el instrumental necesario.


El Observatorio fue inaugurado por el gobernador Zuno, quien lo designó director del mismo. En 1947, al decidirse que el Observatorio debería transformarse en Instituto de Astronomía y Meteorología, ejerció el cargo de director hasta su fallecimiento. Fue considerado como el más avanzado de los meteorólogos del país en su tiempo, además tuvo el reconocimiento de la comunidad científica internacional por sus trabajos, aportaciones y publicaciones.

   Fue catedrático en diversas instituciones y escuelas durante muchos años, principalmente de Ciencias Físicas y Experimentales, Matemáticas, Química, Historia Natural, Cosmografía, Astronomía, Psicología y Lógica, e impartió las cátedras de Astronomía y Meteorología y Mineralogía en la Escuela Libre de Ingenieros de Jalisco, de la cual fue director.  En 1925 el gobernador del estado José Guadalupe Zuno lo designó miembro de la Comisión Organizadora de la Universidad de Guadalajara, e integró la comisión que presentó el proyecto de la Escuela Politécnica.

   Como profesor, el “Pater Díaz” así lo llamaban sus discípulos, era exigente como maestro, pero fue siempre paciente y sus clases las hacía muy amenas. En el ciclo 1932-1933, impartió la clase de Geología de Jalisco, en el primer curso de verano para extranjeros de la Universidad de Guadalajara.

    El padre Díaz, fue el primero, o de los primeros investigadores en astronomía y meteorología que se atrevió a hacer predicciones de tiempo hasta con doce días de anticipación, fallando en contadas ocasiones. Sus conocimientos científicos, los puso a disposición de los campesinos para que lograran mejores rendimientos en la agricultura, les avisaba de lluvias, heladas y sequías.

(Según Enrique Flores T

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