Semanario Horizontes

 La pedadogía tradicional, geragogía

androdogía en la persona adulta mayor

.Lic. y M.C. en Gerontología Juan Ramón Almejo Vargas

almejovargas5@gmail.com

La pedagogía tradicional o educación tradicional es aquel método de enseñanza que observa a la educación como un arte y al docente como el artesano que confecciona las piezas, es decir, a los alumnos. El punto más importante es que los alumnos son vistos como páginas blancas o cajas vacías que necesitan ser llenadas de conocimientos, saberes, habilidades, destrezas y competencias nuevas que les ayuden explorar y entender el entorno que nos rodea, es decir los alumnos se convierten en el elemento principal y central de la pedagogía tradicional. 

Independientemente de las virtudes de la pedagogía tradicional, que logra la institucionalización de la enseñanza en la escuela y en la figura del maestro como conductor del aprendizaje de los alumnos con orden, rigor y disciplina, es necesario preguntarse: ¿puede la universidad actual propiciar la formación del hombre que hoy demanda la sociedad: reflexivo, crítico, independiente, flexible, creativo, autónomo y, en últimas, que logre convertirse en sujeto de su desarrollo personal y profesional? (Ospina, 2013).

La educación tradicional, sin lugar a dudas, está en deuda con las personas mayores y estos se rebelan también aquí, dejando atrás el concepto de "pasivos", al buscar y propiciar nuevas formas de enseñanza, las que se inscriben como educación para la actividad, educación a lo largo de la vida; nuevas estructuras en las que cuentan los espacios donde crecer, crear y recrear, comunicarse, transmitir sus experiencias, continuar con la formación personal, aprendiendo y enseñando (García, 2007). 

La sociedad, históricamente, ha sido receptiva para asumir la educación, formación y guía de los niños y jóvenes; pero no así de las personas mayores, pues todavía prevalecen representaciones sociales, estereotipos y numerosos prejuicios negativos acerca de la vejez. Convencionalmente, el ciclo vital humano se ha dividido en tres instancias: 

o Fase de formación/educación/preparación. o Fase de trabajo, implementación activa y práctica de lo aprendido. o Fase de desvinculación obligatoria, de retiro, de jubilación. 

"La educación transformadora, como recurso básico para vivir la vejez". La educación, se supone, debería estar presente en cada una de estas fases, contribuyendo que la población vaya adquiriendo nuevas destrezas y habilidades que exige la sociedad del conocimiento, pero no obstante lo anterior, en los últimos años estas etapas se han visto alteradas.

Lo que se busca con la educación para las personas mayores es: *PROMOVER el acceso al conocimiento de diversos campos del saber. *APOYAR la formación integral permanente. *DESARROLLAR los nuevos intereses (García, 2007).

La geragogía se entiende como la educación de personas mayores por propias personas mayores con vistas a su autoactualización, sus relaciones sociales, el aumento de su bienestar, el desarrollo de sus talentos y su aprendizaje continuo (Sánchez, 2001). Desde otra postura la geragogía se orienta a procurar una adaptación a una nueva forma de vivir, que está en continua evolución generando permanentes necesidades y exigiendo un conocimiento más activo en la persona mayor, lo que también puede tener un carácter preventivo apuntando a la salud y a la longevidad poblacional, de la misma manera es el aprender a envejecer, es la enseñanza directa al adulto mayor y también el joven para que tenga un envejecimiento exitoso, activo o saludable (Scaglia y Mammana, 2003).

La andragogía es la disciplina cuyo objeto de conceptualización son los procesos de educación de las personas adultas, orientados a continuar el desarrollo de sus capacidades, a la actualización o profundización de sus conocimientos, a la apropiación y utilización de nuevas tecnologías y, en general a mantener o mejorar su calidad de desempeño personal, profesional y social. Cuando hablamos de andragogía estamos refiriendo a un tipo de pedagogía dirigida y especializada en la tercera edad y que tiene como principal objetivo desarrollar y fortalecer todas aquellas capacidades, habilidades y recursos con los que cuentan las personas mayores para afrontar esta etapa de su vida de la mejor manera posible. En este sentido, partimos de la premisa de que el aprendizaje es algo permanente a lo largo de todo el ciclo vital y de que, por lo tanto, no es ajeno a las personas mayores (Sierra, 2006).

Supuestos principales que son diferentes: o Cambios en el autoconcepto: Referente a la autodirección debido a mayor madurez. o El rol de la experiencia: Se relaciona con la experiencia acumulada de los años que permite a la vez un aprendizaje más "rico" con nuevas ganancias. El andragogo transmite su respeto por las personas haciendo uso de la experiencia compartida como recurso para seguir aprendiendo (Rodríguez, 2003). o Disposición para aprender: Parte de esas cosas que necesitan o quieren aprender debido a la fase de desarrollo que se encuentran, no porque es lo que les toca, como a los niños. o Orientación al aprendizaje: más que centrarse en el tema, se centran en el problema, pueden ser de la vida actual o de otro interés.

Para el proceso de aprendizaje hay que tener en cuenta: motivación y necesidad de conocimiento: los adultos principalmente requieren saber el "porqué" necesitan aprender algo. Voluntad y entusiasmo: es necesario considerar que los nuevos conocimientos tienen verdadera importancia para tener la voluntad de aprender. Experiencia: evidentemente, a diferencia de los niños o jóvenes, los estudiantes de edad adulta traen con ellos una gran compilación de experiencias que serán la base y referencia de su proceso de aprendizaje. Autonomía: son personas independientes que necesitan tener mayor control en su proceso de aprendizaje (Rumbo, 2003). Orientación: el diseño de aprendizaje no debe estar basado en largas jornadas de teoría sino en la realización de tareas que tengan que ver con sus actividades laborales cotidianas. Esto les hará adquirir los conocimientos mucho más rápido y tener una mayor habilidad y confianza a la hora de poner en práctica lo aprendido (Rumbo, 2003).