lunes, 17 de enero de 2022

 Política, Facebook y Mediocracia en Sayula. 

*Así ganó Carrión la presidencia en Sayula

Por Rodrigo Sánchez Sosa

…(hoy en día con facebook e internet) Estamos saturados con miles de millones de tipos de magia efímera. Podemos coger nuestra lap top o nuestro teléfono celular  y ponernos en contacto con personas que se encuentran nada menos que en el otro hemisferio. Cuando decidimos dónde ir de vacaciones, podemos ver las opiniones de personas que la semana anterior se alojaron en el hotel en el que queremos hospedarnos. Podemos ver imágenes vía satélite de todas las carreteras de Tombuctú. Cuando estamos enfermos, podemos ir al médico para que nos recete antibióticos contra dolencias que en su día podrían habernos matado. Podemos ir a un supermercado y comprar fruta del dragón de Vietnam y vino de Chile. Si un político dice o hace algo con lo que no estamos de acuerdo, nunca ha sido más fácil expresar dicho desacuerdo. Podemos tener acceso a más información, más películas, más libros, más de todo que nunca…  

La ansiedad, en palabras del filósofo Søren Kierkegaard, podría ser el "vértigo de la libertad", pero en realidad toda esta libertad de elección es un milagro. Sin embargo, si bien las opciones son infinitas, nuestra vida tiene un límite de tiempo. No podemos vivir todas las vidas. No podemos ver todas las películas, ni leer todos los libros, ni visitar todos los sitios de nuestro bello planeta. En lugar de que esto nos suponga un impedimento, necesitamos efectuar una revisión de las opciones que tenemos. Averiguar lo que es bueno para nosotros y dejar lo demás. No nos hace falta otro mundo. Todo cuanto necesitamos está aquí si dejamos de pensar que lo necesitamos todo. (Matt Haig) 


Cuando en 2018 vi ganar al primer político de facebook la presidencia de Sayula, quedé sorprendido; pero luego, al verlo gobernar con el mismo método y reelegirse me di cuenta de lo que pasaba, algo grave, que tenía que ver con lo anterior: estábamos frente a una ilusión, ya no sabíamos qué era bueno para nosotros, los sayulenses. La página de facebook de quien se llevó de calle las elecciones, tenía 300 mil vistas, incluso más ¿Pero cómo un municipio con 37 mil habitantes puede generar esa cantidad de vistas en una página en esa plataforma de un candidato, fuera de redes, por debajo de la media regional?, equivale a que cada habitante de Sayula visitara la misma mil veces, lo cual es ilógico. NO, eso no pasó nunca, era una estrategia de redes cuyo costo era millonario, es decir, la formula y la franquicia fue comprada por alguien que invirtió en el producto de internet llamado Daniel Carrión. La gente se enganchó con los likes y vistas falsos de la página ¿Eso pasó? No, había más: 

¿Quién no ha tenido alguna vez la sospecha de que los mediocres gobiernan el mundo? Trump, Bolsonaro, Kim Jong-un, Berlusconi… Hace un par de años, Alain Deneault escritor francocanadiense catedrático de ciencias políticas en la Universidad de Montreal, analizó el asunto en el ensayo Mediocracia: cuando los mediocres toman el poder. Su conclusión es terrorífica: según el momento, cada ciudadano acata las normas imperantes, sin cuestionarlas, con el único propósito de mantener su posición (es decir cuando le conviene), o bien las sortea de manera taimada sin que trascienda que no es capaz de respetarlas. Solo estas dos actitudes se enfilan hacia la esfera de poder (En otras palabras esta es la gente que está ganando elecciones contra toda lógica)…  

Para Deneault no hay ámbito libre de mediocridad, ya sea académico, político, jurídico, económico, mediático o cultural. Cualquiera de ellos tiene a un mediocre por jefe. Al igual que aquello propuesto por Platón del gobierno de los mejores, la aristocracia, pero al revés. En lo público, como en lo privado. Para el canadiense, lo que procede y triunfa en estos tiempos son los argumentos que confirmen las teorías ya existentes, y evitan críticas o plantear soluciones arriesgadas, mucho menos originales. Porque ya no importa "la relevancia espiritual de las propuestas"…

Ni siquiera lo cultural escapa de la epidemia mediocre. ¿Cuántas veces hemos escuchado o pronunciado la frase "es más de lo mismo"? Deneault recoge la reflexión de Herbert Marcuse a propósito de la perversión de un sistema en el que patrón y obrero disfrutan con los mismos contenidos culturales. En esto algo falla. No tanto que se diluyan o eliminen las clases sociales como que ambos (patrón y obrero)  legitiman los principios que sustentan el sistema (o sea los gustos vulgares y los fines frívolos, el pobre y el rico los comparten, no hay nadie exigiendo nada, lo mediocre y de mal gusto triunfa).

Se trata de ser mediocres si queremos llegar a ser alguien. El escritor Somerset Maugham decía que "solo una persona mediocre está siempre en su mejor momento". No actúa y, por tanto, no se equivoca. No contradice y, por tanto, no se enfrenta a nada ni a nadie. No enjuicia y, por tanto, obedece.

En 1961,  Kurt Vonnegut, autor norteamericano de ciencia ficción, firmó el relato Harrison Bergeron, un texto distópico y satírico que comienza diciendo: "En el año 2081, todos los hombres eran al fin iguales. No solo iguales ante Dios y ante la ley, sino iguales en todos los sentidos. Nadie era más listo que ningún otro; nadie era más hermoso que ningún otro; nadie era más fuerte o más rápido que ningún otro. Toda esta igualdad era debida a las enmiendas a la Constitución, y a la incesante vigilancia de los agentes de la Directora General de Impedidos de los Estados Unidos". Para evitar que ningún ciudadano destacase, las autoridades ejercían la violencia sobre ellos. "George, como su inteligencia estaba por encima de lo normal, llevaba en la oreja un pequeño impedimento mental radiotelefónico, y no podía sacárselo nunca, de acuerdo con la ley. El receptor sintonizaba la onda de un transmisor del gobierno que cada veinte segundos, aproximadamente, enviaba algún ruido agudo para que las gentes como George no aprovechasen injustamente su propia inteligencia a expensas de los otros".

Todo parece indicar que si la voz de Dios sonara de nuevo, poderosa, atronadora, recia como aquella vez en que creó el mundo, acaso hoy dijera, resignado: "Mediocres del mundo, ¡yo os absuelvo!". (Esther Peñas)


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