martes, 25 de enero de 2022

 Inequidad Social en Salud  en el 

Curso de la Vida y Envejecimiento

Maestría en Gerontología. 

almejovargas5@gmail.com

La inequidad social en salud se va a definir como conjunto de condiciones evitables e injustas que de manera sistemática ponen en desventaja a un grupo (Whitehead, 1991). Entre las personas mayores hay desigualdades entre grupos definidos por las circunstancias socioeconómicas, el género, la identidad étnica y la discapacidad en lo que se refiere a ingresos y riqueza, condiciones de vida, interacción social y actividad física. El resultado es una inequidad en la duración de la vida, la salud física, mental y el bienestar. Estas disparidades remediables -inequidades- se deben a desigualdades experimentadas en los primeros años de vida y en etapas posteriores, lo refiere la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2012). 

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, refiere que la pandemia del COVID-19 tiene fuertes efectos en el ámbito de la salud y profundas implicaciones sobre el crecimiento económico, desarrollo social y sobre todo de alta desigualdad y vulnerabilidad, en el que se observan tendencias crecientes en la pobreza y pobreza extrema, un debilitamiento de la cohesión social y manifestaciones de descontento popular. La pérdida de ingresos afecta sobre todo a los amplios estratos de población que se encuentran en situación de pobreza y vulnerabilidad. 


Estas desigualdades se acumulan, se potencian e interactúan entre sí, causando múltiples discriminaciones que conllevan diferencias en el ejercicio de los derechos. Las personas adultas mayores de 60 años enfrentan una mortalidad más alta en la pandemia; por tanto, su demanda de atención especializada y crítica de salud es mayor. Asimismo, el aislamiento en que viven muchas de ellas limita su capacidad para responder a la enfermedad, genera riesgos para su seguridad alimentaria y puede afectar su salud mental (CEPAL, 2020).

En este sentido, buena parte de las desigualdades en la salud de las personas adultas mayores son injustas e innecesarias, y, por lo tanto, pueden considerarse inequidades. Estas inequidades se acumulan en el curso de la vida debido a la exposición a riesgos y a barreras ambientales y sociales que determinan diferencias en las condiciones de salud durante los primeros años de vida, y en las trayectorias vitales hasta la adultez (Beard et al, 2011).

Existen pruebas consistentes que mencionan que los grupos más desfavorecidos tienen menos oportunidades de supervivencia y tienen una esperanza de vida más corta que los grupos más favorecidos (Whitehead, 1992). 

Hay antecedentes que hacen evidente como una serie de acontecimientos político-sociales durante el curso de vida de los sujetos que abarcan desde la gestación, impactan en la forma en que envejecen.

Bajo este enfoque, el curso de la vida de una persona se ve afectado por su posición en la sociedad; tiene su origen en diversas circunstancias que la afectan, como los sistemas socioeconómicos, políticos y culturales. Las inequidades en la salud pueden aparecer cuando estos sistemas dan lugar a ''una distribución sistemáticamente desigual del poder, el prestigio y los recursos entre los distintos grupos que conforman la sociedad (OPS, 2017). 

Las sociedades son más saludables y gozan de mayor bienestar cuando las personas mayores siguen activas y ocupadas y se valoran sus contribuciones. Sin embargo, las oportunidades para que eso ocurra no están distribuidas por igual. Dependen del funcionamiento de las comunidades, las condiciones de vida, el apoyo financiero formal e informal y de otro tipo, la salud física y mental, las relaciones familiares, las interacciones sociales, el nivel de escolaridad y los recursos personales -incluidos el patrimonio y los ingresos- tanto en las primeras etapas de la vida como en las etapas más avanzadas (OPS, 2019).


No hay comentarios:

Publicar un comentario