martes, 25 de enero de 2022

 Tribuna para reflexionar

Por J. Ventura Torres

El ejecutivo Andrés Manuel López Obrador prometió entre tantas promesas, bajar los precios de los combustibles en virtud de que en el gobierno de Calderón les impuso a los combustibles el impuesto llamado IEPS (Impuesto Especial, Sobre Producción y Servicios) y que si el voto le favorecería le quitaría ese impuesto porque la gasolina y demás combustibles con ese impuesto los estaba encareciendo, y en la actualidad nos damos cuenta que es una serie de impuestos los que se gravan a todos los combustibles, además del  Impuesto al valor agregado, y otros más.

También entre tantas promesas del PEJE, dijo que no habría nuevos impuestos y que reformaría el sistema tributario simplificando LA FORMA DE TRIBUTAR, pero no cabe duda que todo esto fueron puras promesas banas, porque en la actualidad, ya hubo cambios o reformas al Código Fiscal de la Federación y su aplicación sin duda alguna no hubo ninguna simplificación, y nuevamente se repetirá como lo hacían los gobiernos PRIANISTAS que le antecedieron, AL EJECUTIVO ACTUAL. Puede ser muy posible que con este cambio de tributar o cambio de impuestos, nos da a pensar, y es muy de seguro que nuevamente tengamos encima el terrorismo fiscal.

¿Cuáles son los impuestos de la gasolina?

La gasolina y el gasóleo suben sin tregua y, en consecuencia, también los diferentes gravámenes que se les aplica., 

La batería de impuestos que soportan los carburantes hace que su precio suba al doble después de sumar los costes de la materia prima, los de distribución y el beneficio de las empresas petroleras. En concreto el gravamen supone un encarecimiento del 52% para la gasolina y del 48% para el gasóleo de automoción., 

El primero y más gravoso de todos es el Impuesto Especial de Hidrocarburos, una cantidad fija que se aplica a cada litro de combustible (0,40 euros para la gasolina y 0,30 en el gasóleo). Le sigue el IVA (al tipo del 21%), común a casi todas las transacciones, que sube la factura en la gasolinera otros 0,20 céntimos cada litro de combustible. 

Pero la secuencia de impuestos no acaba aquí, ya que el usuario habitual de los carburantes más utilizados en automoción también tiene que pagar el llamado Impuesto sobre Ventas Minoristas del Estado, que añade otros, 2,4 céntimos por litro. Aún hay más, La carga impositiva aumenta, y con el mismo motivo de la venta minorista, por el llamado céntimo sanitario, aplicado a discreción por cada Comunidad Autónoma (algunas no lo cobran), y que puede oscilar según cual entre 1,7 y 4,8 céntimos por litro.

Una polémica carga impositiva con la que se pretende ayudar a las autonomías a financiar las competencias sanitarias transferidas. La venta de carburantes se convierte así en una parte esencial para la financiación del Estado y las Comunidades Autónomas, recaudando anualmente en torno a los 20.000 millones de euros de los impuestos aplicados al sector.


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