lunes, 2 de mayo de 2022

 ¿Qué es un Centro Histórico?

El problema del Páramo en Sayula

Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

Un centro histórico de casi 500 años, no es poca cosa. Sayula tiene una gran responsabilidad con este patrimonio arquitectónico que es el primer cuadro de la ciudad. Lamentablemente, digámoslo con todas sus letras, este ayuntamiento que es el mismo que el pasado, le ha valido un soberano cacahuate nuestro patrimonio, y con la impunidad que caracteriza al gobierno del estado cómplice que solapa y otorga una impunidad muy criticada en los círculos culturales de la capital, se atentó contra este legado centenario en 2019: se demolió un edificio patrimonial y se afectó, sin consulta a las autoridades competentes y por lo tanto a los expertos, el conjunto arquitectónico del centro histórico de Sayula. 


Además de un crimen contra el patrimonio, como lo tipifica la ley, es una afrenta a la historia de Sayula de parte de quien no parece sentir el mínimo respeto ni amor por su municipio natal. Ahora este mismo personaje en su evidente ignorancia propone que el lugar donde estuviera edificado el ex Jardín de Niños Celso Vizcaíno y la primera etapa del Centro Cultural el Páramo, hoy en escombros enterrados en ese predio ya baldío, se edifique un nuevo proyecto de acuerdo a una propuesta popular ¿En qué cabeza cabe? ¡Es una barbaridad! un centro histórico es en sí mismo una obra de arte a parte de el alma de la identidad de un pueblo que, con respeto de la democracia como hoy se entiende, no tiene derecho la actual generación de intervenir sin tomar en cuenta a las pasadas generaciones que edificaron este patrimonio arquitectónico. Fuera de contexto la vox populi o voz del pueblo, esta no puede sino proponer bodrios, pues desconoce el pasado de su propia identidad, su historia y juzgará desde esa perspectiva. NO, no avalemos esa tontería, la intervención de un centro histórico debe ser si, avalada por el pueblo pero consciente de su significado, su historia y su valor artístico, para ellos es necesario la intervención de un grupo de expertos que informe a las personas sobe todo ello (No han podido resolver el problema del kiosco que se cae a pedazos y ya piensan en un proyecto nuevo ¡Qué pena dan! ¿Dónde está su capacidad gestora que tanto presumen? En el temporal de lluvias se desplomara el kiosco, seguramente, para que propongan otra tontería en su lugar…). 

Estamos en momentos críticos de la cultura donde el mal gusto predomina, pero hasta el más ignorante puede diferenciar entre el mal gusto contemporáneo y la elegancia del pasado, por cuestión fenomenológica. 

No proponemos que el centro histórico sea un museo polvoriento de cosas muertas, no, proponemos que el centro histórico viva dando testimonio del pasado, sirviendo de referente, de huella de la elegancia y cultura de un municipio que nos dio identidad y orgullo, por ello abstengámonos de apoyar estas propuestas criminales y aprendamos sobre nuestro patrimonio para opinar y respaldar propuestas viables y dignas para nuestro municipio. Entendamos qué es nuestro centro histórico, antes de proponer para el lugar citado (el predio donde estuvo el Páramo) una nueva presidencia, una copia fiel de los portales, un zócalo, oficinas públicas o una pista deportiva: 

"La arquitectura religiosa concebida en México desde el siglo XVI, forma parte del patrimonio cultural edificado del país y es un referente obligado en la literatura universal para el estudio e investigación de los procesos de evangelización en la América española. El ser humano a lo largo de la historia ha creado un entorno cultural, expresivo y connotativo dentro de un territorio en el cual ha elegido desenvolverse; habitualmente en los pueblos o ciudades milenarias de donde ha emergido y crecido como un ser pensante ha manifestado conocimientos y saberes propios de su crecimiento tanto físico como espiritual, de esta manera ha dejado imbuido en la extensión propia del territorio (tangible e intangible) su propia identidad que es símbolo inequívoco de la construcción de su pensamiento, obra y acción. Dichos conceptos se traducen en elementos diseñados y construidos, tales ejemplos puntuales los tenemos en los diseños de pueblos y ciudades, edificios históricos, civiles, militares y religiosos; puentes, acueductos, fuentes, acequias, así como elementos icónicos en el ámbito espiritual; y no solo eso, a todo ello le ha dado una identidad que se traduce en una expresión de la herencia cultural el día de hoy. Algunos pueblos que se desarrollaron mucho más rápido que otros en el ánimo de buscar nuevas perspectivas para dejar o heredar su pensamiento, planearon estrategias para conquistar a nuevos pueblos y dejarles marcado su conocimiento, así como sus saberes en torno a la organización social y cultural; la religión ha sido uno de los grandes saberes y prácticas, pueblos conquistadores sobre pueblos conquistados desde la antigüedad, buscaron diseminar también su práctica religiosa; la Nueva España no fue la excepción, España fue un pueblo que durante muchos siglos sostuvo un sistema de colonización bastante considerable; su práctica religiosa y la diseminación de sus creencias a través de la iglesia impactaron sensiblemente en el pensamiento politeísta de los pueblos del antiguo México, que con la venia de la corona española diseminó no solo la religión, sino grandes centros o complejos arquitectónicos para la práctica religiosa que resultó en un proceso de sacralización sumamente complejo e importante. Los grandes complejos arquitectónicos dentro de la religión católica en la Nueva España permitieron conquistar férreos pueblos con prácticas politeístas sumamente arraigadas, el proceso de evangelización comprendía los imponderables y para ello diseñó estrategias que permitieran a los indígenas abrazar la nueva religión, no sin antes atravesar por muchas vicisitudes; la visión fundamental de las distintas ordenes mendicantes venidas a México para participar en este proceso de evangelización concibieron un grave problema acerca del como evangelizar; dadas las circunstancias actuales del pueblo Mexicano en la religión y su sistema de organización se superaron con creces las tareas religiosas que muy pronto tuvieron a bien convertirse en espirituales, como resultado del nuevo fervor religioso se edificaron edificios para el culto con nuevas tipologías, tanto en las fachadas con ornamentos que fueron de lo muy simple a lo muy recargado o en cuanto al diseño de espacios donde las aportaciones conciben la práctica religiosa acorde en primera instancia a la dinámica de los antiguos pueblos de México, para luego definirse como una nueva tipología que respondía a las complicaciones y complicidades en los pueblos a evangelizar en la Nueva España. Los centros religiosos no solo se quedaron en la tarea de la evangelización y la conversión de las distintas culturas indígenas, muchos de esos centros concibieron de manera aleatoria el recogimiento, el sentido de espiritualidad y el descanso del cuerpo y el alma en un espacio diseñado para tal fin, en algunas poblaciones de la nueva España se diseñan entonces espacios conocidos como capillas de hospital que tenían una función con las características antes mencionadas. El valle de Atemajac, antiguo señorío de Tlajomulco en Jalisco es uno de los territorios en donde un vasto complejo de recintos religiosos fueron construidos entre los siglos XVI al XVIII y son conocidos como "Capillas de Hospital en Jalisco"; el sueño de un religioso Fray Antonio de Segovia y un sequito de frailes franciscanos junto con él concibieron la idea de crear hospitales y fomentar en ellos el culto a la imagen de la Purísima Concepción, además de la asistencia a enfermos tanto en el plano físico como en el espiritual."  (Dr. en Arq. Gerardo Gama Hernández)

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