jueves, 22 de mayo de 2014

Temas de Interés

Por Arturo Fernández Ramírez
¿Por qué no apostar a la tecnificaciòn de las pitayas?
Desde hace ya algunos lustros Sayula dejó de ser la ciudad de los portales y de las pitayas, quedó solo en portales, porque de este fruto queda muy poco.
Aunque nos duela reconocer, pero otros municipios cercanos al nuestro como Amacueca y Techaluta, han logrado con mucho éxito ganarse la fama de producir y vender esta fruta deliciosa.
Asesorados en forma acertada, han logrado promover la pitaya a través de ferias y eventos alusivos, lo que dicho sea de paso, les ha generado una derrama económica adicional por el turismo que también se fomenta.
Y es que por ejemplo muchos ciudadanos de la zona metropolitana de Guadalajara están ya pendientes cada año de las ferias que se realizan en torno a la pitaya en dichas comunidades, fomentándose así el turismo.
En Sayula son pocas las personas que siguen cultivando los órganos, lo que antes eran grandes extensiones de pitayeras, ahora se han convertido en ladrilleras o simplemente se han urbanizado.
La justificación que en su momento se dio para cambiar de giro fue que el negocio de las pitayas era cuando mucho dos meses al año, mientras que la fabricación del ladrillo o de otras actividades, podía realizarse durante prácticamente todo el año.
Sin embargo, como suele suceder, la poca visión que tenemos de las cosas, impidió prever que gracias a los avances de la ciencia y de la tecnología, el negocio de las pitayas no quedaría limitado únicamente a cortar y vender el fruto en forma exclusiva durante el temporal, como antaño se hacía.
Sino que ahora se llevan a cabo procesos de industrialización a través de los cuales se elaboran productos derivados de la pitaya.
Sin pasar por alto los estudios (hechos por extranjeros y no por mexicanos) que se han realizado a la planta del pitayo y del nopal, descubriéndose grandes propiedades curativas de enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, entre otras.
Y esto ha dado como resultado que lo que antes era comida de la gente humilde y que estaba al alcance de todos (bastaba ir al cerro a cortar los nopales y prepararlos como alimento) ahora poco a poco se ha convertido en un producto costoso y que para nuestro pesar, se industrializa en el extranjero y lo importamos para consumirlo ya industrializado. Algo parecido con el petróleo, donde somos productores de petróleo crudo pero importadores de sus derivados ya industrializados. Vedemos barato pero compramos muy caro. El negocio lo hacen otros con nuestra propia materia prima.
En este contexto, así como Sayula en los últimos años ha logrado avanzar en la agricultura tecnificada, logrando que fuertes inversionistas vean a nuestro municipio como el lugar idóneo para invertir, así mismo, sería deseable que se le apostara a proyectos para rescatar la producción de la pitaya.
Así como se han implementado técnicas avanzadas en la agricultura, así debería pensarse en proyectos que logren posicionar a Sayula como la ciudad de las pitayas que otrora tuvo, pero ahora ya con un enfoque tecnificado e industrializado. ¿Habrá capitalistas que le apuesten a este tipo de proyectos que sin lugar a dudas les redituaría económicamente a ellos y a nuestro municipio? Esperemos que sí. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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