Por Arturo Fernàndez Ramìrez
Mucho se ha cuestionado si la decisión del ejecutivo federal y estatal sobre crear una fuerza única policial es la solución en contra de la grave inseguridad pública que vivimos.
El argumento principal con el que pretenden justificar dicha decisión es la deficiencia con que actúa la policía municipal y la infiltración de la delincuencia organizada en tales estructuras.
Desde ese enfoque pudiéramos decir que tienen razón, porque efectivamente la gran mayoría de las policías municipales se caracterizan por su falta de preparación, por las bajas prestaciones que perciben sus elementos y obviamente por la vulnerabilidad que representan frente a la delincuencia organizada.
Sin embargo, las cosas no deben ser vistas únicamente desde tal perspectiva, ya que no se puede pasar por alto que la falta de recursos hacia los municipios da como resultado inmediato que sus cuerpos policíacos carezcan de lo más indispensable, desde el mismo armamento, equipamiento, salarios dignos y capacitación.
Pero de igual forma, lo que tampoco puede soslayarse es que a pesar de esas carencias, es la policía municipal la que a nivel nacional lleva a cabo el 95% de las detenciones de los presuntos infractores de la ley.
Así es en efecto, de acuerdo a estadísticas, la policía municipal es la que lleva a cabo el mayor número de detenciones, ya que el restante 5% lo realizan las policías estatales y federales incluyendo al Ejército.
Entonces, no es correcto que se descalifique de buenas a primeras a la policía municipal, mucho menos que bajo el argumento de ineficiencia e infiltración, se opte por su desaparición.
Creo que puede haber otras alternativas, como su fortalecimiento, por ejemplo a través de las pruebas de control de confianza mediante las cuales se depura una corporación policíaca, siempre y cuando no se abuse como lamentablemente está pasando en la actualidad en muchos casos en los que se deja en el desamparo a los integrantes de las fuerzas de seguridad pública.
Por otro lado, si partimos de la teoría del federalismo, es indudable que la fuerza única representa un paso al centralismo, es decir, puede considerarse como un retroceso.
En teoría debe suponerse que es mejor apostarle a un sistema federalista en lugar de uno centralismo, por lo que el mando único policial representa fortalecer el poder central en detrimento del tercer nivel de gobierno que se constituye por los municipios.
Dicho en otras palabras, en lugar de debilitar un sistema federalista, el gobierno debería fortalecerlo invirtiendo más recursos en pro de los municipios para que logren su verdadera autonomía y sean capaces de contar con policías capacitados y resistentes a las tentaciones de la delincuencia organizada.
Los municipios como el único nivel de gobierno que tiene el contacto directo con los gobernados, son los únicos entes públicos que realmente pueden conocer a mayor profundidad la problemática de sus respectivas comunidades y en función de ello crear las políticas públicas más viables y efectivas. Por eso considero que la fuerza única policial no será la mejor solución en el combate a la inseguridad que hoy en día vivimos. Y si no el tiempo lo confirmará o desmentirá. O usted qué opina estimado lector. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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