miércoles, 29 de diciembre de 2021

 Parque “Cerrito de Santa Inés”, mil 

cien años de historia de Sayula

Investigación de Rodrigo Sánchez Sosa/ Cronista de Sayula

La última etapa del señorío prehispánico del Tzaulan, data del año 900 de nuestra era, fue entonces, en la etapa histórica que los arqueólogos llaman el post clásico tardío, que se levantaría el complejo ceremonial prehispánico que hoy conocemos como santa Inés. Constaba, hasta donde se ha estudiado, de cuatro montículos o pirámides de hasta 18 metros de alto, una posible juego de pelota y una plaza ceremonial del alrededor de cien metros cuadrados, se sabe que el complejo abarcó 16 hectáreas desde la entrada del hoy parque hacia el sur. Cuando los españoles llegaron este valle y señorío prehispánico y fundaron la primera estancia española a la que llamarón como al señorío, pero castellanizando el nombre a Caulán o Saiulan, que derivo luego en Sayula; el complejo ceremonial en santa Inés, nombrado así por los españoles para la primera esposa del encomendero español Alonso de Ávalos, estas construcciones tenías ya 600 años de antigüedad.



Luego de que en 1546, el capitán de navío don Andrés de Urdaneta, fundará el actual Sayula en el lugar que se encuentra hoy, un terreno plano a 1200 varas castellanas de las lomas de santa Inés, llamado por los nativos Altepetlsoyometl cuyo significado podría ser el lugar cercano al estuario de los sancudos; el lugar quedó abandonado, las casas y ermita de adobe y paja que levantaron los españoles cerca del citado parque en 1522, con el tiempo desaparecieron.

No fue sino hasta el siglo XIX que con el cambio de propiedad de la tierra durante el primer periodo independiente del país, ese espacio que abarcaba lo que hoy son las colonias Santa Inés, la candelaria y Belisario Domínguez, pasó a ser una hacienda denominada santa Inés, la cual aparece en planos del archivo histórico del estado. Su casco se encontraba en la colonia de la candelaria cerca del templo de ese barrio; en los años setenta del siglo pasado antes que se poblara la colonia citada, aún quedaban ruinas de esta que muchos sayulenses que hoy viven conocieron.   

Dicha hacienda debió tener un lugar de descaso para sus dueños en el sitio en el que hoy se levanta el parque santa Inés, quizás porque allí se encontraba un pozo de agua con el cual se regaban los frondosos árboles que le daban sombra, contrastando con los campos de cultivo y huizacheras que rodeaban esas lomas. Para 1940, cuando la hacienda de que hablamos era ya solo un recuerdo, la tradición como sitio de esparcimiento y descanso siguió, las familias de Sayula solían ir allí de día de campo, de donde cuenta la tradición que surgieron para dicho paseo familiar los famosos tacos de camarón estilo Sayula. Un ayuntamiento de ese tiempo, ante lo popular del lugar recreativo, mandó crear una infraestructura para los paseantes consistentes en mesa, bancas y piso firme, de los cuales aún queda vestigio. Los montículos o pirámides que ahí se encuentran, para la gente de ese tiempo, les parecieron cerritos, sobre todo el mayor que se encuentra  en la puerta de entrada al parque, de ahí su popular nombre  "Cerrito de Santa Inés".

Fue por ese tiempo que una arqueóloga estadounidense de la universidad de Berkeley en California, Isabel Kelly, investigó la región, dando a conocer el origen de ese sitio en Sayula, así como  que, aquellos montículos no eran cerritos sino pirámides de mil años de antigüedad. El sitio fue clasificado por el INAH en los años setenta del siglo pasado, con reguardo militar pues la gente de Sayula creyendo que los arqueólogos de ese instituto, desenterraban un tesoro en santa Inés, iba por las noches y saboteaba el trabajo de estos. 

Para los años ochenta y noventa se delimitó el área del actual parque, se destruyó parte de la cara poniente del montículo mayor para abrir una calle, se instalaron canchas de básquet bol y caseta de vigilancia a la que se añadieron baños, una cisterna o aljibe y una barda perimetral. Además, se sembraron erróneamente pinos y eucaliptos en las caras de la pirámide mayor edificándose de peor manera sobre esta, escaleras y un balcón con capilla en su cúspide, para más tarde añadir una pista para patinetas a desnivel en lo que fuera parte de la plaza mayor o patio hundido del complejo prehispánico. La Barda perimetral del parque cercenó en dos partes en complejo, volviendo un basurero la parte sur donde quedaron dos de los tres montículos que quedaban. Todo ello con motivo de promoción política de los ayuntamientos en turno, sin tomar en cuenta el sitio histórico y su carácter arqueológico.

Hoy en día el actual ayuntamiento de Sayula presidido por Daniel Carrión Calvario, luego de un año de intervención de ese lugar, la mitad del cual fue abandonó de la obra, inauguró lo que él llamó con pompa "Parque arqueológico Recreativo Cerrito de santa Inés" en una clara continuidad de la depredación por parte de los intereses políticos en turno, de ese lugar. La idea de mesclar un complejo deportivo con un sitio arqueológico, es ya de por sin sentido; anunciar como lo hace, más instalaciones para deportista allí, solo contribuirá a la desaparición de lo poco que queda de los vestigios prehispánicos milenarios. Resulta por ello falaz su declaración oficial en su sitio de redes sociales que dice textualmente: 

"(En el parque Santa Inés) Además, se contempla una etapa más de área de juegos infantiles, gimnasio y espacio de calistenia, también se renovará el comedor comunitario y se construirán caminamientos (sic) al igual que áreas para día de campo. Este lugar sin duda será el mayor referente arqueológico y turístico de la región."     ¿Arqueológico? Un total sin sentido e insulto a 11 siglos de historia. 

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