lunes, 10 de enero de 2022

           La cuesta de enero

Por Arturo Fernández Ramírez

Como suele suceder cada año, después de las fiestas decembrinas y los gastos que implican, iniciamos el año no solo sin dinero. También con la responsabilidad de cubrir los impuestos y adquirir artículos con los respectivos aumentos. Los llamados productos de la canasta básica suben de valor y con ello todos nos vemos afectados en nuestras finanzas. Aunado a lo anterior, la crisis generada por la pandemia y que todavía sigue, hacen que las cosas se agraven más de lo normal. Bien por los que tuvieron la precaución de guardar recursos económicos para estas fechas. Quienes no, vamos a tener que hacer malabares para salir adelante.

De acuerdo a la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) la cuesta de enero de los mexicanos será "una pequeña pendiente inclinada para los consumidores mexicanos". El inicio de año se vislumbra complicado debido a los aumentos de precios en varios productos como el pan de caja, gasolina, cigarros y refrescos. Que traerán consigo incrementos en productos de la canasta básica.

Entre los principales aumentos registrados por la ANPEC son la cajetilla de cigarros de 66 a 70 pesos. Pan dulce, pastelillos, botanas y bebidas saborizadas, entre 1 y 2 pesos. Pan de caja, 2 pesos. Gasolinas subieron en promedio 1 peso. Y así sucesivamente, todos los productos de la canasta básica o no, tuvieron incrementos. Afectando nuestra economía personal y familiar.

La citada ANPEC considera que dicha escalada inflacionaria llevarán a la inseguridad alimentaria a más de 30 millones de mexicanos. Y a que 2 de cada 10 mexicanos padezcan hambre. Lo que se agravará con la crisis sanitaria que continúa y se prevé se agudice con la nueva variante Ómicron. Lo que trae como resultado que se frene la economía.

Ciertamente el incremento al salario mínimo fue en un porcentaje superior al que de manera tradicional se aumentaba. Con y ello, el rezago que durante décadas sufrió, todavía persiste y la clase trabajadora continúa lejos de percibir un sueldo que le garantice una vida digna y decorosa. Como lo establece la Constitución como un derecho humano.

En fin, no se trata de ser pesimistas, pero sí realistas de lo que está pasando y de lo que se visualiza en lo inmediato. Es mejor estar conscientes para prever o poder amortiguar una crisis. Esperemos que pronto podamos tener un panorama diferente.


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