sábado, 5 de diciembre de 2009


Temas de Interés

Por Arturo Fernandez Ramírez

Todo hace indicar que a raíz del asesinato del Teniente Coronel Sergio José Yerenas Cobián, Segundo Comandante del 9° Batallón de Infantería destacado aquí en el municipio de Sayula, el Ejército emprendió toda una serie de operativos aquí en nuestra población pero también en todo el Sur de Jalisco en contra del crimen organizado, particularmente del narcotráfico.

 Al momento de la ejecución las autoridades declararon desconocer el móvil del delito y aunque a la fecha se sigue desconociendo el mismo (al menos un servidor desconozco si ya hubo algún dato oficial que informe si se tiene conocimiento cual fue la razón de ese artero asesinato) lo cierto es que todo hace indicar que fue obra de la delincuencia organizada.
 Dos razones, de manera principal, nos hacen pensar lo anterior, por un lado la forma en que se perpetró la privación de la vida de dicho militar, la cual es característica de quienes forman parte de peligrosas organizaciones de delincuentes.
Y la otra razón es precisamente la reacción misma que tuvo el Ejército frente a ese hecho sangriento, implementando de manera inmediata intensos operativos en contra de dicha delincuencia organizada.
 Los resultados han sido mas que evidentes, muchos presuntos delincuentes han sido detenidos y puestos a disposición de las autoridades competentes para que se les investigue y en su caso, de encontrarlos culpables, se les castigue conforme a la ley.
 Producto de estas acciones militares, se hace casi común ver por las calles de nuestra población (y seguramente en las del sur de Jalisco) a elementos del Ejército que rondan y vigilan a nuestra población.
 Mucho se ha cuestionado si en realidad todas estas acciones, toda esta forma de actuar, acabará o al menos disminuirá los altos índices de la delincuencia organizada.
 No son infundados estos cuestionamientos, ya que en los lugares donde se han detectado férreos controles de los narcotraficantes, como Tamaulipas y Chihuahua, a pesar de la intervención del Ejército, no se ve que disminuyan los actos ilícitos y mucho menos el fuego cruzado y los decesos entre delincuentes y autoridades. Los saldos siguen siendo rojos.
 Desde luego, la crítica es para el Gobierno Federal como principal responsable de estas políticas públicas. Le apuesta a la Secretaría de la Defensa Nacional pero sin que al efecto implemente otras acciones paralelas que coadyuven al combate efectivo de la inseguridad.
 Cabe destacar que en el caso de Sayula amplios sectores de la población han visto con buenos ojos la actuación de nuestros militares. Seguramente también habrá quienes expresen una postura en contra.
Indudablemente el clima de inseguridad que desde hace tiempo se vive en Sayula ha hecho que con los operativos que comentamos, se avive la esperanza de pronto estar en un ambiente de seguridad y tranquilidad.
Lo único que puede seguir siendo lamentable y motivo de reproche, mas allá de estar en contra o a favor de las acciones emprendidas para el combate a la delincuencia y si estas son las correctas o no, es que se tengan que sufrir pérdidas humanas como la del subcomandante Yerenas para que las autoridades actúen de manera mas efectiva, mas expedita, con mas energía y con resultados mas palpables. No deberían esperar a que haya asesinatos para combatir a toda la red de delincuentes que han permeado a nuestra sociedad y que la tienen en un verdadero estado de zozobra. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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