jueves, 14 de abril de 2011

Agua Zarca

Por Remigio Godoy

LOS CÍRCULOS DE LA POBREZA


No os espante la pobreza; nadie vive tan pobre como nació.
Lucio Anneo Séneca

En un país, como el nuestro en el que, según cifras oficiales, casi la mitad de la población vive en pobreza, llamada pomposamente, como multidimensional, esto es, presentaban al menos una carencia social y no tenían un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades. Es decir, vivimos en un país, en donde el 64.7 por ciento de la población no tiene acceso a servicios de seguridad social, tales como pensiones o cuentas de ahorro para el retiro; el 40.7 por ciento de la población no tiene acceso a servicios de salud, incluyendo el paupérrimo servicio del tan cacareado "Seguro Popular", que como dijera el preclaro diputado local Raúl Vargas, "ni es seguro, ni es popular"; un país en donde el 21.7 por ciento de la población tiene rezago educativo, esto significa, que no asiste a un centro educativo o que teniendo más de 29 años no cuente con primaria terminada; en un país en el que el 21.6 por ciento de la población tiene carencias respecto a acceso a la alimentación, claro que en ese porcentaje no está nuestro amado Gobernador de Banco de México, el ligero Agustín Carstens, y ya no sigo enumerando más indicadores porque se me están nublando las cuatro virtudes cardinales.
Y se preguntará Usted querido lector, bueno tal vez no se lo pregunte, perdone mi egocentrismo, se preguntará decía yo, ¿Por qué este tipo me amarga la lectura de este interesante periódico con tan desalentadores números? Pues la razón es muy sencilla. En una sociedad con las condiciones que le acabo de describir, es normal que la población requiera de determinados apoyos que sirvan para aliviar en algo la desgastada economía familiar, es ahí en donde los "amables" banqueros han visualizado un interesante nicho de saqueo, digo, de mercado, como es esto, voy despacio y me explico.
"El pobre si puede pagar", nos sueltan empalagosos los "benefactores" del crédito a los segmentos más pobres de la población y por ello, nos dicen, están dispuestos a "arriesgar" sus capitales, para prestarles a los pobres. Consecuencia de ello vemos como pululan ahora opciones de crédito a personas de bajos y no tan bajos recursos en opciones que van desde "Compartamos", "Banco Azteca", "Bancoppel" o "Banco Ahorro Famsa", mismos que con sus características propias ofrecen créditos con tasas anualizadas que van desde el 171.4 por cientos hasta de "Banco Ahorro Famsa", 106.7 por ciento de "Bancoppel", 201.12 por ciento de "Banco Azteca" y el 84.24 por ciento de "Compartamos", con esas tasas no podemos sino decir: "Que barato".
Desgraciadamente, para la mayoría de la población, estos verdaderos deshuesaderos, son la única opción real de crédito, con la agravante que el fin que se le da a dichos créditos es la compra de bienes de consumo inmediato, es decir, en la mayoría de los casos estos créditos, se van en comer.
Podríamos analizar detalladamente cada uno de las instituciones que le acabo de referir, pero ahora me enfocare únicamente en la de Compartamos, pues es con todo, la que se lleva las palmas como ejemplo de sevicia de todas las nombradas.
En el municipio esta opción apareció mediante su modalidad de "Crédito Mujer", dichos créditos se otorgan a grupos de 12 a 50 mujeres las cuales se convierten en deudoras solidarias del crédito otorgadas a cada una de ellas, es decir, todas son deudoras solidarias para el caso de que alguna de las "socias" no cubra algún pago semanal o incurra en mora total del crédito. Así de fácil, el banco no arriesga un solo peso de su capital pues si alguna mujer no paga, las demás deberán de pagar, so pena de no recibir nuevos préstamos todas ellas. Estos créditos se conceden en montos que van de los $ 1,500 a los $ 4,500, y se pagan en un plazo de 16 semanas. Sobre dichos préstamos la empresa cobra una tasa de interés anualizada del 116.6 por ciento, es decir casi un 10 por ciento mensual, más caro aún que lo que le cobraría un prestamista particular.
Ahora bien, el crédito por sí mismo no es malo, lo malo es el uso que se le dé, pero con montos tan pequeños difícilmente podría alguien destinarlo para emprender un negocio, a no ser que este sea el de poner una mesa para vender raspados, ojo que no digo que no sea un negocio honorable, lo es, pero difícilmente podrá significar la forma en que una familia abandone la pobreza.
Luego entonces, ¿cuál es el destino de estos créditos? Ya lo mencione el consumo, comer, atender las necesidades más apremiantes, pero como eso a fin de cuentas es cosa de todos los días, el satisfacerlo con dinero prestado, y prestado a tan alto costo, no hace sino crear un circulo de pobreza en el que la gente pide un préstamo para sobrevivir, en pagarlo, por su altísimo costo, le impide satisfacer otras necesidades y le obliga a buscar de nueva cuenta el mismo crédito, impidiéndole dejar de depender de tan mal sistema de financiamiento.
La situación ahí está, somos un país pobre, que desgraciadamente, no puede encontrar el camino para generar opciones que le permitan salir de esa espiral de indigencia y le permita ambicionar en un lejano día con mejores horizontes de vida.
Pd. Le renuevo a su disposición el correo electrónico: remigio.godoy.sayula@gmail.com, en donde con gusto, recibiremos comentarios, mentadas, mecenazgos, sugerencias e invitaciones a no escribir más.

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