domingo, 6 de noviembre de 2016

LA POLITICA DESDE GAYOLA

Por Rodrigo Sànchez Sosa

La palabra enemigo deriva de la palabra latina inimicus, según el diccionario de la Real Academia Española, es un adjetivo que denota ser contrario a (que se muestra completamente diferente); en su primera acepción, en su segunda dice:" Dicho de una persona o de un país: Contrarios en una guerra". En una tercera, apunta: "Persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal"; y finalmente en una cuarta, citando el derecho antiguo, complementa: "…hombre que había dado muerte al padre, a la madre o a alguno de los parientes de otro dentro del cuarto grado, le había acusado de un delito grave, etc.  
Parte del canon ético dentro de la política reza que, "en política no hay enemigos, hay adversario".  Pese a que el mismo diccionario, hace de "adversario" y "enemigo" sinónimos, se entiende que, para efectos del principio ético de la política, "adversario" se asume como contrario o contra parte en el deporte ¿Por qué? Porque la política como la entendían los griegos, y nosotros con ellos, era una sublimación de la guerra, es decir; el hombre hace política para no hacer guerra. Los mismos griegos entendían el deporte como una sublimación de la guerra, igual que nosotros, se hacen competencias deportivas para no hacer la guerra. Aunque política y deporte, son actividades muy diferentes formalmente, tienen dentro de sus fines uno en común, canalizar nuestra violencia para dirimir nuestras diferencias. La violencia implica muerte. Como se vio el enemigo es aquél que es el contrario, el diferente a mí, el que en una guerra está en posición de asesinarme sino me defiendo; es aquél también, que su voluntad irracional me desea mal; es aquél que ha dado muerte a mi parentela y con el que estoy obligado a cobrar tal afrenta. En decir, el enemigo es aquél que debe desaparecer, ser aniquilado totalmente, si quiero sobrevivir yo. El adversario, relacionado con el juego, es aquél que debe ser vencido, humillado, anulado, en otras palabras, metafóricamente, debe morir. Este sentido figurado de la muerte del otro en el deporte, sacia nuestra primitiva violencia que implica la sed de sangre, el impulso de muerte, el thánatos griego.
El deporte, la política, es civilidad; la violencia, la guerra, es barbarie, ignorancia, animalidad.  Los animales no hacen política, y aunque juegan entre ellos, no tienen deporte, que es una sofisticación del juego primitivo e irracional que prepara para la caza o la competencia por los recursos a los animales; de hecho el deporte nace como una forma de mantener a las tropas preparadas para la guerra en tiempos de paz en Grecia, donde se preparaban juegos rituales de competencia, que luego conoceríamos como Olimpiadas, aunque existen otros juegos rituales de entonces que no alcanzaron a llegar hasta nuestros días, como los juegos dionisiacos, que tenían le propósito de mantener en forma física optima a los guerreros griegos. Por ello hoy en día se asocia a los Juegos Olímpicos con la paz entre las naciones.
En la política, el sentido de" adversario" aunque sinónimo de "enemigo", se entiende en un sentido deportivo por lo anterior. Pero, hemos visto como país que es fácil pasar de una a otra de estas acepciones no semánticas, sino culturales, convirtiendo la política en barbarie. Entre más grande la ignorancia, más se entiende que el otro no solo debe ser anulado, sino humillado y eliminado, hasta asesinado, en aras de las ambiciones políticas. De allí que la norma ética de la política sancione esta actitud, dado que es contraria a la finalidad de la mimas política, que no es otra que solucionar nuestras diferencias como seres humanos y no como animales. Nos parecesería absurdo, brutal y bárbaro, que un partido de futbol, una pelea de box o una partida de ajedrez terminará con la muerte del o los adversarios o la humillación pública y degradación tal que, perdiera o perdieran su honor, que es la muerte social, como resultado de un juego, que precisamente eso es lo que pretende evitar. Se puede perder deportivamente, sin embargo, ser reconocido el esfuerzo y valor demostrado en la contienda, y respetada su integridad como persona. Lo mismo debería de ser en política, el juego de la administración de una ciudad, que es el significado de política. Y no necesariamente se hace así, la ignorancia, la mezquindad y la brutalidad, de la política incivilizada, convierte a al campo político en una guerra, llevando el concepto a lo absurdo.
Nuestra experiencia local al respecto es tan patente que cada semana podemos constatar en los medios escritos locales esta forma aberrante, bizarra de la política. Un video publicado en:  https://www.youtube.com/watch?v=VNnptktMlHo; demuestra lo anterior. El mismo involucra a mi persona, en la desatada polémica local sobre el cronista de la ciudad. A la gran mayoría de la gente, quién sea el cronista de Sayula, la tiene sin cuidado, pero no así a los políticos locales y cierta clase social sayulense; ambos actores se interesan en el caso por motivos diferentes, los primeros lo ven como una forma de restar credibilidad a sus adversarios en este caso en el poder y los segundo como una cuestión supuestamente de "honor" aunque detrás hay motivos económicos y de segregación. Digamos que esto no tendría, en el caso de la política, nada que reprocharle incluso se le debería de exigir, mientras que en el otro, era de esperarse por ser sus mismos motivos inconfesables éticamente.
Pero, en éste caso, hay más, algo de lo que arriba hablábamos. Las razones de la política se rebasan, dado que el principal implicado en el caso Federico Estrada Valera, confiesa en este video en Youtube, que deberíamos de ver todos los sayulenses, que las descalificaciones para este servidor son personales y que hay un grupo de gente con problemas e intereses particulares que aprovechan su poder político para ajustar cuentas conmigo, de qué, sobre qué, desconózcolo; sólo quiero señalar que a tales no les importa las formas éticas a guardar y utilizan la descalificación personal para sus fines uno personales con un servidor y dos, políticos al golpear a sus adversarios de los cuales son oposición. Este abuso bárbaro del poder, si bien es común en el país, no debería ser visto como normal por nadie, porque es lo que nos tiene en la situación actual como nación. Estos grupos de gente que hace política sucia, desde su ignorancia y barbarie, mezquindad y mala voluntad, ve enemigos, no adversarios, y por lo tanto su fin es aniquilarlos, no vencerlos. No quiero decir con esto que me sienta amenazado en mi integridad física, no para nada; pero, si calumniado y humillado.
Veamos, en este ejemplo, que han de perdonar por usarme como tal, pero es lo más patente en este caso que se ha presentado recientemente, donde las formas no se cuidaron apostándole a quererle ver la cara a las personas como siempre, para el caso: ante la designación de un servidor ante cabildo, se votó en contra y hubo quien se abstuvo de votar, pero finalmente la propuesta ganó la mayoría de votos, todo en regla; pero, extrañamente aquellos que votaron a favor luego armaron una intriga para sus fines ya mencionados, incluso propusieron simplemente borrar la votación, contra la ley, de algo que ya estaba asentado en acta. Nunca se cuestionó mi capacidad, ni se probó de ninguna manera, como se está obligado en su caso, la inoperancia de la designación, se apeló a motivos morales, que es algo tramposo porque la moral de ellos no tiene que ser la misma de las personas que representan, jamás se cuestionó lo que se debería haber cuestionado: una falta de perfil o incapacidad. Finalmente, en razón de sus fines políticos, se apeló directamente al afectado Estrada Varela el cual reclamaba una ilegalidad en el proceso de designación de cronista en cabildo, mientras los esbirros pagados por estos "políticos" seguían descalificándome, no profesionalmente, sino personalmente en los medios. Una nota vergonzosa en el semanario Tzaulan, que el miso Estrada Valera descalifica en el vídeo citado, por su obvia connotación clasista y anti democrática; rezaba: "Cronista de Sayula, no cualquiera..."; incluso, se le atribuyo en una columna pagada de estos "políticos", falsamente, a Federico Munguía Cárdenas. Ninguna forma se guardó al respecto.
Mis enemigos, que han perdido el factor sorpresa, gracias a Estrada Valera, que dice él mismo en el vídeo usaron "como ariete" en mi contra, ¿más claro?, en su prepotencia se han evidenciado, la confianza que depositaron sus votantes e ellos la traicionan utilizando su puesto para ajuste de cuentas personales, aliándose con elites sociales y prejuiciosas en torno a un caso que, como dije, a la mayoría de los sayulenses les tiene sin cuidado, sobre todo porque ni un peso se gasta en  este nombramiento.
Esta gente junto con los medios y columnistas que se prestan para ello, desde hace mucho en el municipio, hacen de la política precisamente lo contrario, por ello la política solo es referente de porquería, basura, porque está en manos de gente ignorante y mezquina, capas de usar los recursos más bajos para buscar sus fines propios, como en este caso es algo tan vulgar como atacar a sus enemigos con la alevosía y ventaja que les da su posición no conseguida por esfuerzo propio sino con el de los demás, porque ellos están en esa posición porque las personas votaron por ellos, no por su dinero, sabiduría o galanura. Esto debería de indignarnos, tanto o más, como cuando en el deporte nos damos cuenta que se hizo trampa, se compró al árbitro.
Los ingenuos, más ignorancia, que les compran este bodrio a los irresponsables, no faltan y saltan al ruedo defendiendo una causa que sienten suya sin saberse manipulados; allí los tenemos haciendo cruzada en contra de lo que no conocen, en un ámbito en el que no tiene competencia, reclamando derechos absurdos de linaje e intelecto. Nada que ver, con lo que verdaderamente debe ser la política y nuestro compromiso como ciudadanos, creo yo, de un Sayula que decimos querer. La política, como el deporte, debe entenderse como un juego honorable, de buena voluntad y en el entendido que se trata de conciliar diferencias sin llegar a hacernos daño como animales, llegando a los más racional, ético y practico que nos permita, escúchelo bien mis enemigos no deseados: hacer civilidad. Sí, civilidad, concepto el cual va muchas veces en contra de intereses particulares, elitistas, sobre todo de aquellos intereses fundados en la barbarie y la mala voluntad. Porque ya lo dijo Kan, no hay otra cosa que pueda llamarse en sí propiamente buena en el hombre que no se la buena voluntad; de la misma manera podemos razonar que no podemos llamar esencialmente malo a algo que no sea la mala voluntad, que por su irracionalidad crea enemigos sin motivos. Por otro lado, no estamos en guerra, tenemos elecciones, fueron electos y forman parte de un cabildo, si no son tan pusilánimes como este vídeo citado los exhibe, demuéstrenlo y comiencen a hacer política para humanos, para dejarnos de primitivismo y política silvestre, salvaje.

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