martes, 26 de febrero de 2019

                 La Política y la  no-política.
Por Rodrigo Sànchez Sosa

Hoy quisiera reflexionar en esta columna con usted, sobre el fenómeno de la no-política, que al final de cuentas es lo que está en el fondo de los políticos independientes como quienes ganaron en nuestro municipio las pasadas elecciones locales. Quisiera comenzar definiendo qué es política, para, por una conclusión lógica inferir qué no lo es. El común de las personas decepcionadas de la política en México, simplemente ya no quieren las practicas corruptas de una elite social que se apropió del poder con el pretexto de la política, y que empobreció, gracias a ello, a más de la mitad de los mexicanos. Por ahora dejaremos para después la ideología política que es otra cosa. Primero hablemos de qué es la política y luego de si sería posible una sociedad sin política, como a la mayoría en Sayula le gustaría,  ya que el votó de la ciudadanía local  favoreció a  un candidato sin partido - casi un adolescente - y a un grupo de personas que representan valores antagónicos a las formas tradicionales de las política en el municipio, al menos así lo han manifestado y allí están las políticas (paradójicamente) municipales alejadas de las formas tradicionales de ejercer el poder en Sayula. 
"Definiciones clásicas de política:
Entre las definiciones clásicas de la política, es posible distinguir-al menos- cuatro grandes corrientes, que subrayan en sus definiciones algún elemento central.
* La política como control sobre personas y recursos. Sería político todo fenómeno vinculado a formas de poder o de dominio sobre los demás (Maquiavelo, LassweII, DahI), imponiéndoles conductas que no serían espontáneamente adoptadas.
* La política como actividad desarrollada a través de un sistema de instituciones públicas. Sería política toda actividad inserta en instituciones estables -básicamente, el estado- , autorizadas para ejercer una coacción sobre la comunidad (Weber).
* La política como actividad dirigida por valores de orden y equilibrio social. Sería política toda actividad encaminada al fomento del bien común o del interés general, mediante la redistribución de valores (Aristóteles, Tomás de Aquino, Locke, Parsons, Easton).
o La política como actividad vinculada a la defensa de la comunidad contra una amenaza exterior. La preparación para la guerra y la organización militar -con sus exigencias de jerarquía, disciplina, recursos fiscales y coacción- estarían en el origen de la actividad política (Spencer, Gumplowicz). Este punto de vista ha influido también en una concepción de la política interna, que la entiende como una lucha permanente "nosotros-ellos", basada en la distinción "amigo-enemigo" (Schmitt).
Está claro que estas definiciones tienen puntos comunes, se influyen y complementan. Pero se distinguen por el énfasis que colocan en alguna de las manifestaciones de la política: el poder, la institucionalización, los sistemas de valores, la violencia organizada.
¿Una Sociedades sin política?
¿Es inevitable la política? ¿Hay que aceptarla como un fenómeno ligado a la misma condición humana? O, por el contrario, ¿es imaginable una sociedad sin política? Los antropólogos y los prehistoriadores nos hablan de sociedades "sin política", cuando describen la existencia de comunidades de tamaño reducido, vinculadas por lazos de parentesco, en las que los bienes necesarios para subsistir son compartidos. En estos grupos, la generosidad mutua sustituye a la apropiación individual de los recursos básicos. Se trata, pues, de comunidades igualitarias. En ellas, la cooperación en la caza o en la recolección -de cuyos resultados todos participan- es la mejor protección que un individuo puede obtener frente a las amenazas de un entorno natural ante el que se siente muy vulnerable. Dado lo elemental y lo simple de su organización y de sus necesidades, pueden "permitirse el lujo" de prescindir de estructuras políticas permanentes. Decisiones y sanciones son tomadas por la propia comunidad, porque no hay más desigualdades consolidadas que las que se derivan de la posición de género o de parentesco. El rol de liderazgo que aparece en algunos grupos -el "consejo de ancianos", el "jefe de la tribu"- no equivale a una posición de superioridad o de dominio sobre los demás: su función se asemeja más al de un portavoz de lo que la comunidad necesita y siente en cada momento, responsable de dar ejemplo de la dedicación, del espíritu de servicio al colectivo y de la ayuda mutua que son las pautas de conducta en tales grupos. ¿Es justo que califiquemos a tales comunidades como "sociedades primitivas"? Como veremos más adelante, la historia nos enseña que, a lo largo de los siglos, las comunidades humanas se han hecho cada vez más complejas. La aparición de nuevos conocimientos y de nuevas técnicas -por ejemplo, el "descubrimiento" de la agricultura o la "revolución industrial"- y la progresiva especialización del trabajo que trajeron consigo incrementaron en su momento la diferenciación interna de las comunidades. Con esta diferenciación, aumentó el riesgo de conflictos y la necesidad de asegurarse contra ellos mediante el recurso a la política. ¿Es previsible el retomo a una "sociedad sin política"? Tal vez pueda darse en el futuro una comunidad donde se hayan eliminado determinadas diferencias, consideradas como la raíz de las tensiones. Si tales diferencias desaparecieran, los conflictos se irían atenuando, el riesgo social disminuiría y la política se iría haciendo cada vez menos necesaria, hasta su completa "evaporación". Así lo han sostenido algunos autores, de los que se han derivado propuestas -políticas, ciertamente- orientadas a este fin. Otros, en cambio, entienden que no es previsible una comunidad sin diferencias, sean las que hemos conocido hasta el momento presente, sean nuevas diferencias todavía por aparecer. Para éstos, por tanto, persistirán las tensiones que hacen necesario el recurso a la política, aunque con formas y expresiones diversas de las que hemos conocido hasta hoy." 
Josep M Vallés, en su libro "Ciencia Política una Introducción" (Ariel, 2007, arriba citado), nos muestra que sólo en una sociedad ideal, es decir una aspiración más que una realidad, se podría hablar de la abolición de la política como método para regular los intereses en una sociedad compleja como la nuestra en Sayula. No es posible, salvo como un deseo muy optimista, la desaparición en nuestro entorno inmediato de la política. Pero advierte que, dado la complejidad de las relaciones sociales hoy y los antagonismos de intereses que lejos de desparecer aumentan, las formas de la política se diversificaran, cambiaran a tal grado que nos será imposible preverlo a futuro.
Si aplicamos esto al análisis de nuestra realidad, veremos pues que, ciertamente la vieja política y sus formas de regular los intereses en nuestra sociedad ya no servían, los intereses sobre todo ilícitos habían dominado la comunidad llenándola de corruptos y criminales, no sólo aquí sino en todo el país. Fue la apuesta social lógica en Sayula, por su particularidad y ante las opciones, apostarle a la no-política; y dado que ese juego no estaba contemplando en el análisis de las tendencias al interior de los intereses privilegiados, muchos no lo vimos venir. Aunque las manifestaciones anteriores al grupo que se hizo del poder local eran claras: la sociedad civil se movió con facilidad manipulada por grupos improvisados que, incluso, rayaban en lo ingenuo. Lamentable hasta hora, sólo podríamos concluir que esta apuesta no da cause por la diversidad en las formas nuevas de enfrentar los conflictos recientes entre los intereses locales y se ha limitado a buscar lo más difícil e ilusorio y por lo mismo irreal, de una sociedad como dice Vallés: "…donde se han eliminado determinadas diferencias, consideradas como la raíz de las tensiones." Sayula está muy lejos de eso y si, por el contrario, diversificando sus intereses y por ello aumentando sus tensiones. No es la no-política lo deseable, sino la diversificación, innovación y nuevas formas de fondo en la política lo que demandan los tiempos. El romanticismo de la edad de nuestras autoridades ejecutivas, ha sido hasta hoy manipulado por grupos de interés que con el disfraz de asesoría cabildean al interior de esta que debería ser una forma novedosa de hacer política y que, hasta ahora, con tal lastre no ha podido más que ver cómo se frustran sus intentos por consolidarse más allá de la imagen conseguida en campaña que, poco a poco, comienza a desgastarse. 

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