martes, 18 de febrero de 2020

La Política y la historia de la derecha y ultra derecha en México. 
Por Rodrigo Sànchez Sosa
"Por lo que concierne a los rasgos estructurales tanto la Iglesia como los empresarios son los promotores principales de las organizaciones de derecha y ultraderecha (En México). La primera fue protagonista sobre todo durante la primera mitad del siglo XX, los segundos durante la otra, aunque no haya sido debido a que la Iglesia perdiera peso en el régimen. Esta, aunque fue anticardenista, anticomunista y nacionalista -al menos en el discurso-, tal como las otras derechas, tiene una
trayectoria que puede verse en el largo plazo yendo del antilaicismo al anticomunismo para volver al antilaicismo. Los empresarios, que no fueron un actor particularmente fuerte en el primer régimen postrevolucionario, encontraron su lugar privilegiado a partir del gobierno de Miguel Alemán e influyeron de forma determinante en el desarrollo de las derechas, primero, asociados al modelo de desarrollo industrializador que incubó su poder y canonjías conservadas hasta el presente, después, adaptados al modo neoliberal del capitalismo.   Las raíces del nacionalismo xenofóbico pueden encontrarse por lo menos en dos factores: el carácter extranjerizante del desarrollo económico durante el porfiriato y la repatriación  masiva de mexicanos que trabajaban en Estados Unidos en la   post revolución. Por una parte durante el porfiriato se dieron facilidades para la inversión extranjera, lo que de inmediato convirtió a los extranjeros en la encarnación de la explotación y sobreexplotación de obreros y peones mexicanos.
Por otra parte, en 1929, como efecto de la crisis en Estados Unidos, fueron repatriados casi veintiséis mil mexicanos, lo que continuaría, con más de cien mil deportaciones en los dos años siguientes hacia el país con alrededor de dieciséis millones y medio de habitantes que entonces era México. Esto, desde luego, encontró una reacción del gobierno mexicano, el cual tuvo que suplir desde el mercado interno el empleo a los deportados en su mayoría obreros calificados, para lograrlo prohibió la entrada de trabajadores extranjeros, lo que coincidió con una campaña nacionalista en pro de la con prácticas que pretendían afirmar la mexicanidad cultural y económicamente, como los llamados domingos nacionales, en los que se vendían productos mexicanos y se pronunciaban discursos patrióticos. La política de migración fue clasista e injusta, y castigó a "personas de razas negra y amarilla", a judíos comerciantes y a quienes, por su nacionalidad, eran considerados probables gitanos. De esta tendencia fueron emblemáticos los Camisas Doradas, agrupados en la Acción Revolucionaria Mexicanista; un grupo que pedía "llevar a cabo campañas de exterminio en contra de los 30 000 judíos en México". Quizá otro de los momentos principales de esta corriente de las derechas pueda verse en el gobierno de Miguel Alemán, el cual recicló la política de unidad nacional, aunque convenientemente añadiendo el anticomunismo y el catolicismo presentes en la doctrina de la mexicanidad de Sánchez Taboada, presidente del PRI por aquellos años. El anticardenismo, aunque provino del propio partido en el gobierno y los grupos agines a Plutarco Elías Calles, encuentra alimento en otras corrientes que son menos visibles o menos destacadas por la historiografía. Uno de los hechos que lo definen, es sin duda la expropiación de la industria petrolera, otro determinante es "el temor al fortalecimiento de la organización de los trabajadores", sobre todo a partir de la permisividad de las manifestaciones obreras en las calles y el surgimiento de la Confederación de Trabajadores de México con un liderazgo declarado socialista, que a su vez fue pieza clave del nuevo partido del gobierno. Cabe anotar que este partido, el de la Revolución Mexicana, además de defender "una democracia de trabajadores" , pretendía ser la realización mexicana de la estrategia de Frentes Populares contra el fascismo, adoptada por Cárdenas pero originalmente de los partidos de la Internacional Comunista. Esta política y otras, como el apoyo a la República Española, le granjearon a Cárdenas enemigos dentro y fuera del gobierno. Sin embargo, el anticardenismo sobrepasó, con mucho, el periodo de gobierno referido: como el cardenismo, constituyó una identidad política que se mantuvo a lo largo del siglo XX. La organización más emblemáticamente anticardenista fue y es el Partido Acción Nacional... Asociado al anticardenismo se encuentra el anticomunismo y, más en general, el antisocialismo, una fuerza social a veces furiosa, encaminada a la limitación - o la eliminación - de lo que definen como un enemigo, mas inventado que real,   pero que sentó una base difinitoria para las organizaciones de derecha y ultraderecha por igual. En  la raíz de esta corriente encontramos la influencia de los  Estados Unidos y el entorno internacional. Las fechas no mienten: en 1939, por citar un ejemplo, se funda el Partido Revolucionario Anticomunista, de breve existencia. Después, con la Guerra Fría, y particularmente con la revolución cubana, el antisocialismo apasionado tendrá un nuevo aire. El anticomunismo puede encontrarse prácticamente en todas las derechas, pero tiene momentos privilegiados en el almazanismo -un movimiento electoral surgido para la contienda presidencial de 1940- o en el vasconcelismo de los últimos tiempos. Después puede advertirse una especie de macartismo mexicano, como en el congreso anticomunista de 1950, donde se propuso que el gobierno mexicano fuera limpiado de comunistas.  El antilaicismo postrevolucionario, por su parte, surge directamente como oposición a la Constitución de 1917 -particularmente al artículo 130 (separación del estado y la iglesia), y después al 3 (La educación laica y gratuita)- y, como resultado de lo mismo, en la llamada Cristiada, la guerra civil entre 1926 y 1929 que se libró con la demanda de grandes sectores católicos de eliminar los elementos progresistas en materia religiosa de la Constitución y sus leyes reglamentarias. Con ese objetivo, se creó la Liga Nacional para la Defensa Religiosa; una agrupación que incluyó a la Unión de Damas Católicas Mexicanas, a la Asociación Nacional de Padres de Familia y a la Asociación Católica de la Juventud Mexicana; todas, organizaciones tradicionales de la ultraderecha. La organización política más conocida en contra del laicismo fue sin duda la Unión Nacional Sinarquista, un auténtico movimiento de masas. Como otras corrientes de la derecha mexicana, el antilaicismo tomó fuerza de nuevo en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, cuando se anotó un  triunfo muy significativo en sus batallas constitucionales…(cuando este presidente modificó la constitución para devolverles el carácter legal perdido a las iglesias, sin embargo no consiguieron, la derecha católica, que el reconocimiento fuera exclusivo, el reconocimiento fue para todas las denominaciones religiosas. Actulamente los grupos conservadores de derecha y ultra derecha empresaria y católicos, se unen a la cruzada contra el régimen federal presente que considera enemigo natural.)
 La izquierda, contrario a la retórica oficial ha sido una excepción en el gobierno y débil como oposición durante la mayor parte de la historia mexicana. Pese a su dominio general, los caminos de las derechas en México distan mucho de ser claros y de trayectoria definida, hubo muchas corrientes, cada una con diversas agrupaciones, entreveradas unas con otras. Integristas católicos, simpatizantes del nazismo y el fascismo, racistas mexicanistas, liberales modernizadores, anticomunistas, priistas y panistas neoliberales; todos ellos forman parte  de un conjunto abigarrado y complejo." (Raíces Históricas de la Derecha y la Ultra Derecha en México, Gibrán Ramírez Reyes)


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