Lo que algunos llaman evolución Darwiniana
"Que hablemos así no quiere decir que seamos antiblancos, pero sí quiere decir que somos antiexplotación, que somos antidegradación, que somos antiopresión. Y si el hombre blanco no quiere que seamos antiblancos, que deje de oprimirnos y de explotarnos y de degradarnos. "Necesitamos ampliar la lucha por los derechos civiles llevándola a niveles más altos: al nivel de los derechos humanos. Mientras estén enfrascados en una lucha por los derechos civiles se estarán limitando a la jurisdicción del tío Sam. Nadie del mundo exterior puede manifestarse en favor de ustedes mientras su lucha sea una lucha por derechos civiles." (Malcolm X, ministro de la Iglesia Metodista y defensor de los derechos humanos en los Estados Unidos).
El refrán siguiente es muy claro y fue expresado por el Cardenal (ahora emérito) Juan Sandoval Iñiguez: "Si los ricos se hicieran trabajando, los más ricos serían los burros". Haciendo notar que es necesario usufructuar el trabajo o el bien de otro para aumentar el caudal de bienes.
La historia y evolución humana da cuenta de cómo siempre existe la superposición del hombre por el hombre. Primero, por la fuerza obliga uno al otro a dejarle las pertenencias, sea comida, bebida, espacio o derecho de reproducción. Ya en un estado evolutivo social, el superior constriñe al segundo para que le ayude en el logro de frutos o caza, y se adapta y se crea una sociedad donde se reglamenta por condición de fuerza la colaboración, cuando avanza la socialización, entonces al inferior se le obliga a servir al superior y así sucesivamente como lógica Darwiniana.
Pero, así como existe la explotación, también el humano tiene innato el espíritu de la libertad.
Acabamos de conmemorar el primero de mayo, día de duelo para los trabajadores, pero festivo y de gran alegría para los líderes sindicales. (Obvio son felices y ricos, gracias al día en que fueron terriblemente masacrados aquellos luchadores por la dignidad en el trabajo).
La 4T como política de gobierno con su médula en el "humanismo mexicano" (dicho por AMLO y agandallado por los muy listos de la Luz del Mundo) no ha cumplido en lo deseable para con los trabajadores; se han modificado las leyes respectivas al trabajo, revirtiendo cánceres como el outsourcing y los sindicatos fachada extorsionadores de empresarios y trabajadores mediante los contratos de protección. Los salarios mínimos han aumentado como nunca en 50 años (de $88.36 a $207.44 pesos), las huelgas se han resuelto y la mayoría en favor del débil. Pero después de 70 años de desgaste, es muy difícil volver al nivel de los años sesenta.
Otro acierto fue la obligación a registrar los contratos colectivos, este efecto trajo consigo el desconocimiento de algunos representantes nefastos. La excepción se dio en los sindicatos llamados de industria como ferrocarrileros, electricistas, mineros, telefonistas y de la educación, a causa de los ardides legales y astutas trampas para cumplir con el requisito, pero no con la democracia. Para seguir ordeñando la vaca desde el pie de la ubre, mucho tuvo que ver el conflicto de interés de la secretaria de trabajo Luisa María Alcalde, ya que su padre es el asesor legal de muchos de estos sindicatos como el de la universidad de Chapingo, ASPA, Telefonistas y un número cercano a las 23 agrupaciones. (Este abogado estuvo muy próximo al asunto de SUTNOTIMEX; posiblemente por eso no se resolvió, y los periodistas, reporteros, colaboradores, corresponsales, personal operativo y administrativo perdieron su fuente de empleo).
Las cosas están mejor, pero no como se desearían; siguen muchos trabajadores sin la seguridad social, en Jalisco según INEGI casi el 50% de las personas activas no goza de ese derecho, pero en zonas como Guerrero y Estado de México la situación es peor, allá están por el 20% de asegurados.
Tenemos mucho por hacer: concientizar a los trabajadores y población en general de informarse de sus derechos, formarse en conocimientos y ser éticos; no vender el voto ni en la agrupación que pertenezca, ni en la política, ni la vida. Porque vivir así, permite disfrutar de una auténtica libertad.
Moises Zepeda Gomez./ Para Horizontes
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