martes, 26 de marzo de 2024

           El natalicio de Benito Juárez.

Por Arturo Fernández Ramírez

Quienes coinciden y simpatizan con la corriente liberal, reconocen a Benito Juárez como el mejor Presidente de México. Desde luego, las y los conservadores opinan diferente. Al margen del pensamiento político que cada quien tenga y que, por supuesto, se debe respetar, se puede coincidir en muchos aspectos de la vida del personaje que ocupa estas líneas. Por ejemplo, su destacada trayectoria que logró forjar venciendo todas las adversidades que se le presentaron desde su niñez. Los riesgos que corrió y los retos que enfrentó con habilidad. Si hoy en día prevalece la discriminación de raza, en el siglo 19 era todavía mayor. Con todo y ello, alcanzó la máxima magistratura de nuestro país, trascendiendo fronteras su legado, pero, sobre todo, el paso del tiempo, por eso, cada año lo recordamos. Justa medianía o austeridad republicana, es uno de sus muchos postulados que siguen vigentes, aunque muchas y muchos gobernantes lo pasen por alto. 


     Benito Pablo Juárez García, nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806 y murió el 18 de julio de 1872. Seminarista, jurista, político, de origen indígena de la etnia zapoteca, conocido como el Benemérito de las Américas. Desempeñándose como presidente de México en varias ocasiones, desde el 21 de enero de 1858 hasta su muerte. Su frase más célebre fue "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz".

      Fue clave en la Constitución de México de 1857, en la Guerra de Reforma, en la segunda intervención francesa, en la llamada desamortización de los bienes de la Iglesia Católica, entre otros acontecimientos que marcaron la historia de nuestro país. 

       Inició su carrera política el 11 de diciembre de 1831 cuando fue elegido regidor en el ayuntamiento de Oaxaca. Después fue nombrado ministro suplente y posteriormente interino, diputado, capitán de la 5.ª Compañía del 1.er Batallón de Milicia Cívica. Fue miembro de la Junta de Sanidad, secretario de Gobierno, entre muchos otros cargos. Hasta llegar a gobernador y Presidente de la República.

      El 14 de febrero de 1858 llegó a Guadalajara, en el aniversario de la fundación de dicha ciudad, hospedándose en el Hotel Francés. Fue recibido por los poderes estatales y municipales en San Pedro Tlaquepaque, quienes protestaron su lealtad. Pero, en el Palacio de Gobierno de Jalisco, un oficial lo traicionó e interrumpió una reunión con algunos soldados, a quienes les ordenó preparar armas. El ministro Guillermo Prieto salvó su vida anteponiéndose a su persona y gritando su famosa frase de ¡Los valientes no asesinan!, y "Si quieren sangre, bébanse la mía, pero no toquen al presidente".

      Para todo político y gobernante que se jacte de ser republicano, Juárez representa la austeridad, la justa medianía, el fin de los privilegios, el combate al conservadurismo y la defensa de la soberanía nacional frente a potencias extranjeras. Postulados a los que, hoy, las y los miles de candidatas y candidatos que aspiran a un cargo de elección popular, deberían comprometerse. Y la ciudadanía exigir su cumplimiento cuando lleguen al poder. Si así se hiciera, México avanzaría demasiado, de lo contrario, retrocederá. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario