miércoles, 28 de julio de 2010


La tierra de los fantasmas

Lizeth Sevilla

“De tierra y poesía”
Felices los normales. Roberto Fernández Retamar.

Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.

Que les dejen su sitio en el infierno, y basta. 


Roberto Fernández Retamar es un escritor cubano, llamado como uno de los poetas de la revolución. Fue y es un personaje primordial en la política de su país, sucesos que lo marcaron y lo llevaron a grabar en su trabajo poético de 1951 a 1970. Retamar también es un hombre de Ensayo. Los críticos del quehacer literario han referido que los mejores trabajos de este hombre radican en sus textos íntimos, que no fueron alcanzados por la política, tal es el caso del libro que escribió a finales de 1970 A quien pueda interesar. A sus ochenta años, ha tenido un arsenal de premios, ha sido nominado a otros tantos, su palabra ha pasado por Europa, por Yale en Estados Unidos y por nosotros los mexicanos al grito de guerra, no aquellos que se quedan quietos. Ahora Retamar tiene dos patrias, Cuba y la Poesía. 
En esta travesía que iniciamos de tierra y poesía, este hombre es el primero en dejarnos ver su mundo a través de las letras. Dejemos entonces que la palabra haga su trabajo, el que sea, y lo que signifique su trabajo. 



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