miércoles, 6 de julio de 2011

Esclavitud en pleno siglo XXI
Según la historia la esclavitud se abolió en nuestro país a principios del siglo XIX, hecho consumado por el cura don Miguel Hidalgo y Costilla, precisamente aquí, en Guadalajara. Sin embargo, hoy en día se dan casos de esclavitud disfrazada con la que mucha gente está de acuerdo, ya sea por conveniencia, desconocimiento o simplemente porque le da igual.
Un caso muy significativo es el de los jugadores del fútbol profesional que son vendidos al igual como ha enseñado la misma historia lo eran los esclavos en esa práctica que era muy común en casi todo el mundo si no es que en todo, y por ende en nuestro continente con la llegada de los europeos que, en muchos de los casos al acabar con gran parte de los naturales de este hemisferio como lo hicieron en la mayor parte de las islas del Caribe, tuvieron que traer mano de obra para que les hicieran los trabajos pesados. La compra-venta de personas como esclavos en nada se diferencia en cómo se hace hoy en día con los jugadores profesionales de muchos deportes, pero más con los del fútbol mexicano o de otros países.
He ahí el dichoso “draft” o algo así que se lleva por lo regular en Acapulco, Guerrero, en donde la oferta y la demanda de mercar gente es de lo más natural y las autoridades como si nada y por lo mismo, para gran parte de la ciudadanía pasa está práctica ilegal –por ser algo similar a la trata de personas- pasa desapercibida. Y algo más que llama la atención, son los altos precios con los que se cotizan algunos jugadores a quienes por cierto, su dignidad queda muy aparte al ser comprados o vendidos de acuerdo a los intereses de sus dueños.
Pero quienes compran a los jugadores no nada más se sienten dueños de la gente que compran, sino también de sus acciones personales. Hoy es noticia la expulsión de la Selección Mexicana de fútbol de ocho jugadores porque metieron mujeres a su cuarto de hotel en el hermano país de Ecuador. Por este hecho no nada más han sido suspendidos para jugar, sino que arbitrariamente los multaron con 50 mil pesos tal y como si hubieran cometido algún delito.
Queda claro que con estas sanciones los están sobajando a la calidad de esclavos y no de jugadores profesionales quienes por ningún motivo deben perder sus garantías individuales ni mucho menos ser reprendidos por satisfacer o mejor dicho, desahogar sus necesidades fisiológicas. Porque en realidad el desahogo sexual está considerado como una necesidad fisiológica que a nadie se le debe impedir, y menos a chavalos veinteañeros que traen toda su potencia al máximo en que a cada instante necesitan descargar esa energía excedente que en nada les perjudica en su profesión llevarla a cabo.
Por este simple hecho hay infinidad de voces condenando la actitud de los jugadores, inclusive muchos comentaristas deportivos, quienes más bien parecen adoradores de la vela perpetua mostrando una forma de pensar por demás mojigata, sin detenerse a pensar en quela profesión de los jugadores es precisamente eso: jugar fútbol y que como todo mexicano tienen derecho después de una jornada laboral a sus horas de descanso con las que pueden hacer lo que les venga en gana.
Si bien muchos mojigatos dicen que con lo que hicieron no acataron la disciplina ni las reglas que les imponen y porque les están pagando sus viáticos, no son esclavos para esperar hacer lo que les dicten en su tiempo libre; además, si los obligan a salir de su país, quienes los hacen estar fuera de su casa les tienen que pagar los gastos que esto origine pues son prestaciones adicionales a su salario y no por el simple hecho de no estar en su país ya no están protegidos por nuestra Carta Magna que protege a todos los mexicanos en donde se encuentren. Pero en fin. Sea pues. Vale. (Sergio Mejía Cano).

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