jueves, 7 de febrero de 2013

Personajes de Sayula
Don Justo Ramírez Díaz 
**De vendedor de cacahuates a inventor del extractor de jugos 

Nacido en la Hacienda de San José de Gracia, municipio de Teocuitatlán de Corona, Jalisco, don Justo Ramìrez Díaz  merecidamente es todo un personaje de Sayula..... y del mundo, su inventiva del extractor de jugos de zanahorias cuya patente es de su propiedad rebasa de tal forma las fronteras de nuestro país. Sus padres don Ramón Ramírez Cervantes e Ignacia Díaz Domínguez y sus hermanos José Merced, Ester, Alfredo, Ramón, Prisciliana, Margarita, María Amparo y Gabriel (El artista y cantante), de los cuales sólo sobreviven, además de don Justo, Ramón y Ma Amparo. Junto con su esposa doña Elvira Flores procrearon a 11 hijos, a saber : María Elena, Justo, María Herlinda, Susana, Beatriz, José Antonio, Elvira, Ana Berta, Ramón Alejandro, Daniel y Samuel. A sus casi 98 años de edad, ya que nació el 12 de mayo de 1915, don Justo conserva aún el buen humor que siempre le caracterizó y conversando brevemente con este reportero, alcanzó a recordar incluso cuando laboró, junto con mi padre Raymundo Rodríguez, en la antigua empresa de Jorge Eguiarte González. De los datos que nos fueron proporcionados gentilmente  por su hija Elvira Ramírez y por su esposa de igual nombre conoceremos parte de su vida : «De origen muy humilde, nació en la Hacienda de San José de Gracia, en Teocuitatlán de Corona, Jalisco, en tiempos de los remanentes de la revolución mexicana y también presenció los horrores de la cristiada. Nervioso y enfermizo, creció como pastor de cabras.  Vestía  calzón de manta  y  ceñidor, pero su carácter fuerte, lo hacía vencer las adversidades.  A pesar de haber estudiado sólo hasta tercer grado de primaria, desarrollaba su ingenio desde muy joven.  A los 10 años, vendía en el rancho cacahuates tostados, donde recitaba el siguiente verso con potente voz: "Pásele al buen tostado, no está crudo ni está quemado, y el burro que lo cargó no está pasmado, ni el que lo vende está enojado".   A los 14 años hizo su primera silla de montar junto con sus espuelas y  a los 16, una carreta de madera que su padre alquilaba para carga, colaborando así con la economía familiar.  Siempre muy trabajador, amaba el campo y los animales, y cultivaba la tierra con tal dedicación, que sus cosechas eran abundantes y con frutos de gran calidad.
      Viviendo en Sayula, contrajo matrimonio con su única y actual esposa, la Sra. Elvira Flores Villalvazo, quien siempre ha estado a su lado apoyándole en las buenas y en las malas, con quien procreó once hijos, que actualmente viven, inculcándoles los valores de su fé católica, el valor del trabajo, la honradez, la unión  familiar y  la responsabilidad, entre otros.
    Trabajaba afanosamente, no sólo para el bienestar de su familia, también fue un gran apoyo para sus hermanos y amigos, (les ayudó a construir sus casas, les prestaba maquinaria, etc.) mismos que reconocen actualmente su ayuda, y siempre le ha gustado dar consejo a las personas que le rodean.
    Al trasladarse a Guadalajara con su nueva familia, don Justo comercializaba granos y semillas, por lo que le resultó una alergia, y los médicos le recomendaron consumir el jugo de zanahoria. Como eran escasos los lugares donde lo vendían, y algunos con falta de higiene, ideó su primer extractor de jugos. Con el apoyo de su esposa, lo fabricó de madera, instalado sobre la mesa donde comían. Él hacía girar una manivela de una fragua vieja, y su esposa introducía la zanahoria, bien lavada y desinfectada.  Al  ver que sí funcionaba, su familia sonreía y brincaba por el buen resultado.  Posteriormente lo hizo de metal y con motor, y así fue como logró obtener la primera patente de invención en 1956 y con el tiempo  adquirió siete títulos más de patentes de mejoras. También inventó y patentó una peladora de caña. Hizo algunas herramientas de trabajo, entre ellas una máquina perforadora de lámina para fabricar los cedazos del extractor, semirobotizada, que sigue funcionando a estas fechas.  Ideó otros productos,  como candados de alta seguridad, un remolque para piedra, y muchas otras ocurrencias. Obtuvo la aceptación del invento de una cultivadora para uso agrícola, pero por falta de recursos económicos, no pudo realizar los pagos correspondientes para la obtención de la patente, ni logró explotarla, únicamente utilizó esta máquina en sus huertas.



Al tener sus extractores, convencía a familiares y amigos para que comercializaran los jugos naturales, y se ayudaran económicamente, pues él quería su bienestar. Los extractores de jugos marca DRF, creados por don Justo, han sido un instrumento de trabajo que genera salud e ingresos, y muchos de sus clientes tienen ahora cadenas de negocios, como ejemplo, el negocio de "Las Titas", de Santa Teresita, en Guadalajara, entre otros.
 En 1986, fue aprobada su última invención con la patente número 152894, la mejor, que hasta la fecha se sigue explotando.
        Con el apoyo de su esposa y la colaboración de  sus hijos, amplió las instalaciones  de su taller, creando más fuentes de trabajo. Ante la demanda de los extractores, se desvelaba para entregar a tiempo y cumplir sus compromisos con sus clientes. Hubo quienes requerían extractores especiales, como para procesar granada, membrillo, caña, y él hacía lo imposible para complacerles de acuerdo a sus necesidades.
    Siendo un hombre de fe, reconocía que todo viene de Dios, por lo que también compartía y hacía donaciones a instituciones necesitadas, como el Instituto de la Niña Ciega, Seminario de Guadalajara, Seminario de Mazatlán, orfanatos como el del Padre Cuéllar, Villas Juveniles San Juan; asilos de ancianos, Conventos, regalando extractores de jugos para su uso o para hacer rifas en estas instituciones.  Así mismo, las apoyaba con trocadas de fruta, ya que cultivaba dos huertas de lima y fruta variada.
    En 1989, se traslada con su familia nuevamente a Sayula,  donde actualmente reside,  ya que la demanda de los aparatos que hacía, requería el crecimiento de su fábrica, por lo que pudo dar empleo a más personas, siendo en su momento una fuente de trabajo importante para este municipio.
      Su última patente de mejoras fue explotada ilegalmente por dos de sus ex trabajadores. Al reclamar sus derechos de exclusividad de explotación, y sin resultados favorables por parte de los abogados que llevaban el caso, don Justo expresó: "Dios dá para todos, y para todos hay". Cabe mencionar que don Justo recibió en 2011, un premio que el DIF Jalisco otorga a los Adultos Mayores. Entre 20 participantes quienes recibieron reconocimiento, fue don Justo el merecedor del premio, lo que habla de cómo ha sido valorado su trabajo.
           Cabe mencionar también su aportación en el aspecto deportivo. Por su origen campesino, y sin haber practicado la charrería, promovió en Sayula este deporte, construyendo un lienzo charro con el apoyo de sus hijos, donde se realizan eventos sanos, de ambiente familiar, y donde se  han realizado charreadas a beneficio de escuelas, de la Cruz Roja, de la Parroquia del lugar, etc., fomentando así nuestro deporte nacional y reavivando la afición en la región sur de Jalisco.
  Aún cuando Don Justo ha dejado de trabajar en su negocio, sigue aportando ideas, y no deja de ingeniar nuevos mecanismos de funcionamiento, tanto, que en diciembre pasado, contando ya con noventa y cinco años de edad, continuó haciendo planos y diseños, con la intención de superar el extractor de jugos actual, en beneficio de la salud y la economía de las familias en toda la República Mexicana. (Hugo Rodríguez Vázquez)

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