jueves, 18 de abril de 2013


Temas de Interés
Por Arturo Fernández Ramírez
Inconformidad contra el horario de verano


No obstante que desde hace casi tres lustros se impuso por el gobierno federal el llamado horario de verano, el grueso de la población simplemente no se acostumbra al mismo y por lo tanto manifiesta un abierto rechazo a este horario.
Y no es para menos, el gobierno por simple decreto decide cambiar el huso horario pero sin que hasta el momento pueda convencer de las supuestas bondades de este horario de verano.
De manera oficial se sigue sosteniendo que se cambia el horario para ahorrar energía, pero ningún usuario de la luz ha visto hasta el momento un mínimo ahorro reflejado en su recibo correspondiente, por el contrario, cada día se paga más por el consumo de este servicio.
Por otro lado, la versión no oficial apunta a que este cambio de horario se hace únicamente con la intención de acatar una disposición de Estados Unidos en el sentido de ajustar los horarios de las bolsas de valores.
Se insiste, hasta el momento los usuarios no vemos ningún ahorro en el consumo de la energía eléctrica, porque si bien puede aprovecharse por la tarde noche la luz del día, pero por las mañanas se tiene que consumir más luz porque el levantarse una hora antes hace que se utilice la energía por la sencilla razón de que todavía está oscuro.
Entonces, lo que aparentemente se ahorra en la tarde noche, se consume por las mañanas y es ahí donde no se ve ningún ahorro para los usuarios.
Pero independientemente de lo anterior, lo más destacable es que un decreto o una ley no pueden cambiar el reloj biológico y esto es precisamente lo que genera la inconformidad de la mayoría de la población con el horario de verano.
En efecto, la molestia principal contra el horario de verano es que por simple disposición legal no podemos obligar a nuestro cuerpo a que si acostumbramos dormirnos a una hora determinada, ahora tengamos que hacerlo una hora antes como si fuera la hora en que acostumbramos hacerlo.
Y por las mañanas también tenemos que levantarnos una hora más temprano de lo que quizá ya está acostumbrado nuestro cuerpo. Por lo que en resumen lo que nos afecta biológicamente son dos horas, una en la noche al no podernos dormir más temprano y la otra hora por la mañana al tener que levantarnos forzosamente una hora antes de la acostumbrado. Y quienes más resienten por supuesto que son los niños, reflejándose en el aprovechamiento escolar, ya que en las aulas se están durmiendo al no haber podido dormir las horas que debieron o a que estaban acostumbradas.
En fin, no vemos, ni percibimos ningún ahorro con el horario de verano, no podemos dormirnos más temprano pero sí tenemos que levantarnos una hora antes de la acostumbrada, no sabemos si realmente hay beneficios o no. ¿Cómo no va a haber inconformidad? O usted qué opina estimado lector. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com


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