jueves, 25 de julio de 2013

Que será, del país que será
Por Federico González Alfaro
Una canción italiana de la post-guerra fue reinterpretada por José Feliciano hace ya bastantes años, su letra concuerda con la original, lo mismo, concuerda la situación del país con ese pueblo de Feliciano en la colina.
Estudiemos a la bancarrota de Detroit para entender que va a sucederle a nuestro país en el futuro próximo.
        En el verano de 1967, se vieron  los peores conflictos raciales que se tuviera memoria en ciudades como Detroit. Este fue el principio del fin de una pujante ciudad norteamericana. Huyendo de las tensiones raciales, de la violencia, un basto número de sus habitantes, decidió abandonar la ciudad. No se trataba de personas sin preparación, estamos hablando de personal calificado, altamente educado, de empresarios, comerciantes, profesionistas con sus familias, fueron dejando sus vecindarios los cuales fueron ocupados por otro tipo de ciudadanos con otras características.
        Esta migración, afectó la infraestructura municipal, los trabajos, y la base tributaria. Los efectos, no se sintieron inmediatamente,  pero a la larga, esta ruptura social, fue una verdadera tragedia para la ciudad.
         En México, esta situación se está cumpliendo no en una, en muchas ciudades de la república. Los mexicanos de alto poder adquisitivo han dejado el país por la inseguridad y se han instalado en otros países. En Texas, por ejemplo, ya son el segundo grupo con mayor inversión y creación de empleo, han invertido millones de dólares en comercios y otros desarrollos que han generado en otros lugares lo que en México se está perdiendo, empleos.
        Esta migración, como la sufrida por Detroit, no es de familias de bajos ingresos migrando buscando cualquier trabajo, estamos hablando de empresarios exitosos, no solo de Nuevo león, Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila, Michoacán, Sinaloa, la situación es tan grave, que hasta en Jalisco la estamos sintiendo.
         Esta semana, mi esposa y mis hijos, que son alemanes, tuvieron que apostillar unos documentos, me sorprendió la gran cantidad de jóvenes profesionistas que estaban apostillando sus títulos universitarios. No lo hacen por vanidad, lo hacen porque se quieren ir.
          A mis hijos los estamos preparando para regresar a Europa, para que en unos años, sigan su carrera universitaria, esforzándonos por darles las mejores herramientas que tenemos para que salgan adelante. Mi padre ya se va a Balmaseda la tierra de mis antepasados, en poco tiempo, ya solo quedaremos mi esposa y su servidor, sabiendo que tarde o temprano les alcanzaremos.
          En poco tiempo, voy a repetir la canción de Feliciano, ya mis amigos y mi familia se fueron casi todos, que será, que será de mi México que será. México mío, me llevo tu sonrisa, y será lo que será.

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