jueves, 5 de junio de 2014

Alerta PFP a la Población Ante las Extorsiones Telefónicas

- Escuchar, colgar, mantener la calma, comunicarse con sus familiares y después denunciar al número gratuito 088. Estos son los pasos que el inspector Benito Mora Romero señaló como los que hay que seguir después de recibir una llamada que intente hacer una extorsión telefónica, ya sea alertando sobre el secuestro de un familiar, ofreciendo un supuesto premio o intentando vender un servicio no solicitado. "Cada uno de nosotros tenemos que ser un policía en sí mismo", destacó Mora Romero en la conferencia "Prevención del Delito y Extorsión Telefónica", en la que también participó el sub oficial Nicolás Antonio López, elementos de la Policía Federal del destacamento Ciudad Guzmán. A la actividad, organizada por la Coordinación de Extensión del Centro Universitario del Sur, asistieron principalmente estudiantes de diferentes semestres de la carrera de Abogado, pero también profesores y personal administrativo. El inspector explicó al auditorio los diferentes tipos de extorsiones telefónicas para saber cómo identificarlas y actuar al respecto. Por ejemplo, señaló, es usual que estos delincuentes llamen para hacerse pasar por un familiar en Estados Unidos de la persona que contesta el teléfono, y después pedirle dinero ya sea porque sufrió un accidente en el trayecto de regreso a México, porque se encuentra secuestrado o porque tiene que pagar un gasto fuerte. Otra forma en la que operan los extorsionadores es cuando organizan un "secuestro virtual" de una persona, llamándole por teléfono, pidiéndole que cambie el chip de su celular y acudiendo a lugares incomunicados, como moteles, para después llamar a los familiares de la víctima y amedrentarlos con el secuestro de su pariente, quien sin saberlo, cayó en la trampa de los delincuentes. Los extorsionadores telefónicos también son dados a enviar mensajes o a llamar por teléfono a números obtenidos aleatoriamente, y ofrecer supuestos premios o seguros que requieren un desembolso económico o en especie de parte del acreedor para poder ser entregados.  La mayoría de los delincuentes que hacen este tipo de actividades son personas que ya están recluidas en alguna prisión del país, pero que tienen acceso a teléfonos celulares de distintas compañías y disponen de todo el día para hacer llamadas telefónicas o enviar mensajes, que con tenacidad y paciencia esperan a que alguna persona caiga en sus extorsiones. La corrupción en las penales y centros de readaptación social es la causante de permitir que los reos tengan y utilicen celulares dentro de prisión, pues los custodios son quienes en su mayoría brindan estos aparatos a los reclusos. "Custodios más preparados, mejor pagados y más fiscalizados", son las soluciones para resolver este problema desde las prisiones» Sin embargo, ambos elementos  objetaron que no todos los extorsionadores son personas que están en prisión, sino bandas organizadas que fácilmente consiguen teléfonos, incluso fijos, utilizando identificaciones falsas, y que rentan cuartos baratos para montar sus "oficinas" de extorsiones.

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