Por Arturo Fernández Ramírez
Hace unos días se publicaron en la red resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) que realizó Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en la República Mexicana para medir el grado de corrupción en cada una de las entidades federativas.
De esos resultados se desprende que Jalisco ocupa el lugar número 7, donde el 1 es el más corrupto y así sucesivamente en forma descendente.
La posición 1 la ocupa San Luis Potosí, en donde, de acuerdo a dicha encuesta, la incidencia de corrupción por cada 100,000 habitantes fue de 24,724.
El segundo lugar se lo llevó el Distrito Federal y el tercero fue el Estado de México, sí, el mismo que gobernó Peña Nieto y que sigue siendo su principal bastión político.
Son, entonces, según la citada encuesta, estas tres entidades las más corruptas del país. Dicho ejercicio realizado por el INEGI midió las experiencias de la población al enfrentar una situación de corrupción enfocada en la realización de trámites, solicitudes de servicios y otros contactos con servidores públicos.
En dicha publicación se precisó que de acuerdo con la encuesta, por tipo de trámite, el de mayor porcentaje de experiencias de corrupción fue el contacto con autoridades de seguridad pública que registró un 50.6%, seguido del de permisos relacionados con la propiedad, con un 24.8%.
Se afirma que por primera vez en el país, una encuesta que aborda el tema de la corrupción en el sector público proporciona la tasa de prevalencia e incidencia, es decir, la proporción de población que tuvo contacto con un servidor público y vivió una experiencia de corrupción.
Es así como la ENCIG estima que la prevalencia de corrupción fue del 12.1%; mientras que la incidencia de corrupción por cada 100,000 habitantes fue de 24,724, cifra que expresa el total de experiencias de corrupción registradas en pagos, trámites y solicitudes de servicios públicos, así como otro tipo de contactos con servidores públicos durante 2013. A partir de la ENCIG se estima que a nivel nacional, la tasa de incidencia de corrupción por cada 100,000 habitantes es de 24,724. Las 10 entidades más corruptas de acuerdo con el INEGI son 1.- San Luis Potosí, 2.- DF, 3.- Estado de México, 4.- Chihuahua, 5.- Quintana Roo, 6.- Tabasco, 7.- Jalisco, 8.- Tlaxcala, 9.- Michoacán y 10.- Oaxaca.
Es lamentable que Jalisco ocupe uno de esos 10 primeros lugares en corrupción cuando en otros rubros sigue estando muy rezagado.
Gran tarea tiene el gobierno de Aristóteles si en verdad mantiene su intención de postularse a la presidencia de la república en 2018, porque definitivamente no es nada de presumir ser considerado por una entidad oficial como lo es el INEGI como uno de los estados más corruptos de nuestro país.
Aunque el hecho de que desistiera el actual gobernador de Jalisco de sus pretensiones políticas para 2018, esto no debería de ser motivo para también desistir de la lucha contra la corrupción.
Los resultados están ahí, Jalisco es uno de los estados más corruptos y algo tenemos que hacer para borrar esa mala imagen. La corrupción afecta a todos. Ojala que nuestras autoridades pongan lo que esté de su parte, que en realidad es la mayor, porque solo funcionarios honestos pueden no solo no pedir ninguna dádiva a cambio de un servicio sino que también rechazar cualquier ofrecimiento que de parte de la ciudadanía se les pudiera hacer para realizar algún trámite relacionado con su función pública. O usted qué opina estimado lector. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com
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