sábado, 24 de octubre de 2015

LA POLITICA DESDE GAYOLA
Por Rodrigo Sánchez Sosa

No podemos iniciar esta entrega sin agradecer a la oficina de comunicación social y su titular, el Licenciado José Isabeles M, por comunicarse personalmente con nosotros para aclarar  los protocolos de comunicación que la oficina a su cargo, en el municipio de Sayula, por instrucciones del presidente municipal, estará observando durante la presente administración.
   Pasando a otra cosa, quisiéramos comentar que, excluyéndonos, al parecer esta administración estará envuelta durante su gestión en una guerra mediática con la prensa local (Con medios a favor y medios en contra, como ya es costumbre, pero esta vez con particular virulencia).
   Para mi modo de ver las cosas, tal hecho desvirtúa ambas funciones públicas, la de comunicar y la de administrar los bienes comunes. La critica periodística es indispensable en el buen ejercicio de la política en un sistema democrático; pero hacerlo de forma irresponsable, con tintes amarillistas, tendencioso y, sobre todo, con un criterio pobre, abarata el oficio y daña socialmente.
  En un periodismo hecho por aficionados, lo anterior no es raro, es hasta regla; pero, en un periodismo serio, con años de experiencia, resulta irresponsable y en el peor de los casos corrupta tal actitud.  Lamentablemente, el periodismo local, no da para vivir, al menos a quienes colaboramos con los medios, y pobremente a quien edita el semanario en cuestión.
  Así que cualquiera que se atreva, puesto que no es cuestión profesional, a expresar su opinión lo puede hacer, y está en su derecho; pero, de ahí a que la opinión que así se emite, sea digna de tomarse en cuenta, es otra cosa. Una opinión debe sostenerse con pruebas solidas, en una rigurosa lógica deductiva, debe poseer una hipótesis sustentada en la razón, y para el caso en la ciencia, pero sobre todo en la verdad, en la honestidad de quien la emite.
    Los prejuicios se deben evitar; los dichos de fuentes no confiables (chismes), por más placenteros que le resulten al morbo popular no son elementos a considerar; la postura políticas de quien emite la opinión, tanto como del medio que la pública, deben quedar claros al lector para que éste desarrolle su propia opinión. Pero es muy importante que la vocación sea buscar la verdad, no impresionar o impactar. A veces la verdad no coincide con nuestras expectativas morales, políticas o ideológicas, en caso de que estas últimas dos se tengan, por lo que hace falta una ética profesional para aceptar tal caso y no acomodar la verdad a nuestras expectativas morales, prejuicios y conveniencia.
   Allí es donde es necesario no solo un titulo profesional (que hoy se compran venden o consiguen sin gran dificultad), sino la capacidad, criterio y preparación para enfrentar los llamados gajes del oficio ¿Cómo se puede hacer un análisis del contexto económico o  político local, si se desconoce la historia del municipio, sino se ha hecho un análisis previo de esta? ¿Cómo, así mismo, se puede hacer un análisis histórico local, si se desconoce el contexto internacional y nacional que influyeron en tal hecho?
   Opinar, todos lo hacemos, en la calle, en  las colas del súper mercado, de la liconsa, de la guardería, de la escuela de los niños o en el trabajo o la cantina. La opinión que se imprime en un medio se supone que es una opinión que sobre sale de todas estas, porque quien la emite es un perito o entiende de lo que habla. Lamentablemente en Sayula pocas opiniones publicadas tienen este nivel, aunque la mayoría de quienes emite  una opinión en los medios piensen lo contrario ( las opiniones son como los hijos, las nuestras siempre son las mejores…). Ya no hablemos de la laborar de investigación periodística, que no existe o del oficio de reportero, que se hace pobremente y mal.
   Con una prensa así no se puede esperar más que una guerra sucia sin utilidad pública, más bien tendiente a posicionar grupos de interés y elites económicas o políticas que disputan al poder institucional en turno la dirección del municipio y la manipulación del bien publico. Es vergonzoso ver como en Sayula se hace periodismo con las "patas"( con sus honrosas excepciones, claro. Las cuales no cito como no cito las otras, para no ofender a nadie en particular).
   Es verdad que somos de los municipios que más periódicos editamos en el estado, pero para desgracia nuestra, también uno de los que peor calidad tiene en lo que se oferta al público en información y opinión impresa (de internet ya ni hablamos, cualquier nango ( Nango: peyorativo local  que significa, tonto, estúpido o ingenuo) hace su pagina web y dice lo que se le ocurre, irresponsable e impunemente (y sí, hablo de David Guttman, al que lógicamente me importa un cacahuate si se ofende…).
     Lo ideal sería que en vez de que existieran 20 semanarios, que hubiera dos o tres, pero cuya calidad fuera impecable, eso trasformaría para bien común la realidad de nuestro municipio. Que los reporteros, editorialistas, publicistas, correctores de estilo y diseñadores, fueran excelentes en su campo; que no diera pena que, por ejemplo, mi columna  aparezca con faltas de ortografía, errores de dedo y mala sintaxis, porque no hay tiempo de revisar el texto y no existe corrector de estilo; que las investigaciones periodísticas no fueran prehistóricas, de asociación de fenómenos, como en el caso de los "cañones anti granizo",  o meros boletines de prensa; que las fotos fueran tomadas por foto reporteros y no por gente improvisada como su servidor; que el diseño y la publicidad  fuera ejercida por diseñadores gráficos; que las columnas de opinión pudiesen sustentarse en la pericia de quien las emite, en su conocimiento de los temas que aborda o su experiencia en el campo que trata ¿Estoy pidiendo un imposible? No tanto, si valoramos la importancia de un buen periodismo en la construcción social de la democracia. Citaremos aquella famosa frase, lugar común en el periodismo local, tan lleno de estos, pero modificada: "Los pueblos tienen el periodismo que merecen" ¿será?... Dificultaría mucho la corrupción y la impunidad de los funcionarios públicos, la prensa profesional. Nuestra prensa está hecha de chismes. "Eso vende", se defienden quienes practican esta modalidad decadente, pero ¿a qué costo social? Que investigación periodística de los medios locales le ha costado el poder a los corruptos, autoritarios y negligentes que en el pasado nos han gobernado? ¿Qué investigación periodística ha dejado al descubierto prácticas empresariales irresponsables y criminales que han puesto en riesgo a los habitantes de Sayula? En uno y otro caso en la historia de más de 50 años  de periodismo local, ni una sola.  Los chismes, las informaciones filtradas que beneficiaba a grupos de interés, el golpeteo político y lo obvio, que es imposible ocultar por el cinismo de empresarios y políticos, ha acarrado el desprestigio social de unos y otros,  Pero estos en cambio, gozan de cabal salud legal y política, tanto que se postulan cada vez que pueden a puestos públicos y hacen nuevos negocios tan quitados de la pena. La prensa como se ve claramente, no cumple su papel social a cabalidad en el municipio; por el contrario, fomenta la corrupción y la impunidad con su actuar irresponsable. Repito, dicho esto sin generalizar. No dudamos de aquellos que de buena voluntad hacen un esfuerzo, pero esta no es una labor sencilla de fin de semana o pasa tiempo; Sayula ya no es un rancho, nunca lo ha sido, pero en fin; si no se profesionaliza el oficio, el número de medios impresos que circulan en la localidad no pasará de ser una simple anécdota simpática, más que un síntoma de educación y cultura; Aún menos podría ser ejemplo de ejercicio democrático. Lo público es "el campo de batalla" de las ideas, pero para que esto cumpla su función, primero debe haber ideas. Los grillos no generan ideas, los grillos son una plaga que con su cantaleta monótona e insustancial, pretenden distraernos de la profunda inmensidad de la noche, haciéndonos caer en un sopor que les permita buscar sus intereses a costa de todos nosotros. En el periodismo sayulense hay muchos grillos y pocos periodistas, lástima.

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