domingo, 29 de enero de 2017

LA POLITICA DESDE GAYOLA

Por Rodrigo Sànchez Sosa
Resulta confuso ya para todos, porque ha dejado de ser generacional, el mundo que habitamos; el nuevo orden mundial, el libre mercado, la globalización están dejando de tener sentido en un mundo que políticamente se mueve en dirección opuesta a estas utopías sociales, económica, financieras y hasta políticas de los últimos decenios del siglo pasado. Con el triunfo de Trump en Estados Unidos, pareciera que se termina un ciclo y los valores caducan inevitablemente; pero, lo nuevo, no es precisamente nuevo, de allá veníamos, de erradicar el proteccionismo, de hacer las fronteras más permeables, de desterrar los dogmas que atentaban contra los derechos básicos de la humanidad. De repente nos topamos con este fenómeno que, a toda toma por sorpresa, tanto a los adultos que crecieron con las promesas del estado de bienestar, como a los jóvenes y rebeldes del mismo que, desilusionados de este estado lo criticaban y atacaban, o permanecían apáticos y desdeñosos de sus valores.
Increíblemente, ideologías que parecían históricamente superadas por lo obvio de sus resultados, resurgen como promesas apetecibles y podemos ver el resurgimiento sin pudor de los partidos de ultra derecha, del pensamiento reaccionario, de la exclusión y del racismo. El mismo día de la toma de protesta a la presidencia de los Estados Unidos de Trump, en Europa se reúnen los partidos ultra derechistas de los distintos países, proclamando el resurgimiento de sus ideales que en otro tiempo costaron tanto al mundo entero.
Voces que justifican esta tendencia, se escuchan hasta aquí mismo, algunas ingenuas y desinformadas otras maliciosas y en busca de sus propios interese justificando al mismo Trump y a la apuesta inepta de un gobierno corrupto y decadente como el mexicano.
En tal coyuntura se encuentran dos eventos centenarios de Sayula, el natalicio de Juan Rulfo, boicoteado por, increíblemente, la Fundación Rulfo, al frente del cual está la familia del escritor; y los gesticuladores locales que no faltan motivados por cuestiones más personales que comunes, así como aquellos que hacen cálculos desinformados y con una visión muy corta de la política económica de Sayula. El segundo evento es, el carnaval.
Todo esto está en el espíritu contradictorio de los tiempos. Por parte de Rulfo se cuestiona, clásico, los derechos que sobre el nombre puedan tener los gobiernos de la región para crear una industria cultural; pareciéndoles a los neófitos una aberración hacer de la cultura un negocio, cuando es lo que se hace en países del primer mundo sin que esto genere un conflicto de tipo ético al respecto, festivales y rutas turísticas por todo el mundo, son fuente de derrama económica en regiones enteras en Europa, sud América, y Asía. El dilema, sí, en Europa, al respecto, es más bien de tipo de origen y por lo tanto de pertenencia, en el sentido de a quién pertenece el legado cultural de un pueblo, a las mayorías o a particulares que pudiesen reclamar su propiedad. En Inglaterra y Francia, se inclinan por la cultura o determinados productos de la cultura como productos de la comunidad, a los que todos tienen derecho y por lo tanto es el gobierno quien debe administrar y difundir la empresa cultural que produce activos tanto para ser auto financiable como para crear indirectamente riqueza entre los ciudadanos por igual. El caso contrario, sólo quien puede pagar accede a ella, como en los Estados Unidos. Lo que no se discute es que la cultura puede ser una empresa. Ejemplos exitosos de empresa cultural en México hay muchos, desde la FIL en Guadalajara, hasta el Festival Internacional Cervantino en Guanajuato, la derrama económica es importante para esas ciudades durante la feria y el festival respectivamente. Lo que la ley no prohíbe, no es punible, lógicamente. El intento por hacer de la Ruta Cultural El realismo Mágico de Juan, que incluye a tres municipios, Sayula, Tuxcaucuesco y San Gabriel, es un hecho ya, un atractivo turístico que dejará una derrama económica a estos municipios, durante todo el año y en especial durante los festivales que en honor a Rulfo se lleven a cabo una o dos veces al año, es una oportunidad inigualable y envidiable, sobre todo este año que es el centenario del nacimiento del escritor.
Sin embargo, las voces de la disidencia opinan que esto es malo, que Rulfo es propiedad de una familia y de una elite social que está lejos de las masas vulgares e incultas. Afortunadamente son unos cuantos, burgueses decimonónicos trasnochados e ignorantes. Aunque por otro lado en su derecho la familia directa de Rulfo, quien pose los derechos sobre su obra y nombre, reclama un trato más digno a su padre y la protección de sus intereses sobre el nombre y la obra, así como el derecho que pretenden tener sobre decidir el fin de los recursos públicos destinados a cultura y asociados a su padre en este centenario. Vemos pues la misma discusión que en Europa, en este último caso: ¿es un legado común la obra de arte o es propiedad particular? Para una empresa cultura se debe poner en la palestra tal cuestión para ser dirimida por un tribunal competente. Moral y éticamente se debe reconocer que el artista no es una isla, que su obra refiere un contexto, por más reinterpretado que lo haya plasmado, y eso en el fondo sugiere una deuda moral con el lugar que la inspiró. Hasta donde se conoce la personalidad de Rulfo y pese a sus detractores al respecto, Rulfo hubiere querido que su legado retribuyera en algo a la región que tanto amó y le inspiró, más si esto representara una forma de solventar la pobreza y marginación de lagunas personas de esa región.
La controversia entre familia y la Ruta, como todo en el país no parece que se resuelva. La negociación y el dialogo no han tenido oportunidad por cuestión de egos, y apenas se anuncia que se relajan las posturas aparece una declaración que desmiente tales versiones, a pesar de ello, el interés por Rulfo, aumenta conforme pasa el tiempo y las posturas encontradas no son tomadas en cuenta por tales circunstancias, es decir la demanda crece alimentada de esto mismo, con ello, sin ello y a pesar de ello. La gente quiere conocer la tierra de Rulfo, gente de todo el mundo y sí la infraestructura turística existe vendrá, demandando, alojamiento, trasporte, comida, y cosas interesantes de las cuales ocuparse mientras admiran nuestros paisajes. Esto más que hacer mal a alguien nos beneficia a la gente de la región, que al final eso hubiera querido Rulfo. Los nefastos de por acá, ven esto como una desgracia, Rulfo es suyo, de su clase, no legalmente, pero si, creen, moralmente. Pero a decir de los amigos del escritor, a Juan Rulfo, lo caracterizo la humildad y personalidad retraída, decían que gustaba hablar e interactuar con personas comunes y humildes, no parece darles la razón a esos que lo sienten "suyo", elitista y culto intelectual que despreciaba al vulgo en nombre de la alta cultura elitista y su impresionante talento.
Otro caso es el Carnaval, en un exceso por la coyuntura política de los tiempos, alguien propone clausurar el carnaval y ahorrar los dineros que se erogan en él. Nada más inconveniente en esta situación económica reciente, la derrama económica del carnaval a la economía del municipio, no se ha cuantificado en nombre del amarillismo que pondera las perdidas sin contabilizar las ganancias a comercios locales y la economía general de las personas en el municipio y hasta en la región. En 1830 luego de la guerra de independencia y la luchas entre centralistas y federalistas, Sayula quedó tan devastada económicamente que, pidió al Gobierno del Estado el permiso para celebrar una feria anual que le diera la oportunidad de salir del bache económico, este documento histórico fue exhibido por el Archivo del Congreso del Estado el pasado mes de diciembre en el jardín principal de Sayula a partir del día 12 de ese mes. Cancelar la celebración de carnaval sería contra producente sin lugar a dudas. De ninguna manera está de más pedir su optimización administrativamente. En 1917, hace 100 años en un contexto políticamente crispado con levantamientos armados amenazando la cabecera municipal se organizó, a pesar de esto, el primer carnaval de Sayula. Cien años de tradición que son una oferta más al turismo nacional, no se puede descartar, y todo esto construye un futuro para el municipio que es viable a pesar de sus detractores y los problemas que se generar en el caso de la Ruta Cultural, en las empresas culturales. Las demás son objeciones vulgares y de valor ínfimo por su desinformación evidente y burdas premisas.


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