martes, 19 de junio de 2018

                EL ADIOS A UN HERMANO

Por Arturo Fernàndez Ramìrez

Primeramente quiero agradecer a todas y a todos los que nos mostraron su solidaridad en estos momentos dolor y durante todo el tiempo en que Miguel Fernández Ramírez ocupó más de ayuda.
El pasado 5 de junio de 2018 recibimos una dolorosa noticia: el deceso de Miguel Fernández Ramírez, mi hermano, quien se encontraba hospitalizado en el Centro Médico de Occidente.
Como creyentes y como católicos, la Iglesia nos enseña que la vida y la muerte competen únicamente a Dios, quien la da y la quita, de ahí que muchas veces nos cuesta trabajo entender su voluntad, pero tenemos que aceptarla y saber encontrar resignación.
¿Qué podemos decir en momentos como éstos? Quizá nada o quizá todo, a lo mejor pensamos que ya no tiene caso hablar o probablemente es cuando en realidad debemos externar muchas cosas.
Entre otros aportes, Miguel Fernández Ramírez dejó para la comunidad 2 grandes proyectos, de los cuales fue su fundador, uno es la Carrera del Sol y el otro es la Danza Sonajera La Ascensión.
La Carrera del Sol en mayo pasado cumplió ni más ni menos que 17 años de realizarse en forma consecutiva e ininterrumpida.
Aunque se dice fácil, pero definitivamente nunca fue fácil para Miguel Fernández Ramírez fundar, sostener y crecer durante estos años este evento deportivo que aglutina a niños desde los 4 años de edad y a deportistas de la región y de otros estados.
No obstante todas las dificultades que se le presentaron, siempre pudo más su voluntad, su tenacidad, su pasión, su amor, su entrega irrestricta por el deporte, por eso fue posible que la Carrera del Sol no solo se mantuviera sino que cada año creciera en todos los aspectos.
En cuanto a la Danza Sonajera La Ascensión, también fue posible gracias no solo a su pasión por este tipo de danza religiosa y cultural, sino a su creencia y fe en Dios y en la Virgen de Guadalupe, en cuyo honor danzó durante muchos años hasta que fundó su propia danza en la que participó como danzante únicamente el primer año de su creación, ya que con posterioridad le fue imposible hacerlo.
Y así pudiéramos continuar hablando de él y de todo lo que en vida hizo, pero no es la intención redactar aquí una biografía, más bien lo que quise fue aprovechar este espacio para desahogarme un poco, pero sobre todo para dejar constancia del agradecimiento que tenemos hacia todas y todos los que nos apoyaron en esta difícil etapa de nuestra vida como familia de Miguel Fernández Ramírez.
Aunque nos duela y nos cueste trabajo aceptar la realidad, simple y sencillamente Dios así lo decidió y así tiene que seguir la vida, no hay vuelta para atrás.
La gran satisfacción que nos queda y nos reconforta es que supimos aprovechar la gran oportunidad que Dios nos dio de convivir y estar siempre con Migue, esto nadie lo borra, esto es lo que él nos deja, esto es con lo que nos quedamos para siempre.
El título de esta columna dice el Adiós a un hermano, pero la realidad es que no debe ser un Adiós, sino un "hasta pronto", un "nos vemos luego", porque si creemos en Dios y en su doctrina, debemos estar convencidos que después nos volveremos a encontrar, que después nos volveremos a ver, que después estaremos juntos nuevamente.
Y, primero Dios, así será Migue, por lo pronto aceptaremos nuestra realidad, tú te vas físicamente, nosotros nos quedaremos sin ti, pero ten la seguridad que permanecerás por siempre en el recuerdo de todos los que nunca te olvidaremos. Cuídate y cuídanos desde donde ahora estás. Y como decías tú: ANIMO. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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