martes, 18 de septiembre de 2018

Política y Psicoanálisis
Por Rodrigo Sànchez Sosa

Todo el mundo conoce el nombre de Freud. Cualquier conocimiento y cualquier práctica que se refiera al hombre hoy está más o menos influida por él. Hay un antes y un después de él que hace que ya no se pueda hablar del hombre como antes. Pero su obra ofrece a la reflexión hallazgos, a la enseñanza recursos que se parecen a un nuevo descubrimiento. Como Carlos Marx en la Política, mostró desde la razón la cara oculta del poder que realmente nos gobierna. Comprender el Psicoanálisis aún a nivel básico, es comprender la economía política de Marx. La presente entrevista de L´Espress al doctor Lacan, fundador, nos ilustra en ello:
L'EXPRESS.- Un psicoanalista, es muy intimidante. Se tiene la impresión de que podría manejarnos a su antojo…, que sabe más que uno mismo sobre los motivos de sus actos.
Dr. LACAN - No exagera usted nada. Pero, después de todo, ¿cree usted que ese efecto es específico del psicoanálisis? Un economista (como Marx), para muchos, es también por su parte, tan misterioso como un analista. En nuestro tiempo es el personaje del especialista el que intimida… el psicoanalista sería capaz de ver algo más secreto en lo que, a usted, le parece lo más claro. He aquí que usted está al desnudo, al descubierto, bajo una mirada experta, y sin saber bien lo que usted le muestra.
L'EXPRESS - Hay ahí una suerte de terrorismo, uno se siente violentamente arrancado de sí mismo… (como el capitalista que se descubre como ladrón en el marxismo o el obrero como menos que un esclavo del sistema capitalista)
Dr. LACAN - El psicoanálisis en el orden del hombre, tiene, en efecto, todas las características de subversión y de escándalo que pudo tener, en el orden cósmico, el descentramiento copernicano del mundo: la Tierra,  morada del hombre, ha dejado de ser el centro del mundo! ¡Pues bien! El psicoanálisis le anuncia que usted ha dejado de ser el centro de usted mismo, ya que había en usted otro sujeto, el inconsciente (tal como el marxismo descubre tras la política una lucha de clases regida por la economía que enajena al sujeto). Es una noticia que, en primer término, como la de Copérnico, no fue bien aceptada. ¡Ese pretendido irracionalismo que se ha querido achacar a Freud! Ahora bien, es exactamente lo contrario: no solamente Freud ha comenzado a racionalizar lo que hasta ese momento se había resistido a la racionalización, sino que también ha mostrado en acción una razón razonante como tal, quiero decir, razonando y funcionando como lógica, sin que el sujeto lo sepa, y esto en el campo mismo clásicamente reservado a lo irracional, a la sinrazón (à l'irraison), digamos el campo de la pasión. Es esto lo que no se le ha perdonado (como a Marx). Seguramente hubiera sido más fácil admitir la introducción de la idea de fuerzas sexuales que se apoderan bruscamente del sujeto sin previo aviso y por fuera de toda lógica; pero que la sexualidad sea el lugar de una palabra, que la neurosis sea una enfermedad que habla, he aquí una cosa extravagante (como en Marx el valor de cambio y el valor de uso o la enajenación del trabajo y el trabajador); y algunos discípulos incluso prefieren que se hable de otra cosa. No hay que ver en el analista a un "ingeniero de almas", no es un físico [médico] (physicien), no procede estableciendo relaciones de causa a efecto: su ciencia es una lectura, una lectura del sentido. Sin duda es por eso que, sin saber bien qué es lo que se esconde detrás de las puertas de su consultorio, se tiende a tomarlo por un brujo, y quizás un poco más grande que los otros.
L'EXPRESS - Y quién ha descubierto esos secretos terribles que huelen a azufre… Aquí tenemos un ejemplo del efecto de la transferencia, gracias a ella el psicoanalista ocupa el lugar del sujeto que se supone que sabe, en este caso que sabe del Otro, del sujeto. Tiene algo que decir al respecto. dado que todo el mundo tiene en su interior el objeto al que la psicología se refiere: una psique, una subjetividad.
Dr. LACAN - Aún conviene precisar de qué orden son esos secretos. No son los secretos de la naturaleza tal como los han podido descubrir las ciencias físicas o biológicas. Si el psicoanálisis esclarece los hechos de la sexualidad no es acometiéndolos ni en su realidad ni en la experiencia biológica.
L'EXPRESS - Pero Freud ha descubierto, efectivamente, a la manera en que se descubre un continente desconocido, un nuevo dominio del psiquismo que se llama "inconsciente" o de otra manera [o se trata de otra cosa] (ou autrement) ¡Freud es Cristóbal Colón!
Dr. LACAN - Saber que hay toda una parte de las funciones psíquicas que no están al alcance de la consciencia, ¡no se esperó a Freud para eso! Si me permiten esa comparación, ¡Freud sería más bien Champollion! (historiador francés, considerado el padre de la egiptología por haber conseguido descifrar la escritura jeroglífica gracias principalmente al estudio de la piedra de Rosetta.). En la experiencia freudiana no se está en el nivel de la organización de los instintos o de las fuerzas biológicas. No las descubre sino operando, actuando, por así decirlo, a la segunda potencia. No es de efectos instintivos en su primera potencia de lo que Freud trata. Lo que es analizable, lo es en la medida en que está articulado en lo que constituye la singularidad de la historia del sujeto. Si el sujeto puede reconocerse en ello, es en la medida en que el psicoanálisis permite la "transferencia" de esta articulación. Dicho de otra manera, cuando el sujeto "reprime", eso no quiere decir que se rehúse a tomar consciencia de algo que sería un instinto -pongamos por caso un instinto sexual que quisiera manifestarse en forma homosexual-, no, el sujeto no reprime su homosexualidad, reprime la palabra donde esta homosexualidad juega un papel significante. Usted ve, no es algo vago, confuso, lo que está reprimido, no es una especie de necesidad, de tendencia, que tendría que ser articulada (y que no se articularía porque está reprimida) es un discurso ya articulado, ya formulado en un lenguaje. Todo está ahí.
L'EXPRESS - Usted dice que el sujeto reprime un discurso articulado en un lenguaje. Sin embargo, no es eso lo que uno siente cuando se encuentra con una persona con dificultades psicológicas, un tímido por ejemplo o un obsesivo. Su conducta parece, sobre todo, absurda, incoherente; y, si se adivina que en rigor puede significar algo, eso sería algo impreciso, que se mece (s'ânnone), muy por debajo del nivel del lenguaje. Y uno mismo, en la medida en que llega a sentirse llevado por fuerzas oscuras, que se adivinan "neuróticas", ellas se manifiestan justamente en movimientos irracionales, acompañados de confusión, de angustia.
Dr. LACAN - De los síntomas, cuando usted cree reconocerlos, le parecen irracionales sólo porque usted los toma aislados y los quiere interpretar directamente. Vea los jeroglíficos egipcios: en la medida en que se buscó cuál era el sentido directo de los buitres, de los pollitos, de los hombrecitos de pie, sentados o agitándose, la escritura permaneció indescifrable. Resulta que por sí solo el pequeño signo "buitre" no quiere decir nada, sólo encuentra su valor significante al ser considerado en el conjunto del sistema al que pertenece. ¡Pues bien!, los fenómenos con los que nosotros tenemos que vérnoslas en el análisis, son de este orden, de un orden de lenguaje (d'un ordre langagier). El psicoanalista no es un explorador de continentes desconocidos o de grandes profundidades es, en primer lugar, un lingüista: aprende a descifrar la escritura que está ahí, bajo sus ojos, que se ofrece a la vista de todos. Pero que permanece indescifrable en cuanto no se conocen sus leyes, su clave.
L'EXPRESS - Usted dice que esta escritura "se ofrece a la vista de todos". Sin embargo, si Freud dijo algo nuevo, es que en el dominio psíquico uno se enferma es porque se disimula, se esconde una parte de sí mismo, que se "reprime". Ahora bien, los jeroglíficos, no estaban reprimidos estaban inscritos en la piedra. Su comparación no puede ser pues total.
Dr. LACAN - Al contrario hay que tomarla literalmente: eso que, en el análisis del psiquismo, hay que descifrar, está todo el tiempo ahí, presente desde el comienzo. Usted habla de represión olvidando una cosa, es que, para Freud y tal como él lo formuló, la represión es inseparable de un fenómeno llamado el "retorno de lo reprimido". Allí donde eso ha sido (Là où ç'a été)(2) reprimido algo continúa funcionando, algo continúa hablando -gracias a lo cual, por lo demás, se puede centrar, designar el lugar de la represión y de la enfermedad, decir "está allí" (c'est là). Esta noción es difícil de comprender porque cuando se habla de "represión" uno se imagina inmediatamente una presión -del orden de una presión vesical por ejemplo- es decir, una masa vaga, indefinible, apoyándose con todo su peso contra una puerta que uno se rehúsa abrirle. Ahora bien, en psicoanálisis la represión no es la represión de una cosa, es la represión de una verdad ¿Qué sucede cuando se quiere reprimir una verdad? Toda la historia de la tiranía está ahí para darle a usted la respuesta: se expresa en otra parte, en otro registro, en lenguaje cifrado, clandestino. ¡Pues bien!, es exactamente lo que se produce con la consciencia: la verdad, reprimida, va a persistir, pero transpuesta a otro lenguaje, el lenguaje neurótico. A excepción de esto, que uno ya no es capaz de decir en ese momento cuál es el sujeto que habla, sino que "eso" habla, que "eso" continúa hablando; y lo que pasa es completamente descifrable, de la manera en que es descifrable, es decir, no sin dificultad, una escritura perdida. La verdad no ha sido aniquilada, no ha caído en un abismo; está ahí, se ofrece, presente, pero convertida en "inconsciente". El sujeto que ha reprimido la verdad no gobierna más, no está ya en el centro de su discurso: las cosas continúan funcionando solas y el discurso sigue articulándose, pero por fuera del sujeto [sin que el sujeto se entere] (en dehors du sujet). Y ese lugar, ese por fuera del sujeto, es estrictamente lo que se llama el inconsciente. Puede ver usted claramente que lo que se ha perdido no es la verdad, es la clave del [que permite acceder al] nuevo lenguaje en el que aquella se expresa en adelante. Y es ahí donde interviene el psicoanalista. (Entrevista realizada por Madeleine Chapsal a Jacques Lacan. Periódico l'express, 31 de mayo de 1957, número 310 pp. 20-22)

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