martes, 25 de diciembre de 2018

                   La Política y los medios. 
Por Rodrigo Sànchez Sosa
El termino "medios" es de uso reciente y refiere a los canales de comunicación entre los sectores distintos de la sociedad, en el caso de la política son particularmente importantes por su dependencia directa de esta actividad. Estos canales o vías de la información en el pasado se reducían a la prensa escrita, panfletos, manifiestos, circulares, carteles y periódicos; luego apareció la radio, luego la televisión y muy recientemente las redes sociales, con una característica peculiar; pero vayamos por partes.  Concretamente en política, en un principio se requirió directamente de la comunicación oral para diseminar las ideas en este campo. Las personas en general sabían de las ideas que surgían en torno a lo publico por pregoneros o la boca de los mismos políticos en plazas públicas. Ya fueran decretos reales, manifiestos, nuevas leyes, partes de guerra o recientes tasaciones en impuestos. La mayoría de las personas no sabía leer; así que, aunque ya se escribían libros desde el tiempo de la Grecia Clásica, que compilaban el pensamiento político de grandes pensadores como Platón o Aristóteles, sólo una pequeña elite social podía leerlos y tener copias de las ideas políticas de su tiempo o del pasado. Al no existir las formas democráticas que hoy conocemos, la gente se interesaba poco en las ideas abstractas de la organización de un estado; más, cuando cambios sociales importantes se presentaban, los mítines en plazas públicas, donde importantes oradores se dirigían a la comuna; hacían manifiestas la ideas tras los cambios sociales en boga a las mayorías, como en el caso de la revolución francesa del siglo XVIII. 
En México los grandes cambios como la Independencia comenzaron por elites de criollos que se reunían clandestinamente en casa particulares para intercambiar información sobre la vanguardia política en la Europa influenciada por la revolución francesa.  Hidalgo y los primeros conspiradores, como el sayulense Juan Antonio Montenegro, influenciados por el pensamiento liberal francés del siglo XVIII, se reunían con amigos en tertulias literarias a leer lo que llegaba de Europa como novedades del pensamiento social y político de finales del siglo XVII y principios del siglo XIX. Luego empapados de estos ideales, los precursores de la independencia trasmitieron a las mayorías iletradas, mediante panfletos, pequeños periódicos y discursos públicos, los ideales de la ilustración que inspiraron la independencia de nuestro país.  Ya para la guerra de Reforma en México, a mediados del siglo XIX, la prensa era más común a pesar de que el analfabetismo era la constante entre las mayorías en México. Los ideales federalistas llegaron a las universidades y fueron asimilados por la elite intelectual del país, Benito Juárez sería uno los ilustrados estudiantes que se comprometería con el ideal republicano que era la vanguardia del pensamiento político en occidente.
Para la revolución mexicana de 1910, los ideales de justicia social del pensamiento europeo, el socialismo, el anarquismo y el nacionalismo, llegarían a México como noticias y panfletos. Aquí los hermanos Flores Magón difundirían el pensamiento Anarquista y Madero, Zapata y el propio Villa, serían influenciados por los ideales democráticos y de justicia social del discurso de la época; la crítica que ejercerá la prensa como presión política al poder desde ese entonces, será una tradición en la lucha política mexicana.   Al alfabetizarse el país, como producto de las políticas educativas surgidas de la revolución mexicana de 1910, la prensa escrita tomo importancia relevante en la vida pública de México, los periódicos fueron campo de batalla de intereses e ideales de lo público en el país. El gobierno autoritario que surgía y que terminaría en una dictadura de 80 años, se dio cuenta que controlar la prensa era de vital interés para su sobrevivencia y consolidación. Los principales medios escritos nacionales, estuvieron controlados por el estado mexicano hasta hace apenas muy poco tiempo. Los nuevos medios de comunicación que surgía como la radio y luego la televisión, también fueron cooptados por el poder político, volviéndose monopolios privados en contubernio con el poder político. De Miguel Alemán a Carlos salinas de Gortari consolidaron una dictadura que se vendió al extranjero con ayuda de los medios que crearon una ilusión de cambio en los noventa del siglo pasado, hasta que el neoliberalismo comenzara a colapsar a finales del primer decenio del siglo XXI y antes de terminar este segundo decenio, se derrumbara como proyecto nacional con ayuda de la nueva herramienta de comunicación de mesas, las redes sociales, que jugarían un papel importante en el descrédito del régimen tradicional y ayudaría a ganar la presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador, este año.
Todo lo anterior nos lleva a inferir el poder que tienen los medios y, donde hay poder, existe potencialmente la corrupción. El poder corrompe, dice la máxima. Es verdad, todos conocemos el caso de Televisa y su monopolio mediático que incluye estaciones de radio, periódicos y revistas. Este corporativo no sólo se llevaba gran parte del presupuesto publico del gobierno federal por contratos de publicidad y pagos por difundir en sus notas las posturas oficiales, también se le eximia de impuestos mediante fraudes como el Teletón. Por ejemplo. Televisa fue por años la cara visible de la dictadura autoritaria del régimen mexicano.
Pero al finalizar el primer decenio, como ya se dijo, del siglo XXI, las redes sociales en México entraron en escena y el panorama, para desgracia del neoliberalismo en decadencia, cambió. Ahora ya cualquiera podía hacer su propias notas e igual cualquiera podía opinar; pero, sobre todo, era más difícil, casi imposible, encubrir la realidad como cuando se tenía el monopolio de la información en México. Conforme avanzó el tiempo las propuestas se diversificaron la tecnología mejoró y fue más accesible, para entonces ya fue imposible normar o censurar las redes sociales en Internet. Entonces se cambió la estrategia, siguiendo las tendencias de la propia red, se recurrió a las notas y noticias falsas, a los portales apócrifos de información y a los ejecitos de robots o perfiles falsos en redes sociales que manipulaban las tendencias confundiendo a las personas. Hoy en día asistimos a otro escenario de la lucha política en una arena pública distinta, entre notas falsas, saturación de información y opiniones neófitas que saturan las redes sociales, encubriendo en ese enjambre de ruido basura la verdad. Los políticos gastan en el manejo de redes sociales millones de pesos, y su imagen depende de estas. Ya no son las opiniones informadas las que inciden en lo político y lo público, sino el ejercito de perfiles falsos y las opiniones de ignorantes que se arriesgan a externar tonterías con faltas de ortografía horribles en redes sociales, creando simpatía hasta morbosa, con esta gente cuya opinión más que respeto causa pena. Pondré sólo un ejemplo local: la sentencia del Tribunal Electoral que emplaza al actual Ayuntamiento de Sayula para dar su lugar en Cabildo a Arturo Fernández, en un sitio vergonzoso como Notired y a raíz de una nota con todo el propósito de crear este efecto, los comentarios se inclinan por un plebiscito y hasta manifestaciones en contra de la sentencia del tribunal, sin más razón que la insinuación de corrupción que este página implica en su nota del citado Fernández ¿Qué hay allí de profesional? Opiniones neófitas mal escritas totalmente ignorantes de la ley que sugieren hasta linchamiento y otras sintiéndose inteligentes abiertamente llaman a Fernández ladrón sin pruebas; eso habla de la impunidad que supone comentar en estos espacios basura, habla de la ignorancia de esa gente que raya en lo ridículo. Ahí están, en su realidad justa, las redes sociales como medio actual que se vincula a la política. Imagino una sociedad normada por comentarios estúpidos, como los citados, en vez de la ley. Esperamos que no sea verdad que, detrás de sitios como este están funcionarios públicos del actual ayuntamiento de Sayula, porque sería una vergüenza si ese fuera el criterio que avala estas tonterías. Arturo Fernández abonaría a la democracia pues implicaría un reto y contra peso al Ayuntamiento, algo sano. El presidente municipal debe jugar su juego político, pero no se vale quemarse así con esta gente en redes sociales el espacio público hoy por hoy, definitivamente

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