lunes, 9 de septiembre de 2019

          SEPTIEMBRE, EL MES PATRIO
Por Arturo Fernández Ramírez
Aunque la consumación de la Independencia de México fue el 27 de septiembre de 1821, la realidad es que el festejo principal en este mes lo dedicamos al inicio del movimiento armado para la emancipación de México.
Es decir, desde la educación preescolar se nos inculca festejar con mayor vehemencia la fecha histórica del 16 de septiembre de 1810 para recordar cuando Miguel Hidalgo convocó al pueblo de México a tomar las armas para poner fin al yugo español.
Los tres niveles de gobierno organizan el 15 de septiembre por la noche grandes festivales artísticos para que asista el mayor número de personas y ahí se da la ceremonia del tradicional grito de la independencia; las escuelas también hacen lo propio en sus centros escolares en horario de clases. Y el 16 de septiembre se organiza el principal desfile cívico militar en el que participan elementos del ejército y alumnos de diferentes escuelas.
De igual forma, la mercadotecnia no puede faltar, por lo que los medios de información se suman con la publicidad, mientras que los comerciantes aprovechan que se despierta el sentido patrio para poder vender todo lo que se relacione con esta fiesta, principalmente la Bandera de México.
Pero una vez que pasa el 16 de septiembre, pareciera que se acaba la fiesta, que concluye el mes patrio, que se duerme nuestro patriotismo y hasta el siguiente año vuelve a despertar.
En este sentido, cuando llega el 27 de septiembre, únicamente se lleva a cabo una ceremonia cívica por las autoridades civiles y educativas, pero en términos reales el pueblo en general ya no participa de lo que también es una fecha histórica y de mucho significado cuando México fue reconocido como un país independiente.
Considero que es importante tener presentes los dos acontecimientos históricos, cuando inició y pero también al concluir ese movimiento armado.
Y más allá de las fechas y acontecimientos, lo que debemos ponderar es el significado de la libertad que se logró para nuestro país, poniendo fin a tres siglos de esclavitud y saqueo de España.
Ahora bien, si la independencia de México se concibió como algo que significaría progreso para todas y todos nosotros, corresponde a las generaciones presentes que realmente exista esto en nuestro país, porque siendo honestos, sigue habiendo esclavitud en los millones de trabajadores que son explotados con míseros salarios y también continúa el saqueo de nuestras riquezas por una clase élite.
En ese contexto, para esos millones de mexicanos que son explotados y para todos los que sufrimos la inequitativa distribución de la riqueza, pareciera que no tuvo sentido el movimiento armado de la independencia porque da igual que nos explote un extranjero que un nacional.
Pero, no debe ser así, no debemos pensar de esta manera, a lo que en realidad estamos obligados es a luchar como lo hicieron los héroes de la independencia, ya no con armas de fuego, sino con el despertar de las conciencias para no solo exigir gobiernos honestos que trabajen por el pueblo, sino también estar dispuestos a ser activos y proactivos a través de los diferentes instrumentos de participación ciudadana que hoy en día se contemplan en la ley. Solo así podremos cambiar para bien a México. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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