miércoles, 9 de octubre de 2019

EL 02 DE OCTUBRE NO SE OLVIDA

Por Arturo Fernández Ramírez
Como todo acontecimiento histórico que ha marcado la vida de nuestra nación, lo menos que podemos hacer es recordarlo para tener presente lo que hoy en día sigue repercutiendo.
Por eso, no podemos dejar pasar la masacre de Tlatelolco de aquel 02 de octubre de 1968 cuando las fuerzas públicas de nuestro país, hicieron uso de las armas para acabar con una manifestación estudiantil y social, lamentablemente no solo dieron fin a esa protesta, sino a la vida de miles de personas.
Desde luego y como en todo hecho social, existen muchas versiones, algunas justificando el actuar del gobierno, pero otras (las más), reprobando y reprochando esa represión violenta, sangrienta y mortal.
Hay quienes analizan los hechos en sus efectos, en sus resultados; otros lo hacen en sus causas, en sus orígenes; pero también existen los que ven las cosas de manera integral, objetiva y más profesional.
Es por ello que cada quien tenemos nuestro punto de vista, nuestra perspectiva de las cosas y en función de eso emitimos nuestras opiniones.
Independientemente a todo lo anterior, considero que una masacre siempre será motivo de reproche, no hay razón para justificar el aniquilamiento en masa, ni siquiera el supuesto hecho de que quienes organicen, encabecen o estén detrás de las protestas, sean "revoltosos" o "agitadores sociales" que busquen la inestabilidad social para intereses estrictamente personales o ajenos a nuestro país, porque en todo caso, existen otros procedimientos legales e institucionales con los cuales puede sancionarse a quienes en realidad lo ameriten, si es que de acuerdo a nuestro estado de derecho, se deben imponer castigos por adoptar alguna ideología política.
Entonces, el masacrar utilizando las armas como sucedió en 1968 (y en muchas otras fechas también ha pasado) no tiene justificación alguna, menos cuando se trataba de una protesta social encabezada por la comunidad estudiantil pero apoyada por amplios sectores de la población.
Lamentablemente pasó y, como lo precisé, no fue la primera ni la última vez que la historia de México da cuenta de acontecimientos de esa naturaleza.
Sin embargo, como también ya lo señalé, lo menos que podemos hacer es no perder la memoria para recordarlos, para revivirlos, para honrar a los caídos, con el único fin de generar conciencia social, de acabar con la impunidad, de evitar que vuelvan a pasar ese tipo de hechos represivos, pero sobre todo, para lograr que la sangre y las vidas que se han perdido no sean en vano.
Es así como a más de cuatro décadas de aquella fecha histórica, debemos decir al gobierno que seguimos en espera de justicia, porque el 02 de octubre no se olvida. Comentarios y sugerencias al correo electrónico arturferam@hotmail.com

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