miércoles, 25 de marzo de 2020

      Política y geopolítica, explicada con palitos y bolitas…
Por Rodrigo Sánchez Sosa
La política como quehacer humano es ya difícil de explicar en términos llanos, esto sin contar la popular aversión que siente la gente por ésta, por representa tanto abuso de lo público. Cundo pasamos a hablar de geopolítica, esto se vuelve totalmente incomprensible para el común de las personas, pues requiere de una conciencia más amplia y una cultura universal mínima. Los mexicanos difícilmente somos cosmopolitas, somos si, solidarios, con una política exterior, por lo menos hasta el nefasto panismo, excelente, a pesar del PRI. Somos un país muy encerrado en sí mismo, vemos todo lo que está más allá de nuestras fronteras como extraño, ajeno e incomprensible. El grito de la cultura popular: "Como México no hay dos" hace evidente este nacionalismo casi nihilista nuestro. Pero el no comprender las fuerzas e intereses que actúan en la comunidad internacional más allá de los clichés y la manipulación mediática, hace vulnerable nuestra democracia que no puede ser un proceso cerrado y aislado del mundo. Si no nos damos cuenta de las fuerzas y poderes que tienen como campo de batalla nuestro país, tendemos a ver como trágico y mítico nuestro destino como nación. Es verdad en México la clase política roba mucho, los empresarios son tramposos y corruptos, los sectores elitistas son entreguistas, clasistas, machistas y racistas; pero, nuestro verdadero problema son los poderes hegemónicos globales que no nos han permitido sacudirnos esta opresión autoritaria. Y cómo podemos resolver esto si ni idea tenemos de que esto exista. Herramientas conceptuales como la geopolítica, hacen claro lo que nuestro nacionalismo cerrado no nos deja. El esfuerzo intelectual para comprender a fondo este tema, no es poco, pero, es posible alcanzar conciencia si popularmente se tuviera noción básica de ello.
Nuestra forma de entender el poder en México es arcaica y tiene que ver con los modelos feudales y monárquicos que heredamos del cacicazgo indígena y la corona española, que se fundieron en un modelo de sometimiento y control social durante la colonia, para continuar en la independencia en desencuentros con el liberalismo federalista en el último tercio del siglo XIX y el socialismo utópico de la variante popular de la revolución campesina de 1810, y más tarde del nacionalismo cardenista de los cuarenta hasta su derrota en 1982. Nos seguimos con los neoliberales y las izquierdas heredadas de cardenismo y los cuadros de la izquierda internacional, que se resolvió en este chilaquil luego de las elecciones de 2018 donde conservadores e izquierdas radicales hacen equipo para derrocar un gobierno de izquierda institucional que en sus bases partidistas practica el canibalismo al estilo más puro de los sectores corruptos de la dictadura perfecta, mientras sin pudor un sector minúsculo de la derecha saca las banderas más rancias del conservadurismo decimonónico y hasta nazi en pleno siglo XXI. ¡Uff!…
Lo anterior nos hace ver el poder centralizado y autoritario, una variante de mafia criminal con su capo de capos y sus cómplices en los que no se puede confiar. Eso nos da una desconfianza enorme en nuestras instituciones y esta a su vez se vuelven vulnerables de ser secuestradas por estas mafias porque así las concebimos. La figura presidencial, no es ya una institución sino la forma pervertida del capo de la mafia política, con sus lugar tenientes y jefes de plaza, sicarios y tropas de elite, todos listos para mantenernos sometidos, pobres y aterrorizados a los mexicanos. Basados en una simulación hipócrita que reza legalidad y ética humanista en el quehacer de la política. Así las metadas, los abucheos, los reclamos amenazantes, las acusaciones falsas o en el mejor de los casos sin fundamento y producto no de una reflexión crítica sino de una vulgar teoría de la conspiración que se alimenta indistintamente de verdades y mentiras a medias; es el trato a la figura del ejecutivo y su investidura no de hoy, de los últimos sexenios cuando la imagen, no la institución se desgastó por los escándalos de corrupción y criminalidad al interior del gobierno federal. Y no es para menos, pero no es de ninguna manera positiva para los mexicanos y el país una figura, una investidura tan devaluada.
En nuestro pensamiento del poder como ejercido por un campo, no entendemos, por ejemplo; cómo en EU no hay capos del narco como en México o Colombia, si allá va toda la droga que se produce en estos países; recientemente una investigación periodística lo confirmó, no los hay a ese nivel. Esta es una figura muy nuestra, producto cultural de nuestras formas políticas en Latino América heredada del autoritarismo monárquico. EU es un país capitalista y hasta en el crimen organizado se da una organización del corporativismo capitalista neoliberal; no hay capos, no hay un señor poderoso como el El Chapo Guzmán gringo; las mafias italianas tipo Al Capone del este de ese país, fueron la excepción no son la regla del crimen organizado en los Estados Unidos. Hay control de élites a niveles más altos de las finanzas o la política que interactúan con el mercado de las drogas tomándolo como una negocio capitalista más, con la única singularidad de ser un negocio ilegal.  Los carteles que tampoco hay gringos, son una herramienta de control geopolítico; me explico con palitos y bolitas:
La forma más fácil de explicarlo es si  reducimos al mundo a la realidad popular del imaginario mexicano. Ya es cosa común entender el problema social, político y económico que dio origen a la revolución mexicana, la tenencia de la tierra: bueno, imaginemos que el mundo es una región del México de Porfirio Díaz, pero sólo tomaremos en cuenta a la región para explicarlo. Pensemos en una región con varias haciendas de las cuales son dueños poderosos y ricos hacendados, quizás dos o tres en toda la región. La tenencia de la tierra es la base de la riqueza y el poder, estos ricos hacendados la han acaparado y aun entre ellos se la han arrebatado por generaciones, invadiendo y robando cuando pueden las tierras de los campesino y indígenas pobres y sus comunidades. Entre ellos juntan fortunas, se asocian, se casan, comparten costumbres y valores, no solamente se traicionan y roban. Sus valores, costumbres, formas de vestir y hablar como poderosos que son,  las aprecian hasta los pobres a los que roban y explotan; tan así que, su color de piel y gustos son apreciados de tal forma que aquellos que no son como ellos se avergüenzan de sí mismos y aspiran en ese orden a ser como ellos o en la desesperanza vivir auto marginados creyéndose inferiores. Es un mundo controlado por los ricos terratenientes, injusto y autoritario.
Imaginemos que México es un rancho que alguna vez logró recatar sus tierras de un antiguo y cruel hacendado que las explotaba, pero que un día la hacienda mas grande de  la región con la que tenia linderos, le arrebató por la fuerza, armas en mano, la mitad de esa tierra y ahora vive sometido como mediero la mayor parte del tiempo en injusta relación con la hacienda rica de la comarca. Claro que la mayoría de los habitantes de ese rancho pobre no están contentos con ese abuso, pero hay una pequeña parte de ellos que se benefician de esa injusticia, que admiran e imitan las mañas de la hacienda del rico que los explota y cuidan de sus intereses, sometiendo a los demás y sirviéndole de espías. Estos se burlan de la pobreza e ignorancia de los otros a los que intentan convencer de que eses es el orden natural de las cosas, la injusticia, y que no tiene sentido revelarse a riego de quedar en peores circunstancias. Los habitantes de ese rancho no conocen en su desesperación otra realidad que su tragedia; saben que hay otras haciendas en la región tan rica como la que los somete pero no tiene fronteras con estas y les han dicho los de esta hacienda que aquellos también estarían interesados en someterlos y robarlos así que lo mejor es, malo por conocido que…no entiende esa pobre gente aterrada que, entre estas haciendas y la que lo somete no hay un aislamiento sino que compiten  a niveles altos por tierras y producción, que intercambian productos, se asocian y compiten entre ellas bajo un juego del que no tienen ni idea. Tan preocupados por la urgencia de lo inmediato apenas ven el juego, y ya que no participan en él lo entienden menos. Eso es la geopolítica. Los habitantes de ese pobre rancho lo consideran el más bello de la región a pesar de eso y se sienten orgullosos de él por lo que fue y es; a su vez, se sienten intimidados por los poderosos vecinos, sienten envidia de su riqueza y poder, incluso los tratan de imitar para superar su frustración en la lógica de que son sus amigos de cualquier forma. Sin embargo, su orgullo los hace ver en esta lógica como moralmente inferiores aunque sean quienes los someten, es una forma de conservar su cordura y dignidad de forma mínima - entendible -. Eso es nacionalismo.
Ahora bien el juego entre las haciendas, cada una de las cuales pose ranchos parecidos sometidos, incluye el compromiso, con o sin consentimientos de estos ranchos sometidos, en el juego. Nada de lo que pase en la vida de un rancho es ajeno a los intereses que se reparten y compiten por los recursos de la región, pero al mismo tiempo nunca tiene que ver con los intereses de estos ranchos. Hay algunos que se han aislado del juego, pero son vistos como refugio de locos, ranchos que pagan las consecuencias de su aislamiento con pobreza y son hostigados por las haciendas, ejemplo de atraso; paradójicamente estos ranchos si entran en el juego de las haciendas pues al ser independientes pueden enfrentarlas de una u otra forma en la competencia por recursos y tierras, mientras lo sometidos no tienen la mínima oportunidad. Si en algún rancho sometido hay intentos de independencia o practicas que atentan contra el orden regional, pronto serán sometidos de la manera que sea necesaria. En esto último ¿Qué es válido? Todo, desde matarlos de hambre, hasta envenenar su pozos de agua con cólera o tifoidea, sino se quieren ensuciar las manos. Y esto se aplica a la competencia con las otras haciendas, acciones que deben ser más cuidadosas porque serían una guerra entre iguales. Diremos que el lugar donde el rancho se encuentre, la historia de despojo que tenga y los recursos que posea, determinan su destino en este juego que no es el suyo mientras este sometido a una de las poderosas haciendas que compiten en el nivel más alto. Así se podría ejemplificar de forma general el concepto de geopolítica estructural.
Como fue leyendo seguro que imaginó el contexto internacional hoy a groso modo en el ejemplo. No entender el juego es llevar la de perder en el mismo, aún si lo ignoramos voluntariamente o lo desconocemos. La estrategia es hacernos creer que el juego tienen reglas inamovibles y que es no es un juego sino la naturaleza, lo más lógico en el comportamiento de convivencia entre grupos de intereses ya sea países, negocios o particulares. Que nadie ha puesto las reglas, que es justo y eterno - La democracia, la libertad, el libre mercado, el consumo irresponsable, el dinero -. El jugo es hacernos creer que si no lo entendemos o no lo aceptamos así somos idiotas y si nos revelamos y pretendemos competir, somos peligrosos. Se oye sencillo, pero esa realidad es como una cebolla, tiene muchas capas; para entender el problema, se debe partir de eso, que son capas de la cebolla, no la cebolla. No todo lo que parece es. La realidad geopolítica se trata de esas capas, y no es diferente de la política local, no todo lo que parece es, pero no se trata tampoco de llegar a la ultima capa de la cebolla, que al final hará desaparecer la cebolla ¿ve lo complicado del asunto? Por ello se dice que la política es un asunto tan importante que no se debe dejar a los políticos y menos a los niños.
Ahí está, con palitos y bolitas.



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