martes, 12 de mayo de 2020

      Política y objetividad sospechosa.
Por Rodrigo Sànchez Sosa
Mi maestro, el doctor en Filosofía Francisco Salinas Paz, recientemente publicó en sus redes un interesante texto sobre la objetividad en la construcción del conocimiento. Una de los más importantes catedráticos de la Universidad de Guadalajara (de los de verdad no de los postgrados patito que abundan en esa institución), al que tuve el privilegio de tener como maestro en la ex facultad de filosofía y Letras de esa casa de estudio de donde egresé, con este texto nos regala una herramienta intelectual de análisis que no tiene desperdicio. Brillante como siempre el maestro Salinas Paz, expone brevemente en este escrito la cuestión del Hiperrealismo simbólico como violencia simbólica, epistémica o epistemicidio.
Pero vamos por partes ¿Qué es hiperrealismo? Bueno, como aquí se toma se refiere a una forma de representar fielmente la realidad, una pretensión de tener la capacidad de entender y explicar fielmente el mundo de los hechos y por lo tanto ser dueño de la verdad (sin meternos al origen del término en el arte pop de 1960, para no distraernos). Ahora, tendremos que definir otro concepto con lo que la mayoría no está familiarizado: ¿Qué es espíteme? Significa conocimiento. Por lo tanto hablar de hiperrealismo simbólico, es hablar de la representación en el conocimiento de la realidad y por ello de la verdad, decir que esto es violencia epistémica, significa que se nos impone una forma de ver la realidad sin nuestro consentimiento, y epistemicidio refiere al exterminio de nuestra forma de conocimiento por la violencia que ejerce la imposición del conocimiento de otro u otros ¿Y eso qué tiene que ver con Sayula? ¿Y con la política en el municipio…? ¿Y con la realidad social del sayulense común…?
Mientras leía el texto del maestro Salinas Paz vi claramente uno de nuestros problemas principales, la exclusión social y el clasismo. Asunto denunciado por Juan Rulfo en su obra hace 70 años y que hasta ahora lo tiene enemistado con cierta clase social en Sayula (él murió en 1986, pero hasta el día de hoy algunos no le perdonan el haber negado, según ellos a Sayula), pero, lo más importante es que el discurso que sustenta el orden social del que deriva la exclusión, sigue vivo hoy. No con el cinismo de hace unos años - pocos - pues la relaciones de producción cambiaron y con ello las vetustas clases terrenatentientes y su moral porfirista que no sentía ningún rubor al manifestarse todavía en los años ochenta del siglo pasado. Pero, queda implícito hoy en las nuevas formas de dominio económico, político y social en el municipio, este discurso de clase que hoy hasta tiene pretensiones, con el arribo del neoliberalismo rural de las agroempresas y sus vínculos con los viejos propietarios de los latifundios locales, de ciencia y por lo tanto de objetividad. Más preocupante es que las clases excluidas, la peonada: los trabajadores de talleres, jornaleros y empleados asalariados de los negocios millonarios del aguacate, la frambuesa y en general todos los demás demiurgos sayulenses, reproduzcan el mismo discurso que justifica la violencia que les impone un verdad unidimencional de clase y eso sea la moral social que condiciona la política y que por lo tanto coloque en el poder, con la complicidad de todos, a representantes de los intereses de unos grupos que manejan todo, hasta la verdad. Algo que de repente se vuelve caricaturesco, cuando no grotesco.
¿Qué dice el maestro Salinas Paz respecto de nuestra realidad en ese discurso? según yo, porque el maestro es ajeno a todo esto en lo local, por supuesto. Dividámoslo como él por partes:
1.-  Si atendemos a las reflexiones del filósofo alemán Ludwig Wittgenstein, dice Salinas Paz, entendemos que todo discurso es un juego de palabras que se justifica así mismo, la objetividad de un discurso tiene que ver con el mismo discurso. Lo que nos han dicho, no es más que un juego de palabras, no hay más verdad en ello que eso. Es decir, ellos son lo que son porque ellos lo dicen. Ese es su empoderamiento como clase frente a nosotros. Nada tiene de objetivo y si de sospechoso.
2.- Luego cita al filósofo francés Michel Foucault y nos dice que el juego consiste en la representación de representaciones es decir, espejismos. No sólo nos han hecho creer en su juego de espejos sino que ellos creen que se puede ver el juego desde afuera y certificar su realidad. Cuando no es posible. Por eso no quieren a Rulfo, los expuso desde otro espejo y no les gustó.
3.- Este tercer punto en mi orden (para el maestro es 2.1) resulta interesante porque el maestro dice que al reflexionar sobre eso, se hace el mismo juego, es decir Rulfo, por ejemplo,  con más genialidad claro, juega el mismo  juego de palabras y espejismos. El maestro Salinas Paz hablando de sí mismo y su texto, dice: "…efectivamente también es un juego de lenguaje…"; pero, la diferencia es el compromiso político y el respeto por el otro y su diferencia; lo cual veo yo también en la crítica social de Rulfo implícita en su obra, sobre la realidad de nuestro entorno entonces y ahora. 
4.- Salinas Paz nos advierte de las consecuencias políticas del conocimiento impuesto por los intereses que nos avasallan, que no tiene ningún respeto, ni compromiso con respecto a nuestros intereses y formas de ver la realidad como clase social excluida del poder político y los beneficios de la producción que entienden ellos como privilegio de clase, pues sólo les importa un juego en el que ellos gana y nosotros perdemos. Basta producir un congruente juego de leguaje que convenza y ya está, remata el maestro. Nos meten a su juego (Me recuerda esto el asunto de los cañones anti granizo en el municipio).
5.- Las formas del saber como ciencia y hasta del sentido común que se nos imponen es un discurso pretencioso que nos creemos. Me recuerda esto a la educación por competencias y al mito de que la depredación del agua, el suelo y la contaminación de estos y el aire son necesarios para el progreso y bienestar del municipio que necesita trabajo y recursos económicos; así como a lo que nuestro gobernador dice sobre la ventaja que tenemos al ser productores de alimentos que se exportan. Dice Salinas Paz: "…(cadena infinita de espejos, representaciones y reproducciones en que se encuentra convertido el saber moderno), deja fuera de las prácticas políticas a los explotados, excluidos, desplazadas, pobres, analfabetas o bien los usa como instrumentos del sistema, pues el único modo de incluirlos es ocultos bajo el "ropaje" o " disfraz" de políticas públicas en calidad de indicadores, perfiles de ingreso, egreso, promoción y permanencia, variable, presupuestos, etc., es decir sujetos a una política paternalista." Es decir, se venden como nuestros salvadores (¿debemos agradecer la alta incidencia de cáncer por la actividad agrícola en el municipio porque es por nuestro bien?).
6.- Dice el maestro: Desde Freire pienso en el doble papel que en el sistema desarrolla cada uno de los "sujetos" o "actores sociales" (oprimido-opreso), que siendo oprimido aprende la palabra del opresor convirtiéndose en opresor de sí mismo y enseñando esa palabra hace a los demás instrumentos de opresión del sistema. Todo ello en teoría poscolonial se puede llamar "colonización del pensamiento" Es decir, en Sayula asumimos el discurso del opresor y terminamos reproduciéndolo con la ingenuidad de los Torrijos en la "Cuesta de las Comadres" o con la complicidad sádica de Fulgor Sedano en "Pedro Páramo".
De aquí salto hasta el punto 10 del maestro, para atender a su propuesta de solución a este problema: ¿Cómo romper ese círculo vicioso?
…hay que (1) hacer una "Arqueología del conocimiento" y mostrar que esos "juegos de lenguaje" (objetividad en una tesis), aparentemente virtuales están vinculados a un "supuesto" o "a priori" histórico y social, en donde adquieren sentido; y que dicha comunidad o supuesto construye y opera con esos conocimientos produciendo efectos de privilegio para cierto grupo y efectos de exclusión para ciertos otros grupos y; (2) una "Genalogía", encontrar, dialogar e incluir en la agenda, provocar al sistema, diseminar la palabra del otro (Derrida y Spivak), con las voces no incluidas, "microhistorias" que rompen el circulo vicioso de la "hipervirtualidad" o "hiperrealidad" del saber moderno. Hacer presentes los cuerpos de los condenados de la tierra (Fanon).
El maestro aconseja buscarnos en nuestra historia particular, que no nos vendan ese Sayula de folclor, "pueblito", "pueblo mágico" "paraje jalisciense" "tradición". Tenemos 498 años de historia occidental y 1900 de historia indígena. Los supuestos de los discursos que una clase social ha acaparado, no solo son falsos sino dolosamente excluyentes. Hay que incluirnos, involúcranos, darle voz a los que no han tenido voz en las decisiones que se toman para nuestro municipio.
Concluye el maestro salinas Paz:   "Rescatar esas voces, comprometerse con ellas, acompañarlos en su padecer y en la construcción de sus prácticas alternas al sistema es una forma, darles espacio en la agenda de discusión, y más si es una forma de Crítica… buscar nuevas relaciones de poder donde los excluidos, explotados, migrantes, desplazados, homosexuales (Foucault lo era), tengan voz, decisión y posibilidad de un mundo mejor, no de una "utopía" sino de una "heterotopía" (un mundo mejor para todos en su diferencia)… Las consecuencias del uso sin reflexión de la definición de objetividad, la "objetividad sospechosa"…pueden ser "violencia simbólica" (Bourdieu), "violencia epistémica" (Spivak) o "epistemicidio" (De Souza). Una sociedad injusta que usa su proceso de construcción de conocimientos para excluir, invisivilizar, instrumentalizar, "desechar" cuerpos que no sirven (Bauman), requiere del ejercicio desmitificador que solamente a partir de la sospecha (Ricoeur), se puede realizar."
(Dr. Francisco Salinas Paz, "Objetividad Sospechosa".)

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