miércoles, 23 de septiembre de 2020

 E D I T O R I A L

La comida chatarra en el ojo del

huracán por pandemia y obesidad

Hoy como nunca el consumo de la llamada “comida chatarra”, ha cobrado especial importancia y los ojos de las autoridades de salud y gobiernos de varias entidades del país, se han centrado en si se considera, ahora sí, regular al menos su consumo principalmente a los menores de edad. Los efectos de la pandemia del coronavirus han hecho que se reflexione sobre los efectos nocivos de la alimentación de tipo chatarra, porque se ha comprobado que este virus ataca y causa mayores efectos a quienes tienen problemas de obesidad, sobrepeso, cardiacos, de hipertenciòn o de diabetes, enfermedades en los que mucho tiene qué ver el tipo de alimentación que tienen las personas que consumen este tipo de productos, los más, con altos índices de grasas, de azúcares y de sodio, y que se pueden adquirir, incluso los niños, en cualquier tienda de abarrotes sin restricción alguna.

Dada la emergencia nacional, algunos gobiernos de estados como Oaxaca y Tabasco, han reaccionado de tal forma que han prohibido la venta de estos productos al menos a los menores de edad, pero las empresas productoras no se han tardado en reaccionar aduciendo que tal prohibición les restará en sus ganancias sin considerar el daño que hacen estos seudoalimentos en los consumidores.

Comerciantes de Tabasco, uno de los estados donde se prohibió la venta de comida chatarra, lease refrescos de todo tipo, Sabritas, Productos Barcel, Marinela y Bimbo, entre muchos otros, están protestando por dicha medida con el pretexto que les estaría llevando a la bancarrota, pero lo único que se descubre es precisamente el grado gigantesco en el que vendían estos productos que tantas enfermedades causan a los consumidores. Porque la pregunta es inevitable, ¿Por qué se quejan de que se irán a la quiebra?, ¿Acaso solamente productos chatarra venden en sus changarros?

Lo cierto es que, con sus propios argumentos le dan validez a la prohibición porque los gobiernos de esos estado lo único que hacen es proteger a sus habitantes. Esto es lo que los medios informativos deberían publicar y editorializar, pero por el contrario, se lanzan también en contra de la medida porque les toca ser perjudicados en parte que se prohiban tales chatarras que ellos mismo publicitan en sus medios y pantallas, sin pensar en los enormes costos para la salud de todos, principalmente de los menores de edad, que a nivel mundial México está entre los países con el mayor número de niños obesos, niños que en unos años, serán los adultos obesos y con enfermedades crónico-degenerativas como la hipertenciòn y la diabetes.

Se antoja pues hacer una reflexión seria y responsable al respecto y hasta atrevernos a romper paradigmas, por ejemplo, un niño “gordito” no es un niño bonito y sano, es un niño ya enfermo  con problemas de obesidad y que en unos años más, a ese paso comiendo toda clase de comida chatarra y refrescos, se convertirá inevitablemente en un adulto hipertenso y diabético en el mejor de los casos.

De todos es el problema y en todos está la solución. Primero, como siempre, en el seno de la familia, cambiar los hábitos alimenticios sería un primer paso, dejar de mandar a los niños a la tienda a comprar una “cocota” tal y como a diario los vemos, ellos así se acostumbrarán a comprar ese producto enseñanza que adquirió en el propio seno familiar. Otro paso lo podrían dar las propias tiendas en el sentido de dejar de depender en su economía de la venta de todo tipo de comida chatarra, pero principalmente acatar al menos la PROHIBICION DE VENDER A MENORES DE EDADy dejar de hacer millonarias a las empresas chatarreras como Coca Cola, Bimbo, Marinela, pro citar sólo a algunas, que son las principales generadoras de obesos hoy en día, un problema de salud pública a nivel nacional.

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