miércoles, 11 de noviembre de 2020

 Política  pandemia y transición, comentando a  Slavoj Zizek

Por Rodrigo Sànchez Sosa

En un reciente texto del filosofo esloveno Slavoj Zizek, "¿Cómo será la reestructuración de la sociedad?" (30/10/2020), subido a internet, mal traducido por cierto; el filosofo contemporáneo cuya popularidad se la debe a una forma didáctica, que para algunos se vuelve mero exhibicionismo; señala la importancia de la teoría marxista de la economía, no señala sus límites y sus alcances como herramienta intelectual, no sólo para entender este tiempo que enfrentamos en que el paradigma capitalista colapsa de manera trágica. Comienza diciéndonos: 


    "Sobre la cuestión de qué importancia tiene la crítica de Marx a la economía política para nuestra era de capitalismo global, hay que encontrar una respuesta dialéctica adecuada. La crítica de Marx a la dinámica capitalista no sólo es de gran actualidad hoy en día, hay que ir un paso más allá: la realidad capitalista, en términos hegelianos, sólo se puede entender en su fase de capitalismo global. Pero justo en el momento de las realidades perfectas, los límites necesariamente salen a la luz; el momento del triunfo es también el del fracaso. Si la realidad se incorpora completamente al concepto, entonces el concepto mismo debe cambiar. De modo que Marx no cometió simplemente un error; a menudo tenía bastante razón; aunque muchas veces, más de la que él mismo esperaba." Tiene toda la razón Zizek, al hacernos ver cómo era necesario la globalización del sistema capitalista en su etapa financiera para poder aplicar la dialéctica hegeliana y comprender la necesidad de su colapso. Una vez que el concepto intelectual es cubierto por la realidad, podemos ver la necesidad de cambio en ese concepto, sigue Zizek:

    "Marx contaba con el colapso final del capitalismo. Si bien analizó la reproducción capitalista de manera insuperable, en la errónea expectativa de este colapso no pudo entender que el capitalismo emergería más fuerte de cada crisis. Hay un error mucho más trágico en el planteamiento del marxismo clásico, que Wolfgang Streeck describe con mucha precisión. Ciertamente la doctrina marxista sobre la "crisis final" del capitalismo, a la que hemos llegado hoy, tenía razón. Pero es precisamente eso: una crisis, un proceso de arrastre de desintegración y disolución, en el que ya no se vislumbra ninguna abolición hegeliana, ningún sujeto que pueda convertir esta desintegración en una transición positiva y transformarla en una transición hacia alguna forma superior de organización social." Cuando Zizek dice que Marx tenía más razón de la que pudo sospechar, se refiere a una tragedia para la humanidad; se supuso en la lógica de la dialéctica que el colapso del capitalismo traería consigo la liberación de la humanidad, pero, el error  fue que el concepto no evolucionó en las distintas crisis que le sistema que analizaba enfrentó, y ahora en el final que siempre se esperó, no parece existir una alternativa válida para la complejidad organizativa y de dependencia que creó el capitalismo en todo el mundo; es efectivamente trágico, porque los marxistas siempre lo supimos, el capitalismo no era eterno:

    "El dilema en el que estamos atrapados se ve así: si bien los movimientos de resistencia contra el capitalismo fracasan repetidamente en obstaculizar su avance, permanecen extrañamente desfasados de muchos de sus procesos internos que dan testimonio del colapso continuo de la estructura  capitalista al interior de la misma; tal que, las dos tendencias no pudieran unirse porque tienen lugar en diferentes niveles. Así que estamos lidiando con protestas y resistencias ineficaces por un lado y con una desintegración del sistema por razones internas, por el otro, sin ser  incapaces estas de unir los dos procesos en un solo acto coordinado de superación emancipadora del capitalismo." Atinadamente el filosofo esloveno, advierte de un contra sentido, si bien hay resistencias de todo tipo, contra las injusticias del capitalismo, estás no logran imponerse por su disfuncionalidad en una estructura a la que no interponen más que resistencia, y esta por sí misma no es emancipación; por otro lado, el capitalismo tiene sus propios agentes internos de resistencia que lo destruyen internamente (compatibles con la dialéctica hegeliana), hay dos frentes contra el sistema, pero diferenciados y separados, y no hay propuesta ni iniciativa para coordinarlos con un fin mayor. Continúa Ziziek:

    "¿Cómo? Si bien la mayoría de las izquierdas están tratando desesperadamente de defender los derechos ancestrales de los pueblos originarios y los de los trabajadores explotados, contra la embestida del capitalismo global, son casi exclusivamente los propios capitalistas, los más "progresistas" (desde Elon Musk, PayPal, SpaceX, Hyperloop, SolarCity, Tesla Motors;  hasta Mark Zuckerberg, Facebook), los que hablan de poscapitalismo. Por lo tanto, uno no puede evitar tener la impresión de que el capitalismo mismo se está apropiando de la vanguardia de la transformación del capitalismo en la forma que conocemos, a un nuevo orden poscapitalista." Contundente el filosofo señala la tragedia: las izquierdas están tan atareadas en su defensa de la depredación y explotación que no proponen una alternativa funcional al capitalismo que se devora así mismo y con él al hombre y la naturaleza; Mientras son los grandes magnates contemporáneos del sistema global, los que hablan de un nuevo sistema, una forma nueva que supere la condición actual. El veneno se convierte en contra veneno por necesidad. Finalmente Zizek remata con su clásica citas a películas populares y a sus analogías pop: 

    “En la escena final de la película "V de Vendetta" , miles de londinenses desarmados con máscaras de  Anonimus marchan hacia el Parlamento Inglés; los militares, al no tener órdenes de detener a la multitud, los dejan pasar  y el pueblo toma el poder. De acuerdo, un buen momento de éxtasis. Pero yo, personalmente,  vendería a mi madre en el mercado de esclavos para ver "V de Vendetta Parte 2" : para saber qué es lo que pasa el día siguiente de esta última escena ¿De qué forma el pueblo victorioso (re) organizará la vida cotidiana, la sociedad?... Entonces ¿Cómo sería una reestructuración radical de la sociedad? Definitivamente no como una victoria triunfal y ciertamente no como la catástrofe que tantas veces se comenta en los medios tras un hipotético colapso del mercado, las inversiones, la producción y la bolsa de valores; sino más bien "como un ladrón en la noche": como dice la biblia: "Sabes muy bien que se acerca el día del Señor como ladrón en la noche, mientras la gente dice: 'Paz y seguridad', de repente les sobreviene la ruina como el parto a una mujer encinta, y ya no hay escapatoria "(Pablo, 1 Tesalonicenses 5: 2-3). ¿Y no es eso exactamente lo que vemos en nuestras sociedades obsesionadas con la "paz y la seguridad"? Este cambio, como se puede ver en un análisis más cercano, está en pleno apogeo y ocurre a plena luz del día: El capitalismo, está en proceso de disolución, ha estado durante mucho tiempo en un estado de transición; y sólo porque la ideología nos tiene tan firmemente en sus garras, somos incapaces de percibir esta transformación progresiva. Aquellos que quieran construir sobre el legado de Marx una nueva sociedad, tienen que afrontar esta tarea hoy, de ya." En un determinismo místico del cristianismo, nos dice Zizek, advirtiéndonos, que no sabemos el día ni la hora en que este sistema global y su ideología que nos mantiene engañados y creyendo que la normalidad volverá mejor y potenciada, colapse total e irremediablemente en un sálvese quien pueda. En ejemplo de la película es ilustrativo y me recuerda a las Feministas destruyendo todo a su paso en la Cd de México, como si no hubiera mañana. Quizá olvida Zizek, la lección de la historia, la Roma imperial, un sistema que dominaba todo el mundo antiguo conocido, al colapsar de la forma tan estrepitosa que lo hizo, se hundió en la barbarie y precedió a mil años de oscurantismo en el Medioevo de occidente. Al menos algo es claro, parece que enfrentaremos dentro de poco, un retroceso que revertirá la globalización, volveremos al proteccionismo económico y al nacionalismo en política; más, la hora y el día del colapso total, como dice la biblia, nadie lo sabe, ni Zizek, aunque no será dentro de mucho tiempo. 


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