lunes, 15 de febrero de 2021

 Historia de la vacunación en México

Por Rodrigo Sànchez Sosa

La historia de la vacunación en México se remonta al siglo XVIII, desde las grandes expediciones de personajes como Francisco Balmis, Ignacio Bartolache y José Antonio Alzate para enfrentarse a las epidemias como la de la viruela en nuestro país, hasta los primeros decretos presidenciales para la aplicación obligatoria de la vacuna contra esa enfermedad en 1926. En 1973, se organiza la vacunación masiva mediante el Programa Nacional de Inmunizaciones, en el que ya se establece la aplicación obligatoria de cuatro vacunas esenciales: antipoliomielítica, DPT, BCG y antisarampión, además del toxoide tetánico. En apoyo a este programa, desde 1980 se organizan jornadas intensivas de vacunación con características y denominación diversa pero con objetivos similares: primero fueron las Fases


Intensivas de Vacunación, después los Días Nacionales de Vacunación, después se nombraron Semanas Nacionales de Vacunación y finalmente las Semanas Nacionales de Salud. Cinco años más tarde, se publicó el decreto en el que se establece con carácter obligatorio la Cartilla Nacional de Vacunación. En un esfuerzo por integrar a todas las instituciones del Sistema Nacional de Salud e implantar un programa con objetivos, metas y estrategias iguales para todas las instituciones, en 1991 se creó el Programa de Vacunación Universal. La evolución de las vacunas en México ha estado a la par del propio desarrollo que en este campo ha experimentado el mundo entero, por lo que nuestro país es reconocido a nivel continental por ser pionero en avances logrados en la materia, así como por alcanzar coberturas de vacunación muy alta. La historia: 

Se dice que la vacunación nació entre china e India con la intención de evitar momentos de epidemia de viruela, "variolizando" sobre todo a niños en buen estado de salud, de preferencia entre el primer y segundo año de vida, en primavera u otoño. Los métodos que se utilizaban eran varios, desde vestir al niño con las ropas usadas por un "varioloso", introducir en los orificios de la nariz costras secas pulverizadas o un pedazo de algodón empapado de pus extraído de pústulas frescas (cogidas de individuos que padecían la enfermedad de forma leve), hasta arañar la piel con agujas y frotar una sola vez con hilas impregnadas durante el año anterior en costras virulentas. La variolización se extendió poco a poco; en el siglo XIV la peste negra fue responsable de la muerte de un tercio de la población europea en tan sólo 10 años y es hasta 1671 que se tiene la mención occidental más antigua sobre ésta práctica en una nota publicada en el boletín de una sociedad científica alemana; en 1721 ya se extendía hasta Gran Bretaña; sin embargo, aunque funcionaba, incluía un importante riesgo de adquirir otras enfermedades como sífilis. A finales de ese siglo, Edward Jenner observó que las mujeres que se dedicaban a ordeñar vacas adquirían viruela bovina "Cow Pox" y no enfermaban posteriormente de viruela humana, por lo que tuvo la idea de cambiar el material para variolizar, por viruela bovina; y en 1796 inocula a James Phipps, un niño de 8 años de edad, con la vacuna antivariólica. Un poco más tarde, a principios del siglo XIX Londres fue devastado por una epidemia de cólera, en este siglo se describe "La Teoría del Germen" de Louis Pasteur que plantea que algunas enfermedades son causadas por microroganismos, Robert Koch descubrió el bacilo de la tuberculosis y George Miller Sternberg aisló el pneumococo. Con estos antecedentes, en 1884 Pasteur generó su primera vacuna viral atenuada contra la rabia, y al año siguiente la usó por primera vez en un humano, un niño de 9 años: Joseph Meister. Lentamente el uso de las vacunas se fue difundiendo, en 1966 la Asamblea Mundial de Salud de la OMS establece la meta para la erradicación de la viruela, cuyo último caso se identificó en Somalia en el año de 1977, por lo que la OMS declara erradicada la enfermedad en 1979. Así ganamos nuestra primera batalla global contra las enfermedades infectocontagiosas. En México la vacuna contra la viruela se introdujo en 1804 por el Dr. Francisco Xavier Balmis, proveniente de España; quien partió con 22 niños expósitos en los que sucesivamente iba inoculando la linfa vacunal "de brazo a brazo", técnica que se extendió a todo el territorio mexicano, desde Guatemala hasta lo que es ahora el sur de EE.UU., representando la primera actividad masiva de vacunación. Con crecientes esfuerzos para controlar más padecimientos de este tipo, se implementó la vacunación contra otras enfermedades como tétanos (desde la primera guerra mundial), tuberculosis, polio, tosferina, hepatitis b, fiebre amarilla y sarampión. En 1978 por decreto presidencial, en nuestro país se implantó la Cartilla Nacional de Vacunación como instrumento de registro y control de las dosis de vacunas que reciben los niños y niñas menores de cinco años de edad, con el esquema propuesto por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El último caso reportado de poliomielitis en el país, fue en Tomatlán Jalisco en 1990; esta enfermedad se declaró erradicada de las Américas en 1994, después de que se identificó el último caso de poliovirus salvaje en Perú. Es así, como se han creado nuevas vacunas y modificado el esquema de vacunación, haciendo uso de los avances tecnológicos y hasta tener la cartilla que conocemos actualmente.

Inglaterra 1700

El 21 de abril de 1721 Lady Mary Montagu, quien supo del método de la virulación en Turquía, dio a conocer esta práctica en Inglaterra, y al regresar de Turquía, le pidió al Dr. Charles Maitland que virulara a su hija de dos años. Para llevar a cabo la virulación, se le hacían incisiones en la piel a una persona sana que nunca hubiera contraído la enfermedad y se le aplicaba el líquido de una pústula de viruela de otra persona levemente enferma. Esto por lo general conducía a un caso leve de viruela en el receptor, pero daría como resultado la protección de la persona contra la viruela por el resto de su vida. Lady Montagu fue muy criticada por aplicar la virulación, pero el método poco a poco comenzó a propagarse cuando se hizo evidente su capacidad de proteger contra la viruela. Sin embargo, en ocasiones los resultados eran fatales: dos a tres por ciento de quienes eran virulados morían de viruela (en contraste con el 20 a 30% que moría después de contraer la viruela de manera natural). Además, las personas viruladas podían transmitir la enfermedad a otros. 14 de mayo de 1796: La viruela vacuna es una enfermedad normalmente leve y poco común en el ganado, y se puede contagiar de una vaca a los humanos por medio de las llagas en la vaca. Debido a su método de contagio, era más usual entre los lecheros. Durante una infección, los humanos pueden presentar pústulas en sus manos, y quienes la padecen pueden contagiar la infección a otras partes del cuerpo. Ahora sabemos que el virus de la viruela vacuna, la vaccinia, pertenece a la familia de virus orthopox. Los virus orthopox incluyen también el virus de la viruela de los monos y los virus variola, que provocan la viruela. Jenner inoculó a James Phipps, de ocho años de edad, con materia de una llaga de viruela vacuna de la mano de Sarah Nelmes. Phipps sufrió una reacción local y se sintió mal durante varios días, pero se recuperó totalmente. En julio de 1796, Jenner inoculó a Phipps con materia tomada de una llaga fresca de viruela humana, como si fuera a virular al niño, intentando desafiar la protección adquirida a través de la llaga de viruela vacuna; Phipps se mantuvo sano. Posteriormente, Jenner demostró que la materia de la viruela vacuna que se había transferido de una persona a otra, como una cadena humana, había brindado protección contra la viruela.                                                  

9 de enero 1803: El rey Carlos IV de España comisionó al médico real, Francisco Xavier de Balmis, para que llevara la vacunación contra la viruela a las colonias españolas en el Nuevo Mundo. De Balmis partió en un barco con 22 niños abandonados y un grupo de asistentes, con el plan de vacunar a los niños en grupos de dos a lo largo del viaje, de tal manera que hubiera pústulas frescas en todo momento. Finalmente llegó a Caracas, y a pesar de que solamente uno de los niños todavía tenía visible una pústula de viruela vacuna, de Balmis inició la vacunación en Sudamérica (los 22 niños se asentaron, educaron y adoptaron en México, a expensas del gobierno español).

Carlos IV, solicitó la vacunación en masa de toda la población de los territorios de la Corona, la capacitación en preparar la vacuna y la organización de consejos municipales de vacunación en todos los territorios para registrar las vacunaciones y mantener la linfa para usos futuros. El anteproyecto de esta primera campaña internacional antivariolosa, cien años antes de la creación de la Organización Panamericana de la Salud, fue encomendado por el Consejo de Indias a Joseph Felipe Flores, médico mexicano nacido en Ciudad Real de Chiapas. La misión fue encomendada al Dr. Francisco Xavier de Balmis, prestigiado cirujano que ya había estado varias veces en América y en México en particular, y el 30 de noviembre del mismo año, se inicia la llamada expedición filantrópica. Balmis partió de España con 22 niños expósitos en los que sucesivamente se iba inoculando la linfa vacunal de brazo a brazo. Después de un recorrido por Puerto Rico, Venezuela y Cuba, Balmis llegó a Sisal, Yucatán el 25 de abril de 1804. De esa manera la técnica de vacunación brazo a brazo contra la viruela se extendió a todo el territorio Mexicano, desde Guatemala hasta lo que es ahora el sur de los Estados Unidos, representando la primera actividad masiva de vacunación. A principios de 1805, Balmis salió del puerto de Acapulco hacia las islas Filipinas, pero en esa ocasión, con 24 niños expósitos mexicanos. De tal suerte que linfa vacunal de niños mexicanos sirvió para diseminar la vacunación antivariolosa en Filipinas y China.

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