domingo, 23 de mayo de 2021

 Sayula en la historia contemporánea: Un nuevo

proyecto de nación desde la perspectiva indígena

Por Rodrigo Sánchez Sosa/Cronista de Sayula

El nombre de un río que nace en la meseta tibetana, pasa por la India y atraviesa Paquistán cuenta con una historia inquietante. Su nombre propio en castellano, "Indo", proviene de una antigua lengua reservada para los oficios y las escrituras sagradas del hinduismo. Del sánscrito sindhu, la palabra pasó al persa como hindush, al griego como indós, y de ahí al latín indus, y luego al castellano ya convertida en indo. El nombre de este río se relaciona también con la región que conocemos como India y después, mediante una historia de confusiones geográficas escuchada ya demasiadas veces, el gentilicio indio terminó siendo utilizado para nombrar a los integrantes de un conjunto de pueblos que habitaban el continente americano a la llegada de los colonizadores europeos. El viejo nombre de un río,


mencionado en el texto más antiguo de la India, adquirió también en latitudes remotas una carga connotativa fuertemente despectiva. En este río pienso cuando, dentro de la cabina de un taxi, escucho al conductor lanzar improperios contra una persona que casi provoca una colisión, una lista de insultos que termina de manera culminante con un sonoro: "¡indio!". Contrario a la creencia de muchas personas, las secuencias indi- de las palabras indio e indígena no tienen una relación etimológica. Lejos del acuoso origen de indio, la palabra "indígena" proviene del latín y se utilizaba para designar la adscripción a un lugar de nacimiento: de indi- (de allí) y gen- (nacido) su significado etimológico sería "nacido allí" u "originario". En los usos más antiguos que podemos encontrar en castellano de la palabra indígena, se muestra un significado etimológicamente estricto. Indígena designaba entonces a toda persona "nacida allí"; la naturaleza deíctica del allí permitía que indígena adquiriera significado según el lugar al que se hiciera referencia. ¿Cómo fue que palabras tan distintas, indio e indígena, se llegaron a usar para nombrar aparentemente la misma categoría muchos siglos después? ¿Cómo fue que adquirieron su significado actual? Estas palabras, indio e indígena, también podrían lavar su significado, desteñirse en medio de un río que se lleve las estructuras que les dan sustento porque, al menos en la actualidad, es la existencia de los Estados nacionales las que les da cuerpo. Es decir: en cierto escenario futuro esas palabras podrían volverse insignificantes, felizmente irrelevantes…

   …Pedro Cayuqueo, autor del extraordinario libro "Solo por ser indios y otras crónicas mapuches", en el que, entre otras cosas, se vuelve evidente la tensión entre el Estado chileno y los pueblos indígenas, especialmente el pueblo mapuche. En una de las entrevistas que concede, declara que él es mapuche, que su nacionalidad es la nacionalidad mapuche, pero que cuenta con un pasaporte chileno debido a un lamentable accidente histórico que prefiere no mencionar. Tras esta declaración, más que ocurrente, encuentro dos elementos  fundamentales para entender la situación actual de los pueblos indígenas de México y del mundo: las particularidades propias de los pueblos y naciones y el surgimiento, lamentable para Cayuqueo, de un mundo dividido en entidades legales llamadas Estados…(Yásnaya Elena A. Gil, "Nosotros sin México" el ensayo completo lo puede leer en http://www.revistafolios.mx )

La autora del ensayo reconoce que, una nación indígena al interior de un Estado nación posee características propias como un territorio, una lengua y cultura en común, y aún variaciones de estas dos últimas pero en unidad natural. Mientras un Estado nación como México impone a las naciones indígenas en su interior y a sus ciudadanos, una identidad que es en lo que tales conceptos se pueden resumir, sumando los símbolos patrios. Acusa a esto mismos del exterminio de los pueblos originarios y sus naciones, del saqueo del territorio y de sufrimiento de las naciones indígenas en el sentido político del término, como naciones sometidas que seden a un centro, en esta caso la federación, la rectoría de su territorio, administración de sus recursos e implementación de la justicia y la ley en sus comunidades. Haciendo una crítica al concepto "mestizo" que define la nación mexicana, señala que tal no existe, ni existió antes del México independiente, sino que fue un inventó  para justificar el exterminio de las naciones indígenas que creó el estado nación mexicano, lo cual plantea la hegemonía alrededor de un concepto a doc del pensamiento excluyente occidental. Para esta perspectiva no existe un México mestizo en una lucha emancipadora sino un estado nación mexicano con un ideal mestizador que pretende consolidar la desaparición de las naciones originarias para imponer un ideal político da nación, "salvando" acorde a las últimas modificaciones de su constitución las manifestaciones culturales originarias, pero despreciando su leguaje y formas de organización política y administrativa. El buen indio es el que no existe. En tal tenor, propone la desaparición del estado nación substituyéndolo por una confederación de naciones autónomas y un proyecto plurinacional y no pluricultura tan solo en el papel como lo es hoy, en los siguientes términos: 

1. Reconocer que México no es una sola nación sino un Estado en el que existen, oprimidas, muchas naciones. 2. Aspirar, en consecuencia, a crear una confederación de comunidades autónomas capaces de gestionar la vida en común sin la intervención de las instituciones estatales. 3. Empezar por desarticular los discursos y prácticas nacionalistas que pretenden hacernos creer que México es una nación única e indivisible. 4. Fortalecer los espacios autogestivos que las comunidades indígenas han creado a lo largo de su historia. 5. Declarar la existencia de territorios indígenas autónomos en los que el Estado no pueda concesionar proyectos extractivos que atenten contra la calidad de vida de las personas. 6. Respetar los mecanismos de gobierno y de administración de recursos económicos de las comunidades indígenas. 7. Reconocer la existencia de múltiples formas de entender la justicia, el castigo y la reparación del daño. 8. Promover la organización comunitaria como una vía efectiva para las labores de seguridad y vigilancia locales. 9. Gestionar los servicios de salud de manera comunitaria, impulsando un diálogo intercultural entre la medicina occidental y elementos de la medicina propia de cada pueblo indígena. 10. Reconocer el derecho de cada comunidad indígena a gestionar la educación básica y a asociarse con otras comunidades para gestionar la educación superior.

   Es verdad que en aras de un proyecto de nación regiones como el sur de Jalisco, donde se asienta Sayula en los años treinta del siglo pasado luego de la revolución y la guerra cristero perdió una autonomía que le había costado cien años de esfuerzo productivo y autogestión, para someterse a una no siempre justa ni honesta regencia de un gobierno federal, que impuso a los nuevos terratenientes de entre sus propios enemigos como fue el caso de algunos líderes de gavillas de la guerra cristera, y sus aliados locales y foráneos. Acusa Juan Rulfo, y por eso sus descendiste y otros despistados no lo quieren, que fue a raíz de esto que la productividad y la autonomía del sur de Jalisco decayó y la pobreza se generalizó, y  en su novela "Pedro Paramo" podemos encontrar esta denuncia. Los indígenas de Sayula en el sentido etimológico del término y no político ni étnico, hoy somos despojados de nuestro patrimonio territorial en bien de un proyecto político contemporáneo que en las recientes grietas hidrológicas de la playa manifiesta el saqueo en términos de la nación estado de este ensayo que citamos. Pero por otro lado no somos propiamente como originarios de Sayula, indígenas en el sentido político, por lo tanto no formaríamos parte como municipio, pese a nuestro problema de saqueo, de una nación originaria independiente capas de reclamar su lugar en la citada confederación de naciones autónomas, tenemos una identidad impuesta como mestizos de un estado nación mexicano. 

El ensayo plantea muchas reflexiones, una de ellas y quizás la más preocupante es: aquellos que habitamos el estado mexicano pero que no constituimos una nación por no tener una lengua originaria, ni un territorio propio, ni una cultura ancestrales sino una construcción ideológica-política del siglo XIX y una cultura hibrida producto del sincretismo, luego de el simbolismo nacionalista y finalmente globalizado ¿Qué lugar ocuparíamos en un estado multinacional? ¿Qué criterios aplicaríamos como grupo para la educación? ¿No será que los símbolos en los cuales las naciones dentro del estado mexicano no se reconocen, pasarían a ser nuestros símbolos de identidad? pero aquí surge la paradoja: estos obedecen al discurso Estado-Nación que no cabría en un estado multinacional o plurinacional autónomo. Plantearía muchos problemas en la integración de un gran número de personas que no se reconocerían en las naciones originarias dentro del estado mexicano. Un ensayo excelente, que no solo plantea la desaparición del paradigma estado nación decimonónico, sino la desaparición de la identidad a doc del mestizo en México, sin lo cual un proyecto así sería imposible.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario