domingo, 27 de junio de 2021

 Política y sociología, el nuevo ayuntamiento de Sayula.

Por Rodrigo Sánchez Sosa

La conformación del nuevo ayuntamiento de Sayula, surgido de la pasada contienda electoral que marcó un hito en este tipo de procesos político sociales, pues a pesar de que algunos lo quieren comparara con el fenómeno Rivas de finales del siglo pasado y los primeros diez años de este, lo cierto es que es un fenómeno inédito en el municipio. Decir que es producto de una persona u un grupo, es exagerado; sin embargo, debe ser analizado con cuidado, ya que las variables no son pocas. Para ello habrá que echar mano de herramientas intelectuales como los que engloba el concepto de Modernidad Liquida de Zigmunt Bauman. Hablar de un ayuntamiento heterogéneo en todos los sentidos, es obvio, pero ojo, no se debe confundir con un ayuntamiento plural en el sentido democrático, las personas en este ayuntamiento y su cabildo, se representan a sí mismas no a grupos, y por lo mismo más bien a enjambres; esto en el espíritu de este concepto de modernidad liquida. De acuerdo a este concepto, la modernidad en su etapa tardía habría traído consigo, producto del consumismo, un individualismo extremo, que hace de las personas individuos mutables, dispuestos para adaptarse a los cambios rápidos de una sociedad que entiende lo ideal como lo inestable y excitado, a aceptar como valor una diversidad necesaria para la competencia, que es al mismo tiempo cínica y paradójica: se puede, en la diversidad aceptar y negar la diversidad sexual, el clasismo y su lucha de extractos; se puede pensar racional e irracionalmente, se puede ser moral e inmoral, se puede exigir la obediencia a la ley y al mismo tiempo violarla, se puede ser al mismo tiempo mercader de la política como luchador social, se puede ser del PRI o del PAN, de uno o de ambos, eso no importa. Realmente no importa, porque no se representa la esperanza de un bienestar, de una felicidad común general, de la gente del pueblo (eso es cosa del pasado) sino la búsqueda de la felicidad del individuo a corto plazo y perecedera que requiere la simulación, en la cual juega un papel preponderante las redes sociales, estas campañas electorales pasadas en Sayula se dieron en Facebook y tanto la guerra sucia como  la imagen "photoshopiada" fueron fundamentales en este proceso, (con la Salvedad de que Carrión les llevaba más de dos años de ventaja a los otros candidatos), lo que dio origen al enjambre (que no grupos) que votó por Carrión y los regidores de oposición ganadores. Si, ganó Carrión, y como celebra Chava Nava en su pasquín: "los perdedores lloran"; pero, todos ellos viendo la fortuna o desgracia propias, no de quienes se supone representan ¿Más claro?  Así, que el nuevo cabildo Sayula se conforme por una diversidad, sexual, de género, de clase y hasta generacional, no representa necesariamente un avance en el ideal democrático sino paradójicamente todo lo contrario, mire usted: El Sociólogo alemán Zygmunt Bauman, acuñó el término de modernidad líquida a los tiempos actuales, basándose en los conceptos de fluidez, cambio, flexibilidad, adaptación, entre otros. Bauman afirma que lo "líquido" es una metáfora regente de la época moderna, ya que esta sufren continuos e irrecuperables cambios. Asimismo, lo líquido no se fija en el espacio ni se ata al tiempo, se desplaza con facilidad, no es posible detenerlo fácilmente; y todas estas son a la vez características fundamentales de las actuales rutinas diarias. En el pasado, nos encontrábamos en un mundo predecible y controlable, uno sólido. La rutina, la visión a corto plazo, las costumbres, las colectividades eran unas de sus características. Todo este panorama empezó a "derretirse", cambiando aquella sociedad que estaba estancada y era demasiado resistente a los cambios, por una líquida y maleable. Bauman, expone 5 ítems en los que desarrolla el concepto de modernidad líquida: emancipación, individualidad, espacio-tiempo, trabajo y comunidad. Según Bauman, con la llegada de la modernidad todo se individualizó. Ser moderno significó estar eternamente un paso delante de uno mismo; es decir, debíamos transformarnos en lo que cada uno es. Como decía Jean Paul Sartre: "No basta con nacer burgués, hay que vivir la vida como burgués". La modernidad cambió las reglas. La teoría crítica que defendía el individualismo ante el Estado que en esa época oprimía todo, ahora pasa todo lo contrario. Hoy por hoy se busca recuperar lo público, ya que lo individual ha abarcado todos los estratos. Vivimos en una sociedad de individuos porque "todo se ha individualizado". Se ha conformado un sistema tan grande que ahora cada individuo es culpable de su destino, de lo que le pasa o no.   Para Bauman (en el pasado)  "…la ética del trabajo era la batalla por imponer el control y la subordinación (a la clase trabajadora). Se trataba de una lucha por el poder… una batalla para obligar a los trabajadores a aceptar, en homenaje a la ética y a la nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni se ajustaba a  principios morales". La ética del trabajo era una aberrante grosería, responsabilizar a los pobres de su pobreza por su falta de disposición al trabajo y, por lo tanto, su inmoralidad y degradación personal (lo que provoca su castigo ante este pecado)   En la nueva ética del consumo, las clases que concentran las riquezas pasan a ser objetos de adoración y los "nuevos pobres" son aquellos incapaces de acceder al consumo y a la novedad del sistema capitalista (Hay que aclarar que esta analogía se hace porque en su obra el autor señala que en el pasado se discriminaba a los incapaces, es decir, a quienes no podían trabajar debido a su avanzada edad o a alguna deficiencia o discapacidad física; estas personas no podían trabajar debido a su condición y por tanto eran considerados "inmorales", ya que se percibía el trabajo como señal de "moralidad", y la sociedad no contaba con ella). Hoy para alcanzar los placeres de una vida "normal" se necesita dinero y los pobres se encuentran ante un escenario de consumo rapaz y con la incapacidad de solventar los estándares del consumo…Bauman afirma que la producción de "residuos humanos" constituye una consecuencia inevitable de la modernidad. En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto, y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo. Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El autor plantea que estas parecen estables desde un punto de vista externo, pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante. Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor compartido en común es la necesidad de hacerse con una identidad individual flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de una meta, un fin en la modernidad tardía. Bauman entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para todo el género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, solo puede ser un estado de excitación empujado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente (no importa que tan rico seas eso no va a cambiar, la insatisfacción). Bauman, al plantear la modernidad líquida, se refiere al proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse a una sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija, y sí maleable, voluble, cambiable. La identidad se tiene que inventar, crear, se tiene que moldear máscaras de supervivencia. Si antes la sociedad se caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales, ahora, con el auge de las redes sociales y las tecnologías, las identidades globales, volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo.

Zygmunt Bauman ha criticado el impacto de las redes sociales sobre el individuo en diferentes artículos de prensa publicados poco antes de su fallecimiento. Según este sociólogo, aparentemente, las redes sociales constituyen una herramienta para crear una comunidad propia,  pero lo que realmente se genera es una comunidad "falsa" donde no se necesitan habilidades sociales. Son áreas de confort, donde no hay diálogo real ya que la comunidad creada se realiza a medida del individuo, y por tanto no existe la controversia o el conflicto. Así, su colectivo es seleccionado según necesidad, de forma que es fácilmente escogido o eliminado con un simple clic  y el capital afectivo que se medirá por el "número de contactos" que se tiene en las distintas cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, entre otras. Así, el diálogo en las redes sociales sería un lugar para encerrarse de forma confortable y "escuchar el eco de la propia voz". Bauman, dentro de su concepto de modernidad líquida, distinguirá entre el concepto de grupo social  y enjambre. Los enjambres, se diferencian de los grupos porque no incluyen herramientas de supervivencia. Se asocian y se dispersan en diversas ocasiones por determinados temas relevantes que van cambiando, atraídos por objetos, variables y en movimiento. Este concepto de enjambre ha sido extrapolado por algunos autores, a la audiencia social que forma Twitter. Los distintos usuarios se comportan como un enjambre social y no como la definición de grupo, uniéndose para acontecimientos muy variados, sin una identidad importante y actúan en el escenario de ese concepto "líquido" que define Bauman. (Fuente: WikiPedia)





No hay comentarios:

Publicar un comentario