lunes, 22 de agosto de 2022

 Política cultural en Sayula, entre el mecenazgo y los hijos de Savonarola.

Por Rodrigo Sánchez SOSA

Savonarola fue un monje dominico de finales del siglo XV. Este religioso nace en Ferrara Italia 1452 y ejerce como tal en el auge del renacimiento en Florencia Italia en el último tercio del 1400. El renacimiento no se puede entender sin los antagonistas de este monje, la familia Medici, al frente de la cual estaba entonces Lorenzo de Medeci, su contemporáneo; esta familia no era un clan de artistas de ese periodo sino unos banqueros florentinos que con su dinero y orígenes humildes escalan al poder de su tiempo, inaugurando la figura del mecenazgo, es decir, promoción y financiamiento de proyectos artísticos y culturales, lo que incluía el ser protectores y empleadores de artistas de ese tiempo: pintores, escultores, filósofos, poetas y hasta científicos que darían origen a este periodo histórico de occidente, entre otros:  Filippo Brunelleschi, Leonardo da Vici, Miguel Ángel Buonorroti, Maquiavelo, Sandro Botticelli y el propio Galileo Galilei. 


Contra toda lógica de negocios de aquel entonces, los Medici  fueron visionarios e invirtieron su dinero en algo inédito que les redituó prestigio y poder, la cultura y el arte. Convirtieron a su ciudad, Florencia hoy Italia, en la vanguardia del humanismo occidental, el mundo desde entonces no volvería a ser el mismo con las obras de sus protegidos como una nueva forma de percibir al hombre y al mundo en la Europa post medieval. Florencia se trasformó, se volvió una ciudad cosmopolita con gran comercio y flujo de riquezas, los Medicis se volvieron una familia poderosa tanto que gobernaron su ciudad y la región (la Toscana), obtuvieron títulos de nobleza y dos de sus miembros  fueron nombrados papas. Tanto así redituó la inversión en el arte y la cultura para esta familia en particular y la ciudad de Florencia en general.

Cosimo di Govanni de Medici (1389) el fundador de la dinastía tuvo la brillante idea del mecenazgo, contrató (1430) a un arquitecto e ingeniero, Brunelleschi, considerado por todos como un loco. Cuando Cosimo vio y entendió el trabajo de este brillante artista al que pocos soportaban por su carácter y del cual todos se burlaban, junto con él proyectaron la terminación del domo de la catedral de Florencia que estaba inconcluso desde hacía años, pues la técnica de ese tiempo no logró superar las exigencias para terminar la cúpula más grande de su tipo en Europa. El trabajo de Brunelleschi fue innovador nunca antes visto, la cúpula se terminó y Florencia comenzó su auge. 

Sin los Medici no hubiera existido el renacimiento y quizás nunca hubiéramos conocido las obras de Da Vinci o Miguel Ángel o las investigaciones de Galileo (si usted no las conoce ahórrese el seguir leyendo). El mecenazgo requiere del interés en el arte y la cultura, el buen gusto, el conocimiento de la historia y algunas otras disciplinas como la filosofía, que fue lo que hizo de los Medici lo que históricamente son, no solo una camarilla de ricos ambiciosos  que se justificaban en sus limosnas, sino en creadores de su tiempo, una influencia definitiva para la historia de occidente, no meros mercaderes o banqueros hedonistas y egocéntricos preocupados por encajar en la elite noble y el poder del Medioevo que llegaba su fin. Ellos determinaron una época completa. No eran solo ricos vulgares e ignorantes. 

Florencia se enfrentó como hoy Sayula, a un cambio de época, de paradigma: el poder centrado en la iglesia y la nobleza medieval se tambaleaba después de más de mil años (476-1492). Era necesaria una nueva visión cultural para los nuevos tiempos y los Medici fueron gente que lo entendió, no fue fácil, muertes traiciones, corrupción, destierro, cárcel fue el precio para ellos, pero, sobrevivieron contra todo pronóstico, por una sencilla razón, la inercia del cambio los favorecía. Estuvieron de los dos lados de espectro, pero su contribución a la trasformación ideológica y social de su tiempo fue innegable, incluso en el sigma del catolicismo, aunque de forma involuntaria, cuando la ciudad del Vaticano fue tomada y saqueada por el luteranismo en tiempos del papa Clemente XII, un Medici. 

En esta convulsa época en tiempos de Lorenzo de Medici, el Magnifico, surge una crítica fanática a la apuesta por la cultura y el arte de los Medici, que obviamente entonces cuestionaban los valores del cristianismo de ese tiempo, inesperadamente y de la nada, emerge un monje dominico oscuro y fanático que comienza una cruzada contra los Medici y sus artistas, Girolamo Savoranola, de la nada Florencia se divide entre los que simpatizaban con la nueva visión renacentista y los que seguían los sermones incendiarios del monje dominico, en ese mismo tiempo muere Lorenzo de Medici y triunfa el discurso fanático y conservador de Savoranola; luego de esto por miedo, los mismo artistas y protegidos de los Medici - como Botticelli -  queman sus obras, los ricos sus joyas y lujos como penitencia en una hoguera púbica que la historia conoce como la hoguera de las vanidades en Florencia a finales del 1400; de nuevo a la edad media. Los Medici son desterrados y perseguidos aunque para entonces Julio y Jovanni de Medici eran uno cardenal  el otro sacerdote, los que luego serían los papas León X y Clemente VII. Los Medici volverán ya con el papado en sus manos a dominar Florencia, y el pueblo y los mismos artistas que les voltearon la espalda los vitorearon, luego el renacimiento seguiría su curso, porque el cambio es la única constante en la historia y el cosmos, ni los mismos Medici y todo su poder lo podían parar. 

En Sayula como apuntamos antes, el cambio de paradigma se enfrentó en 2018, luego de un auge de la cultura, un intento a contra corriente, como en Florencia pero con toda proporción guardada, se intentó crear y apostarle a un futuro mejor para el municipio, por el contexto y a regaña dientes de no pocos en el poder, a una Ruta Cultural, se concientizó a los actores de lo público del potencial de Sayula como referente cultural por sus, entonces, ya casi 500 años de existencia. De pronto todos se interesaron a su modo y desde su capacidad en la historia de Sayula y su patrimonio cultural, muchos se proclamaron artistas y reclamaron su lugar y derecho en lo que parecía una inercia de la trasformación política del país tras el fenómeno AMLO y el desencanto por la violencia, la impunidad y el crimen de 36 años de neoliberalismo en México, que comenzó en Sayula con aquella marcha contra el gasolinazo y la toma de casetas de la autopista, que culminó con la protesta y plantón contra el ayuntamiento por los sueldos de funcionarios del mismo, los cañones anti granizo y los medicamentos escasos del hospital local. La inercia del contexto trajo a los traidores y a los hijos de Savoranola al poder, y comenzó la quema del patrimonio de Sayula en una hoguera pública como la hoguera de las vanidades en Florencia, donde ardieron el Celso Vizcaíno y el Páramo, el quiosco de la plaza central, el color de los portales, algunas casonas patrimoniales mal intervenidas, la plaza de comercio de la colonia, el foro de la biblioteca municipal, el nombre de Sayula y casi arde igual el escudo de armas del municipio. Los Savoranolas habían llegado con su alfil de avance.

Fue entonces que el mecenazgo de Sayula no estuvo a la altura y tres años se volvieron seis. 

El alfil dio jaque a su propio rey y en el siguiente periodo se volvió reina del tablero.

Los hijos de Savoranola, intentan volver de la traición y hoy pretenden dar jaque a la reina de corazones desde el lado contrario que enfrentaron al inicio, o bueno lo que ellos interpretan que es eso, y su supuesto celo por el patrimonio, el arte y la cultura en Sayula; para ello piden auxilio al mecenazgo sayulense, siempre limitado,  y esto se vuelve caótico. El mecenazgo local no va más allá del patrocinio a causas que le reditúen directamente a su interés comercial o financiero, tiene prioridades y financiar un bien común lo leen como perdida de capital y tiempo; pero aún así, en su limitado gusto y entendimiento apoyan lo baratito y poco exigente, y claro condescendiente con ellos en la idea local de clase, con los resultados pobres para el fin común: la cultura en Sayula, que como en el caso de Florencia de los Medici, vemos lo que implica.  

Los tiempos rebasan a estos actores y a su poder, que sobra decir que no se comparan para nada con el de los Medici; así pues, no podrán parar los tiempos de cambio de paradigma global hoy, donde Sayula está destinada a renacer desde su antigua grandeza con ellos, sin ellos o a pesar de ellos.

PD: Sus protegidos y asesores no dan el ancho, dan pena.   

 



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